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Una pequeña parte que casi siempre olvida recordar, era esa en la que Kim NamJoon apareció en su vida.
Una de la cual no se siente merecedor de narrar... (Pero para eso estoy yo, babies.)
Ese día, como cada inicio del mes, JaeHwan había aparecido frente a la puerta de su oficina, acorralandolo contra ese maldito estante que meses atrás había planeado quitar. Y que de todas formas nunca quita.
"Estoy ocupado, por favor. Déjame."
"Vamos, idiota. No tuviste tiempo todo el fin de semana, no llores ahora."
Tenía miedo. Ya no quería sus toques, sus caricias, sus besos. Esos besos que meses atrás lo llenaban de un "no sé qué" ahora solo ardían en su piel, en sus labios, en su cuello, en su corazón.
Pronto la camisa bien planchada que tenía encima voló por los aires, y su pantalón cayó al suelo. Quedó indefenso ante las caricias que el mayor le propinaba, recorriendo su piel con deseo. Un deseo que no pudo controlar, pues contrario a sus pensamientos, el disfrutaba ser atendido. Disfrutaba de el placer que le propinaba, quería más, siempre quería más.
"Solo hazlo y vete."
Murmuró dejándose hacer, sucumbiendo ante su propio deseo mundano, aquel que había adquirido luego de tantos años de oscuridad. Porque ese era el único amor que conocía.
Bajo las manos de aquel hombre al que alguna vez amo y temió, sintió su cuerpo temblar, sus labios curvados hacia arriba con culpa, recibiendo las caricias del mayor se fue inclinando hacia él, apoyándose en el escritorio.
-No puedes negarte por mucho tiempo....
Escucho el jadeo del contrario, apresurandose a prepararlo para cometer aquel acto carnal que tanto anhelaba cometer cada vez que lo veía.
-Sola hazlo, y vete.- gruñó de nuevo, sintiendo una corriente eléctrica pasar por su espalda.
El calor del momento, la saliva corriendo por su piel, el molesto sonido de la madera contra el suelo y el halo frío del sudor por su espalda terminaron por dejarlo agitado sobre aquella superficie plana, sintiendo sus ojos arder en reprobación se incorporó sobre sí mismo y tomó su ropa, con la poco dignidad que le quedaba, miró a JaeHwan.
-No te vayas a robar nada.- murmuró abriendo la puerta para salir, justo cuando sintió una corriente de aire pasar, como si alguien hubiera corrido en el pasillo, huyendo tal vez.
Le resto importancia a aquel asunto, limpiarse de aquel acto impuro que acababa de cometer era más importante que cual huida de clases. Con paso apresurado, e intentado no ser visto, fue hasta el baño. Entró justo cuando alguien pretendía salir del lugar, chocando sus cuerpos en la entrada.
-Oh, disculpa.- retrocedió un poco, entrando a la pequeña habitación blanca.
Ahí lo vió, un jovencito de piel tostada, con ojos pequeños y un estilo bastante peculiar. Difícil de encontrar en la universidad, con manos temblorosas, y sin apartar la vista de su ceja cortada le ofreció la mano.
Le pareció tan tierno la forma en la que tartamudeba queriendo presentarse. Sin duda, su primer día de clases en la prestigiosa universidad de Seúl.
Después de ese día los choques entre ambos chicos no se hicieron esperar, uno tras otro los encuentros de volvían más frecuentes, más cercanos. Más íntimos y agradables... Para ambos.
Pronto los almuerzos en la cafetería se acompañaban con comentarios sugerentes al aire y despedidas no tan corteses, que a pesar de todo, terminaban entreteniendolo.
Una sonrisa de lado, un guiño de ojo, una mano por su espalda... Tantas formas que empleaba el menor para atraer a su querido SeokJin a su lado, y este siempre sin ceder. De hecho, le parecía tan rara la obsesión que tenía para con él, que cada día se preguntaba que había hecho para atraerlo así.
El no se consideraba alguien feo ni nada así, pero debía admitir que tampoco era un espécimen único de hombre.
Se sentía tan normal y corriente, alto, de piel suave y ojos avellana, cuerpo proporcionado y risa particular, tal vez podría decir que su personalidad era chispeante, pero dudaba que esa fuera la razón de tal obsesión por él.
Aunque después de probarlo... Después de horas y horas a su lado, días y días en las que solo se insultaban, poco a poco fue entrando en su pequeño corazón, poco a poco, y sin darse cuenta, lo dejo tomar un pequeño espacio ahí dentro.
Ahora no podía dejarlo ir.
Lo necesitaba. Necesitaba su presencia, sus bromas, sus sugerentes invitaciones, necesitaba sentirse amado, correspondido.
Ya no quería estar solo, ya no quería sentirse presionado, ya no quería un JaeHwan en su vida, el quería un NamJoon.
Su corazón latía fuerte contra sus oídos, su respiración parecía algo acelerada, y sus manos estaban tensas bajo las cajas que cargaba.
-¿¡Eres idiota o qué!?- gruño NamJoon bajando con cuidado las cajas que aún mantenía en sus brazos, pues otros habían parado al suelo, rompiendo y derramando preciado alcohol.
-Y-yo... Perdón, solo... Corrí, y no te ví.- empezó a hablar el castaño, mirando el desastre que causó su cuerpo chocando con el del moreno, quien venía doblando la esquina con cuatro cajas de cervezas entre los brazos, y al no percatarse de la presencia de Jin, terminaron colisionando, y desperdiciando...
-Mi preciada cerveza...
-Perdón...
-¿Tienes dinero?-
***
AHHHHH!!! ME CANSÉ DE VER CURSIVAS, NO LAS QUIEROOOO!!!
OKNO.
ME CALMO.AH, NO TENGO EX... perdón, sigo gritando.
Amiwitos... No tengo excusa, simplemente no se me presentaban oportunidades para escribir, además de que me quedé sin inspiración a media historia, tenía exámenes, mi abuela estaba enferma... ,Etc,etc.
Qpdo.
Volví y espero actualizar más rápido como antes, gracias a todos los que han comentado y seguido la historia, creció mucho esta porquería mientras no estuve. Gracias por eso también.Los quiero, nos leemos pronto.
(Se acabaron las cursivas, espero que hayan podido captar el objetivo de esos caps. Si no pudieron cuéntenme sus dudas y trataré de explicarlas, soy humano, me equivoco. ^^)
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Penetrame, ¡ahora! [NamJin]
Fiksi Penggemar-¡¿Cómo te atreves a dejarme así?! -yo, uhmm.. ¿perdón? -¡Que perdón ni que nada!¡Penetrame! -¿qué? -Namjoon, Penetrame ¡ahora! ___ Donde Jin, cuyo pasado y experiencias lo llevaron a no confiar demasiado en las personas, pero aún así siendo amargad...