LaurenToqué el timbre desesperada y una atenta Miriam me saludó. Le causó sorpresa verme tan tarde ahí afuera.
-¿Lauren? Pasa ¿Cómo estás?Deje un beso en su mejilla y sin pedir permiso y una seña con su cabeza entendí que podía ir a buscar a Brenn, dentro.
Toque su puerta y abrió. Llevaba un pantalón de chandal e iba sin camisa. En forma de broma tapó sus pezones para molestarme.-Necesito una respuesta.
Dije y entré para cerrar la puerta. Miriam no sabia nada de mi saliendo con una chica. Mucho menos quería que supiera quien era. Esperaba que mi amigo no fuera tan comunicativo.-¿Sobre que?
-Camila, y antes de que digas algo más, lo sé, se que sabes algo y no quieres decirme ¿Que paso? Habla rápido por que de inicio no debería estar aquí, acabo de escapar del departamento y planeó ir a visitarla, no puedo vivir sin hablar con ella hoy.
Se dejó caer en la cama y me llamó para que me sentara.-No es un chisme, pero es que me tienen cansado, ya se...lo notaste, trata de evitar un encuentro contigo.
-¿Porqué? Fui directa y el rió. Aunque no estaba para eso finalmente noté que debía verme muy desesperada. Había algo. Una ansiedad de saber que hice algo mal, quería por necesidad solo darle un beso, se estaba convirtiendo en una necesidad muy grande.
Apenas había llegado del laboratorio y me acosté para dormir pero los pensamientos de Camila besándome no me dejaban tranquila.-Camila esta un poco enfadada. Soltó en voz débil.
Lo miré esperando a que hablara más. -Esta bien...
Rodó los ojos. -Ayer por la noche estuvimos en el restaurante mientras ustedes cenaban.-No los vi. Dije asustada.
-Afuera, estuvimos afuera en el auto y bueno...ella vio el beso de Ann y tuyo.
Solte todo el aire contenido en mi pecho y mis latidos aumentaron ¿Era de verdad?
Claro que perdí la calma, no quería que pensara cosas sobre mi, todo fue inesperado, yo no quería besarla, mucho menos que me viera.-Yo no quería besarla, te lo juro.
Comencé a dar vueltas en la habitación tratando de dar una buena explicación de lo qué pasó, quería en ese momento ir con ella y decírselo personalmente. Merecía eso, que era un mal entendido que me perdonara y supiera que solo quería besarla a ella, no a Ann.-¿Ni siquiera te importa que te espiáramos?
-No, bueno...eso es raro pero...ella me dijo que algo pasaría, desconfío de mi y mira lo qué pasó, debe estar muy molesta o quizá...Brenn, acabó de arruinarlo, no quiero dejar esto así...de verdad la quie...
Deje de caminar y lo miré. -Me gusta, no quiero que piense tan mal.
Trate de componer la última oración.-¿Y?
-Quiero arreglarlo.
Mi amigo no tardo en ponerse algo de ropa y zapatos y tomó mi mano para guiarnos por el pasillo a la salida. Gritó algo a su madre y me hizo conducir a la única tienda abierta.-Compra algo para ella y te espero aquí.
-¿Cómo que?
Brennan suspiró profundo y salió detrás mío, no sabía que podría conseguir para ella. Pero me asustaba el plan que él tenía en mente.
Lo único que pude conseguir a esa hora fue un oso panda de peluche y una caja muy pequeña de chocolates. Peor era no llevar nada.
Aunque consideraba que no había cosa más importante que lo que le diría.
Frustrada traté de sobrevivir a los constantes altos y semáforos. El tiempo y viaje se hacían eternos.Camila
Me estremecí un poco, algo había perturbado mi sueño. Abrí los ojos con un quejido y traté de buscar otra posición en mi cama. Pero fue otro ruido lejano lo que me hizo sentarme y mirar alrededor. Adentro no era nada ¿Tal vez mi abuelita necesitaba algo?
Salí de la cama y abrí la puerta de mi dormitorio para mirar hacía el pasillo, todo continuaba en orden y apagado.
Fue el siguiente golpe lo que me hizo saltar. Era por el balcón, en la ventana. El cristal volvió a sonar, ansiosa cerré la puerta y siendo muy silenciosa caminé al cristal para mirar. Me sorprendió un poco saber que alguien estaba lanzando lo pequeños frutos del árbol que estaban afuera, estaban en el piso del balcón, algunos diez, no entendía como mi abuelita no habría despertado ya, por el ruido.
Abrí un poco, eran dos voces por debajo.
Para entonces me di cuenta de que llevaba solo con una playera ligera y el fresco me hizo estremecer. Dude un poco para fijarme quien rayos estaba molestándome a esa hora.-Es mala idea, deja de hacerlo. Susurró. Me recargué un poco en la puerta corrediza y cerré los ojos. Creí sentir un poco de alivio al saber que estaba ahí pero enfadada al mismo tiempo. Alguien se daría cuenta y si estuviera mi mamá ya los habría matado ¿Porqué a esta hora? Tenía que enfrentar a Lauren a las 2 am por no querer contestar a sus mensajes. Tal vez si era una cobarde.
-Esta bien, si no despierta con esto, te ayudare a subir por el árbol y tocas por la ventana, es fácil. Le contestó en voz alta.
-Shhhh, Brenn baja la voz un poco. Susurró. Lauren sonaba nerviosa y Brenn demasiado divertido. Acomode un poco mi cabello y me dirigí a la orilla del balcón.
Por supuesto Lauren se descompuso y tenía cara de que quería salir corriendo. Mi amigo levantó su mano a modo de saludo, con una sonrisa. El estaba a punto de lanzar algo más hacía arriba.-¿Que hacen? Quise gritar pero me salió entre dientes.
-Lauren te busca.
Se encogió de hombros y empujó a Lauren de manera divertida. Di algo le dijo por lo bajo. Me reí en mi mente. Ella se había encogido y tropezado un poco por el empujón.-No puedo hablar ahora, deben irse. Dije seria y me di la vuelta. Sonreí. No creía que Lauren fuera capaz de hacerlo. En realidad lo que quería era que subiera e intentara hablar conmigo de nuevo.
¿Era mucho pedir?
¿Porqué me causaba esa sonrisa con solo verla?
Llevaba una chaqueta negra y zapatos cómodos, el cabello desordenado, como si llevara mucho tiempo pensando y no pude dejar pasar lo que llevaba en las manos.
Era demasiado tierna.
Entré a mi cuarto y dejé la puerta corrediza abierta. Me quedé en un rincón justo donde tenía un sofá pequeño para descansar.
Esperaría.
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Camila
Fanfiction-Parece que la fiesta no es lo tuyo. Sus ojos cafés oscuros se encontraron con los míos y fue difícil volver a ser la misma. Nerviosa y con algunas palabras coherentes en mi mente, pude contestar. -¿Te conozco? Pregunté. Las olas del mar habían pa...