Las alas de la libertad

¿Por qué te mentiría?

- Siento haber interrumpido en sus tierras. Sé que es descortés, pero quería hablar sobre algo que escuché. – se giró hacia a mí y sus ojos marrones me analizaron detenidamente.

- Lleva una capa de soldado. – Se apoyó en su mesa y después me visualizó de arriba abajo. Llevaba una coleta, nada de maquillaje, unas botas altas, un pantalón ajustado y una camisa blanca, pero, aunque llevábamos lo mismo, podía notar que mi cuerpo era diferente al suyo.

- Es de la persona que vio afuera.

- ¿Qué relación tienes con él? – preguntó tras mirarme ligeramente.

- Es mi amigo de la infancia, pero no vine aquí para hablar de mi relación con Taehyung.

- Os llamáis por vuestros nombres de pila. – expresó un tanto sorprendido.

- ¿Cómo iba a llamarlo? Como sea, tengo información de que su castillo será atacado esta noche. – en ese momento sus ojos se abrieron y se acercó a mí.

- ¿Y cómo alguien como tú tendría esa información? – caminó hacia a mí por lo que di un paso hacia atrás.

- Mi gente me dio esa información y consideré que debías de saberlo.

- ¿Por qué debería de creerte? – preguntó tras tomar mi rostro y levantarlo hacia él

- ¿Qué ganaría con mentirte?

- ¿Qué ganas con decirme la verdad? ¿Qué más te dará? – se separó de mí y caminó nuevamente hacia la mesa.

- Soy hija de uno de tus condes, así que claramente no gano nada con tu muerte, pero en realidad no quieren enfrentarte. Quieren algo que tienes en tu poder y aunque desconozco que es, tampoco me interesa saber que es. Si que necesitaré un favor en el futuro. Podría considerar mis palabras como una colaboración.

- Eres descarada, de eso no hay duda. Pocos se atreverían a venir hasta aquí. ¿Qué pasará si todo lo que dices es mentira? – preguntó.

- Confió en la persona que me lo dijo. Si es mentira, asumiré todas las consecuencias. – Nada puede ser peor que estar cansada con ese Conde. Pensé mientras que lo miraba detenidamente.

- Está bien, digamos que te creo. ¿Quieres dinero a cambio de esa información?

- Nada más lejos de eso. Aunque ahora no tengo tiempo para hablar de ello. Tengo que irme antes de que noten mi ausencia. Por cierto, sé que es raro que venga aquí. Así que si alguien te pregunta solo di que vine descaradamente para que detuvieras mi futura boda. Puede que haya un espía entre sus hombres mi señor. Me retiro. – me volví a inclinar ante él y después salí del castillo.