Uno

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Camila

Claro Lauren tenía que estar también. En resumen estábamos por partir en medio de la nada. Era el cumpleaños Brenn y como buena amiga debía estar ahí. Al genio de mi amigo se le ocurrió celebrarlo en una casa de la playa alejada del resto del mundo.
Estábamos cinco personas en el auto. Por el retrovisor observé a Lauren. Su incomodidad. Había dejado de tenerla tan cerca y estando junto a ella me parecía comenzar a sentir la misma atracción de siempre.
Mis latidos acelerados y mi cuerpo demasiado vulnerable.
Respiré profundo y desvié mi mirada cuando ella quiso conectar por el espejo.
Brennan acomodó su asiento y después de poner buena música. Partimos. Llevábamos todo. Cuatrimotos, tablas para surf, un montón de bebidas y cosas para diversión. Aunque mi madre y Miriam se negaban en un inicio ahí estábamos.
Todos hablamos durante el camino, menos ella. Permanecía pensativa y silenciosa.
Cuando bajamos del auto estacionados junto a la playa. Me dispuse a buscar mi equipaje en la parte trasera. Lauren seguía ahí. No dijimos nada y sin pedirle que me ayudara me estregó la maleta cerca de los pies.

-Gracias. Dije tensa. Ella no respondió nada.
Brennan topó mi hombro cuando caminaba a mi lado tratando de obtener algo de lo que hablamos, en realidad no era nada.
El clima estaba conmigo, tenían demasiada calor como para llevar los jeans y necesitaba un baño urgente antes de salir a la playa. Además debíamos preparar la comida. En total 10 personas, amigos de Brenn estaban dentro. Por falta de camas, algunos trajeron su bolsa de descanso. Se instalaron rápidamente y los miré correr por la arena directo al mar. Yo me quedé en la cocina ordenando algunas cosas. Brennan entró con otras botellas de bebida y sonrió.

-¿Estas bien?
Asentí.
-No te preocupes, si hay alguien dispuesto a mantener distancia, esa es Lauren.
Me quejé bajo.
Cuando terminé, caminé directo a la habitación que compartía con una de las chicas. Me detuve al ver a Lauren simplemente recostada en la sala y viendo girar el ventilador del techo.

Cuando se sentó nuestras miradas toparon. Ella lo apartó y la tuve pasando a mi lado sin emitir alguna palabra. No estaba enfadada, sólo parecía vencida. Tratando de soportar ese tiempo fuera de su zona y peor aún donde estaba yo.
No sabía dónde se quedaría pero la escuché subir las escaleras supuse estaría en la misma de Brenn.
Me di una ducha larga y me encontré con el resto que organizaban un juego de voleibol.
Obtuve algo de bebida y descanse con la toalla en la arena. Disfrutando de las horas del sol sin tener alguna quemadura. Por unos minutos olvidé todo.

-¿Tomarás la olas?
Escuche que alguien elevaba su voz para hablar.
Abrí los ojos y me senté para observar.
Lauren se adentraba al mar con una tabla de surf y un traje de baño para lo mismo.
No tenía idea de que sabía o lo iba a intentar de la nada. Mi pecho se sintió preocupado.
Sacudí la poca arena que tenía en las piernas y me acerqué a Brennan.

-¿Lo hace?
El se encogió de hombros. Sin darme nada de tranquilidad.
La vimos intentar tomar una ola baja pero tuvo una caída. Me alivié al verla salir.

-Quisiera intentarlo. Dijo Brenn pero no iba a dejarlo. Mientras tomaba alcohol.
Se cruzó de brazos y seguimos viendo.
Esta vez Lauren había tomado una con tranquilidad logrando permanecer en la tabla por más tiempo. De verdad lo hacía increíble. Sonreí.
El resto de los chicos que seguían jugando se detenían para ver en ratos.
La cuarta ola no se miró bien. Justo cuando iba a saltarla, dio un giro extraño y juré escucharla gritar y luego caer al agua.
No salió de inmediato.

-No sale.

-Lo hará. Todo pasó muy rápido y de la nada tuve que ver a Brenn adentrarse al agua por que ella no salía. Mi corazón latía espantado. No miraba nada y otro amigo entró al mar para buscarlos.
Fueron los minutos más largos de mi vida.
Finalmente Brenn arrastró a Lauren fuera del agua. Todos corrimos hacía alla. El tercer amigo caminaba con la tabla en las manos.
Estaban tosiendo los dos.

-Diablos Lau.
Tomé las mejillas de Lauren. Me espanté cuando miré que brotaba sangre sobre su ceja.

-¿Que intentabas hacer?

-Solo tomar la ola, estuve bien, has exagerado lo del rescate jamás perdí la consciencia.
Solté sus mejillas de golpe y me enfoqué en asegurarme sobre Brennan.

-Eres idiota, te estabas ahogando.
Lauren sé puso de pie enfadada y caminó a la casa como si nada hubiera pasado.
Brenn me miró preocupado y no estuve menos. Caminamos los dos siguiendo a Lauren mientras el resto se reincorporaban a sus actividades de diversión.
Ella azoto la puerta del baño.

-Esta bien Brenn.

-No, esta loca, ella no iba a salir por si sola y se pone a gritarme.
Observé el camino de agua y arena que dejamos al entrar. Gruñí igual de enfadada.
Solo debíamos esperar a que se le pasara.
Mi amigo se negó a quedarse más rato y espere sola.

-¿Lauren? Toqué la puerta sin esperar una respuesta positiva de su parte.

-Saldré en unos segundos.
Estuvo afuera, llevaba una pequeña toalla sostenida sobre su ceja.

-¿Puedo ver la herida?
Se encogió de hombros y me siguió hasta la sala donde se sentó en el sofá y yo en la mesa de centro. Se quejó un poco cuando despegue la pequeña toalla. Era un poco profunda y no paraba el sangrado leve. Necesitaba un kit de primeros auxilios, tuvo la que esperar mientras lo buscaba. Se recargó en el sofá y suspiró.
De regreso ella se sentó de inmediato, note la leve inflamación sobre su párpado.
Entre quejas deje limpia la herida y apliqué una bandita para unirla.

-Estarás bien, solo debes aplicar hielo para la inflamación.
Asintió silenciosa.

-Muchas gracias.
Sin poder contenerme. Dejé un beso corto en su mejilla y salí a prisa de la sala.

CamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora