En su mejilla

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Lauren

-Haré que se aleje de ti, si o si, debes estar como una persona normal, no estar besándote con una mujer a mitad de la universidad, he recibido una llamada.

-Pues quién haya sido es un...

-No me hables así Lauren. Sentenció haciéndome callar y dejarme caer en el sofá donde mi madre comenzó un suave masaje en mi cabello.

-No tiene nada de malo. Intentaba justificarme. -Es mi naturaleza, he discutido tanto contigo sobre esto, es cansado.

-Eres una mujer, eres mi hija y por lo tanto solo debes obedecer a lo que yo te pida, gracias a mi estás aquí, por favor ¿Es mucho pedir que respetes a tus padres? ¿A tu familia? Si no obedeces te irás con nosotros.

-¡Basta! No me iré, estoy en clases, en medio de un proyecto, es lo que quiero hacer y...
Sujetó mi brazo con fuerza.

-No me quedare de brazos cruzados, he investigado sobre esa mujer Camila Cabello, sabes que puedo hacerle daño si me lo propongo.
Me solté de su agarre con fuerza y vi todo oscuro. Podría meterse conmigo, gritarme o tratar de imponerme lo fuera, pero jamás le permitiría meterse con ella.
Respire profundo. Mi padre era un hombre duro, no se media cuando intentaba hacer algo a lo que se negaban. Asentí.

-Esta bien, me alejaré de ella.
Entrecerró los ojos y con un enfado sobresaliente. Golpeó mi mejilla con fuerza. Haciéndome retroceder unos pasos. Mi madre sostuvo mi espalda y sollozó.

-No se te ocurra mentirme Lauren. Sostuve mi cara con lágrimas guardadas. No iba a llorar frente a el. Podría contenerme. Realmente podría hacerlo. -Permití muchas cosas, escucha bien, o te alejas de ella por fin o te olvidas por completo de que perteneces a esta familia, pierdes todos los derechos, vivirás por tu cuenta y no podrás regresar a casa ¿Entendido?

-¿Lauren? Mi madre preguntó con voz débil tras de mi. Solo debía decir que si, ganar un poco de tiempo y seguir mintiendo hasta tener una buena solución. No iba a alejarme de Camz nunca. Solo debía convencerlo de que no se metiera con ella.

-Lo entiendo. Susurré bajo.

-Eres inteligente, supongo. Pronunció entre dientes antes de salir del departamento y dejarme con mi madre a solas. Ella tampoco podría hacer nada. Era su decisión aguantar este tipo de cosas y por más que me detuviera a pensar, no entendía como podía seguir con el, era una pesadilla. Suponía que a ella también le importaba mucho su imagen, frente a su familia y el resto del mundo. Odiaba tener que pertenecer a ese mundo. De personas con poder, con dinero y preocupados sólo por eso. Era uno de los motivos por los cuales había venido acá, me negaba a ser una persona como ellos.

-Debes hacer caso hija, tu padre esta un poco cansado ¿Esta bien?
Salí de sus brazos enfadada.

-¿Puedo pedirte un favor?
Asintió.

-Sólo intenta mantenerlo ocupado mientras pienso que hacer.

-Lauren, por favor. Compuso su postura y me miro severamente. -Saca ideas tontas de tu cabeza.

-Es que no me importa y quiero confiar en ti, no puedo dejarla, estoy enamorada de Camila y ya, pensaré que hacer, solo necesito tiempo.
Mi madre lo entendió. La poca comunicación que manteníamos o que mi padre nos permitía, me conocía, sabía que hablaba demasiado en serio. Besó mi mejilla. Asintió. Mi madre comprendía algo que yo aún no.
Después de eso. El departamento quedó en silencio y solo podía escuchar el sonido de mis latidos acelerados. Estaba enfadada y estaba realmente pensando que hacer.

Camila

Lauren estuvo rara ayer. Después de esa noche en su casa, la comida con Miriam y una cena cancelada. No la había visto. Intentó justificarse con actividades extra escolares pero la conocía tan bien. Era relacionado con sus padres. Ellos la presionaban y yo necesitaba ayudarla.
Por fin terminé el examen y salí de la sala exhausta. Esperaba calificar lo suficiente con lo poco que tuve de concentración.
Espere a que Brennan terminara y caminamos juntos al estacionamiento. Mañana tendríamos otro examen y más valía ponerse en ello toda la tarde.

-¿Hablaste con Lauren?
Brennan negó. Era la tercera vez en el día en que le preguntaba y la respuesta era la misma.
Para mi sorpresa Lauren esperaba recargada en el auto de mamá. Con cara terrible probablemente por estudiar toda la noche y también por el asunto con sus padres.
Se acercó a ambos y besó nuestra mejilla.

-¿Estás bien?
Pregunté.

-Debemos hablar dentro del auto.
Brennan asintió a las dos y el condujo mientras hablábamos en el asiento de atrás. Íbamos a nuestra casa.
-Digamos que mi padre no tuvo la mejor reacción y...sólo intento cuidarte ¿Esta bien? Sólo por unos días no pueden vernos juntas en lo que pienso que hacer.
Quise rodar los ojos pero con su cara de pena supe que había algo más. Miré su tierna cara y percibí el pequeño muy pequeño hinchazón.

-¿Que te suc...
Sus labios desesperados estuvieron en los míos y me hizo sonreír en medio del beso.
Me separé.
-Ya se lo que intentas hacer.

-Bien, la discusión estuvo intensa. Se encogió de hombros y se apartó de mi. Yo sostuve su mejilla rápidamente e intenté dar un suave masaje. Se había atrevido a tocarla así, mi enfado estaba aumentando.

-¿Te ha golpeado? Brennan hizo un gesto de enfado en el volante también.

-Nada de que preocuparse.
Negué enfadada y aunque quisiera no podía mantenerme así. Suspiramos las dos y nos miramos fijamente por mucho rato. Yo aún intentando aliviar el dolor sobre su piel.
Era increíble. Estábamos juntas por fin y cosas como estas debían pasar para detener todo. Primero mi madre y luego los suyos. La discusión con ella tampoco había sido fácil. Aunque la situación con Lauren era muy diferente, mi madre al menos actuaba así por miedo.

Para mi sorpresa yo no lo sentía. Estaba muy segura de tener a Lauren de novia y querer hacer todo con ella.

CamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora