- Duque. – Dos hombres llegaron hasta nosotros rápidamente, por sus caras parecían un poco preocupados, tal vez pensaba que yo iba a hacerle daño. no lo sé. Lo único en lo que podía pensar en ese momento era cuándo fue la última vez que había sentido esa paz dentro de mí.
- Tranquilos, ella es mi invitada. siento no habérosla presentado antes, pero supongo que nunca es tarde. ella es Tn la hija del Conde del norte. – aquellos hombres me miraron de arriba abajo. tal vez me conocía o tal vez habían escuchado hablar de mí, no estaba segura.
- Tn, ellos son los otros dos condes. – en este momento alcé mis ojos hacia esos dos hombres.
- Porque de todos los condes iba a casarme con un viejo. – aquellas palabras salieron de mi boca como si fueran una bala. aquellos dos hombres eran realmente hermosos, diferentes, pero hermosos. Aunque en este momento su belleza quedó eclipsada por la risa de Hoseok. Mis ojos lo analizaron detenidamente. Su risa se oía un poco escandalosa, sus dientes se asomaron completamente y su cuerpo comenzó a moverse de manera improvisada.
- Puedo ver qué estás mucho mejor. – expresó mientras que intentaba detener aquella risa.
- No es eso, sólo estoy diciendo que por qué mi pretendiente era aquel hombre viejo y apestoso, cuando había dos condes más y para qué engañarnos son atractivos. – supongo que no estaban acostumbrados la sinceridad, ya que, tras abrir mis palabras, sus rostros comenzaron a tornarse de color rojizo.
- Cómo puedes decir eso tan fácilmente. – Hoseok duque me miró, aunque no sabía lo que quería decir con sus ojos, supe qué hubiera sido mejor no decir nada.
- Bueno, no creo que sea malo reconocer la belleza ajena. Me llamo Tn, un placer conoceros. – me incliné ligeramente hacia ellos como muestra de educación.
- Encantado de conocerte, mi nombre es Jimin y soy el Conde del sur. – agarró mi mano con gentileza y después la beso.
No pude evitar mirarle, sin duda mi padre me hubiera dicho qué tenía que casarme con él y no hubiera ido a buscar al duque o tal vez hubiera pedido que no interviniera. Sus ojos eran sencillos, humildes y lo que más me gustaba sinceros. Aquellos ojos marrones me decían todo aquello y mucho más que no quise descifrar. Tal vez porque tenía apenas unos segundos para divisarle bien. Cuando divisé su piel pude ver que tenía una pequeña cicatriz en su rostro. cuando se dio cuenta de que le estaba mirando ahí. no dudó en levantar su mano y cubrírsela.
- Porque te cubres esa cicatriz, no pienso que sea horrible. – no pude evitar dar un paso al frente, acercarme un poco más a él y alzar mi mano hasta su rostro. – Esa cicatriz es nada más y nada menos que sobreviviste a una lucha. Además, hay personas que lo encuentran irresistible. – en ese momento sonreí. No podía evitarlo realmente me gustaba aquella cicatriz, no pensaba que fuera horrible, sino algo digno de admirar.
- Yo soy el Conde del oeste, me llamo Suga. – mis ojos habían dejado atrás a Jimin y ahora me estaba enfocando en él. También era digno de admirar, pero no sentía lo mismo con Jimin. Tal vez por aquella mirada oscura, por aquella aura silenciosa o tal vez porque sus ojos me analizada como si estuviera escondiendo algo, como si quisiera saber quién era realmente y aquello me incomodaba. Ni siquiera le mire demasiado, mis ojos volvieron a Hoseok quién me estaba mirando detenidamente.
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Las alas de la libertad
FanfictionTn, una chica que al abrir sus ojos se da cuenta de que ha renacido como una niña de una época de hace mucho tiempo. ¿La edad media? ¿Tal vez antes? ¿Tal vez después? Eso no parecía importar, no hasta que se da cuenta de que en ese mundo, la mujer...