Beso

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Lauren

Estaba tomando un poco de agua cuando escuche la puerta del baño abrirse, desde luego no me lo esperaba. Me causo tal impacto la imagen de Camila con solo una sudadera y sus piernas desnudas que el agua que tomaba intento irse por otra vía. La tos vino de inmediato y por segundos vi el mundo en negro.
Sus manos estuvieron en mi espalda rápidamente. Yo solo trataba de recomponerme.
Todo, de absolutamente todo. Su presencia en mi departamento, la forma tan fácil en que resolvimos todo, sin detalles, solo le conté lo que había pasado y de la nada la tenía corriendo tras de mi y ella conmigo, terminando llenas de nutella. Había sido muy divertido compensando el mal rato de toda la semana.
Tome aire con tranquilidad esta vez y ella comenzó a reírse.

-¿Que fue eso? Preguntó graciosa y se sentó frente a mi sobre la cama.

-Yo. Aclare mi garganta e intenté secar el agua que había caído en mi ropa.
-Solo tomaba agua, se fue hacía otra parte. Rió de nuevo.
Ahí estaba, tremendamente sexy y haciéndome sentir muy nerviosa. Dios. Era una mala idea, malísima tenerla aquí, apenas la veía y alguien más quería saludarla me sentía incómoda y podría pasar horas cubriéndome con una almohada ¿Pero cuanto resistiría? Tal vez podría ir a dormir a la sala y evitarme ese problema.
Por dios. Tenía el olor a mi shampoo, a lociones que yo misma usaba y por dios, con su cara sin gota de maquillaje, Camila era un maldito sueño húmedo, ahí frente a mi, sonriéndome.

-Debes tener cuidado, venga ayúdame un poco.
Colocó frente a mis ojos un cepillo y se sentó dándome la espalda. - Ayúdame con mi cabello.
No podía decirle que no, así que con manos temblorosas comencé a cepillar su cabello, a tocarla, a mirar su cuello de vez en cuando y rozar con mis piernas la piel de las suyas. Necesitaba alejarme, una excusa, tal vez sobre ir al baño, definitivamente lo necesitaba.
Estaba platicando sobre algo, no podía poner atención.
-Mi madre viajara a Colombia la siguiente semana y eso solo puede significar una cosa: no estará siguiendo mis movimientos a toda hora, tal vez pase más tiempo en mi casa, podríamos estudiar juntas ahí. Terminó y yo seguía mirando el lunar que tenía al final de su cuello, era muy lindo y por dios, quería dejar un beso corto ahí. Respire profundo olvidándome de contestar a lo que dijo. La mitad de su cabello estaba completamente listo. Pero se dió la vuelta.
-¿Estas aquí?
Me quedé con una mano al aire.

-O si, lo siento, es que...
Mis mejillas ardían y otra parte de mi cuerpo necesitaba estar libre, menos apretado.

Camila

No podía resistirlo, Lauren estaba poniéndome con solo tocar mi cabello, tenía su presencia justo detrás de mi y sus manos se movían lentamente haciéndome sentir intimidada. Esto que estaba haciendo era lo más inocente del mundo pero mi mente enferma no dejaba de pensar en lo que realmente podría suceder si no fuera Lauren tan tímida. Le gustaba, yo sabía que si. Se ponía tan nerviosa al verme y sus cortas explicaciones sobre que no salía con nadie, me daban un mensaje, además nadie podría resistirse a mi.
Tomé la iniciativa. Tomé mi cabello hacía un lado y agradecí por ayudarme.
Con un movimiento lento me acerqué para dejar un beso en su mejilla.
Colocando mi mano en su pierna para apoyarme, me incline lentamente apreciando el momento justo en que cerro los ojos. Estaba estática, la escuché soltar un suspiro pesado cuando coloqué mis labios en la piel de su mejilla, antes de separarme la miré, con sus ojos cerrados y sus labios entre abiertos.
No pensé en nada más. Tenía que hacerlo, si ella me retiraba al menos habría probado sus labios tan tiernos.
Roce mi nariz con la suya esperando alguna reacción negativa pero no pasó, Lauren no hizo nada.

Lauren

Mi corazón latía tan rápido, no podía moverme, solo disfrutar de lo que Camila me estaba haciendo, una clase de hechizo.
Me quedé sin respiración cuando sentí la suya sobre mi labios y un calor enorme me invadió.
Me besó. Sus labios rozaron los míos con tanto cuidado que no quise moverme.
Me estaba besando. Con un suspiro suave ella movió sus labios sobre los míos escasos segundos. Se separó, pero aún así se quedó tan cerca mío que me obligué a abrir los ojos y toparme con los suyos.
Una clase de ambiente intimo nos envolvía, no podía dejar de mirarla, ni hablar nada. Quería tomar su mejilla e inclinarme, terminar de arruinar lo que fuera que teníamos ¿Después esto seguiríamos siendo amigas?

-Camila. Dije con dificultad.

-Shhhh. Hizo ese ruido antes de invadir de nuevo mis labios. Esta vez fue menos delicada y para mi sorpresa fui yo misma quien la siguió, quería sentirla, saborear esos labios de fresa, tan sutiles y tiernos. Por dios. Nos movíamos en sincronía, no quería que terminara, mordisqueo mi labio inferior y mi cuerpo entero sentía mis latidos, todos mis pulsos.
Sus manos dejaron la cama y se posaron en mis brazos.
Me gustaba, Camila besaba increíble, era un sueño.
El beso siguió por mucho rato, tomábamos aire juntas y suspirábamos al escuchar el movimiento de nuestros labios unidos. Era el beso más increíble que pude obtener.
Justo al sentir su mano tratando de quitarme la almohada de mi regazo, me di cuenta de lo excitada que estaba. Salí de la cama de golpe y caminé al baño a prisa. Dejándola tal vez sorprendida ¿Que estaba pasando?
Dentro trataba de calmar mi respiración recargada sobre la puerta, los latidos en mi pecho y la maldita necesidad de tocarme para acabar con todas esas emociones.
Camila. Había besado a Camila y sería una mentirosa si dijera que no quería sentir sus labios de nuevo.
No sabía que iba a pasar, no podía salir para enfrentar la situación y no quería que Camila se fuera.

CamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora