Paseo y besos

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Lauren

Ella se retiró para checar la reservación. Estábamos en una estancia pequeña, lujosa pero singular. Me gustaba. No podía negarlo. Pero...
Respiré profundo y luego me topé con los ojos oscuros de Brennan. Estaba preocupado también.

-Si Camila se entera que llamaste a su madre se enfadara contigo.

-Tendré cuidado.
Asintió incómodo. Ninguno de los dos iba a contarme que pasaba y por dios me desquiciaba por que ella también debería tener la confianza de decirme.
Una señora más o menos de edad de mamá. Caminaba acompañada por mi novia y venía hacía nosotros.

-Hola ¿Cómo están? Bienvenidos.
Saludó sonriente y correspondí con igual amabilidad.

-Ella es Lauren mi novia y mi amigo Brennan.

-Un gusto, espero que se diviertan mucho.

-Solo Lauren se quedará conmigo. La señora sonrió de forma complice. -Voy a mandar subir su equipaje, ustedes por mientras disfruten de la estancia y te aviso cuando puedan subir ¿Esta bien cariño?

-Muchas gracias Bea. Besó su mejilla y luego entrelazó su mano con la mía.
-¿Te gusta?

-Es muy lindo. Dije sincera y mire entre los dos. Brennan también comenzaba a ponerse más incómodo.

-Debo irme chicas, diviértanse mucho ¿Esta bien? Traten de relajarse y por favor usen preservativo.
Rodé los ojos. No podría ser mi mejor amigo si no soltaba algo como eso. Camz apretó mi mano y me miró interrogante.

-Si los traje. Solté de mal humor y los dos comenzaron a reír. Negué un par de veces y terminé alejándome para mirar el lugar.
Después de unos minutos Camila me alcanzó. Supuse que Brenn se había ido y rogaba por que no usara mi auto para sus malos planes. Yo miraba algunas fotografías antiguas, probablemente de huéspedes importantes. El lugar se llamaba Moon y la verdad era que me parecía romántico. Afuera estaba rodeado de palmeras. Muchas plantas húmedas y un fresco agradable. Todo parecía muy rústico y adentro elegante pero un estilo particular.

-Lauren.

-¿Está lista la habitación? Pregunté dándole la espalda y entretenida mirando la forma de una figura de cerámica.

-¿Podrías ponerme atención unos minutos?
Me giré para toparme con sus ojos cafés. Dulces ojos cafés. Ya no podía estar tan molesta.
-Lo siento ¿Esta bien? Esto con mamá me pone tan nerviosa que hoy más que nunca quiero divertirme, pasarla contigo.

-¿Porqué no quieres contarme? Presioné directamente.

-Por que es algo que yo tampoco entiendo, te prometo que cuando termine el fin de semana, te diré ¿Si?

-Pero quita esa cara, pareces triste y eso me hace sentir igual.
Asintió y me regaló una sonrisa coqueta.

-¿Porqué trajiste preservativos al viaje?
Susurró cerca de mi oído.
-Alguien parece segura de lograrlo hoy.

-Nunca se sabe.
Dije dándole la vuelta y guiándonos a otra parte del lugar. Recorrimos varios pasillos hasta el restaurante, volvimos y vimos el jardín, una fuente de los deseos, y una piscina oculta entre la naturaleza. El lugar estaba increíble y parecía tan privado. Varias parejas paseaban alrededor.
-¿Es para recién casados o algo?
Pregunté divertida.

-No, solo es para pasar un fin de semana súper tranquilo, relajante, pero se puede venir con toda la familia sin problema, venía con mamá seguido. Dijo bajando el tono de su voz por mencionarlo.
Todo indicaba a que se relacionaba con esa visita extraña, algo me decía que tenía que ver con su padre.
Me tensé al pensar que tal vez ya estaba ahí ¿Sabría que me robaba a su hija un fin de semana completo?
Mordí mi labio nerviosa.
Para ese momento vinieron de recepción a avisarnos de la habitación. Entramos y estaba todo increíble. Con un balcón enorme y me sorprendió que no tan lejos había una playa. Estaba una cama enorme, una sala pequeña pero cómoda y un baño con jacuzzi con vista a la naturaleza.
Camz carraspeó detrás de mi.
Por dios.
¿En serio íbamos a estar aquí las dos solas?
Ciertamente había una parte de mi que se ponía más tensa que mis hombros.

-Esta increíble Camz. Dije con voz débil y su risita detrás.

-Venga quiero hacer un recorrido, hay un río cerca y podemos hacer muchas cosas ¿Nos cambiamos?
Asentí. Pusimos nuestro equipaje en la cama y la miré desvestirse delante de mi sin ninguna pena. Yo la miré demasiado por supuesto hasta que estuvo lista. Solo logré cambiarme la ropa arriba.
Llevaba unos pantalones cortos y un top bastante lindo blanco. Su cabello suelto y zapatos cómodos.
Me vestí rápido y ella sonrió. Salimos tomadas de la mano.

-¿Tienes hambre?
Asentí. Comimos demasiado. Tanto que me vi tentaba a solo quedarme sentada cerca del balcón y disfrutar la vista. Pero fui arrastrada a un montón de cosas.
Una tirolesa, paseo en kayak, nadamos en una parte del río y caminamos demasiado para finalmente terminar en una cascada. Camila estaba demasiado feliz disfrutando todo y la verdad era que cada beso y cada caricia leve aunque fuera, me hacía sentir tan afortunada por estar ahí. No quería que acabara el fin de semana.

El personal dedicado a guiarnos al lugar, nos conducía en motocicletas hasta la playa. Disfrutamos un rato nadar ahí, jugar a lanzarnos agua.
También nos besamos demasiado. No podía dejar de tocarla y Camila estaba bastante decidida a ponerme caliente. Su sonrisa, la forma en que se pagaba a mi y uno que otro beso que debía llegar a otra parte.

-Pensé que habría más personas durante el paseo. Admití mientras flotábamos a una distancia considerable de la playa. Camila estaba enredada por completo en mi. Y no se como lo lograba pero ahí me tenía. Había perdido algo de inseguridad al usar mi ropa corta para entrar al agua. Ella en un bikini más que increíble.

-Seleccionan grupos probablemente. Besó mi cuello entretenida y yo pude apretarla por la cintura. Peinar su cabello mojado con agua salada. El sol iluminaba sus ojos y yo estaba completamente enamorada.
-Deberíamos escapar así cada fin de semana.
Asentí embobada. Tomé su cuello detrás y me incliné para besarla.
Este beso se alargó más. Pude sentir su lengua unida a la mía. Jugando. Buscando empujarme al límite.
De pronto un silbato nos interrumpió. Era el guía indicando que era hora de volver. El sol iba a ponerse pronto y la verdad era que moría de hambre también. Nos secamos rápidamente y caminamos a las motos. Esta vez ella se sentó detrás mío y conduje con cuidado. El resto de las personas iban adelante.
No fue hasta que llegamos al hotel que pudimos mencionar palabra.

-¿Quieres cenar en el restaurante o en la habitación?
Preguntó Camz con una sonrisita de aquellas.
Aclare mi garganta. Ambas entendíamos lo que cada una tenía en la mente.

-Quiero cenar afuera y luego volver al dormitorio.
Asentimos.
Una hora después la miré salir del baño con un vestido corto y llenó de flores. Se miraba hermosa. Arregló su cabello en ondas y me indicó cuando estuvo lista. Yo opté por pantalones cortos y un top fresco, me había duchado antes que ella. Caminamos de la mano hacía el restaurante. Estaba lleno, había música romántica en vivo y una noche estrellada increíble. Las luces alrededor lo hacían sentir tan...

-Estas pensando mucho amor. Dijo tomando mis manos sobre la mesa. Y ahí estaba otra vez. Lo usaba y no se daba cuenta y me encantaba escuchárselo decir.

-Estoy pensando en ti.
Respondí sonriendo.
Camz suspiró bajo y me miró con mucho amor.

SE VIENE EL MOMENTO 😌

CamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora