- Prosiguiendo con nuestra charla, ¿Qué es lo que pretende hacer con Tn? Para eso me hiciste venir ¿No? – me interesaba aquello, por lo que alcé mis ojos y miré al Conde disimuladamente.
- Que voy a querer, cuidarla y atesorarla como mi mujer. Tener hijos con ella, tal vez 3 o tal vez más. – en ese momento me atraganté con lo que había comido.
- Parece que la sorprendiste. – Hoseok estaba medio riendo con cierto disimulo, aunque en ese momento no me importó demasiado. Agarré su taza y bebí el contenido para poder tragar aquello y dejar de ahogarme. - ¿Ya estás mejor? – alargó su mano hacia a mí y después lo posó en mi espalda mientras que me daba ligeros toques.
- Sí. – expresé con un hilo de voz casi inexistente. Dejé de comer aquello y seguí bebiendo de su taza.
- Es descortés que bebas de la taza del Duque. – expreso el Conde.
- Más descortés es dejar un cadáver. – pronuncié tras mirarlo.
- ¿Qué estás insinuando? – se había ofendido con aquellas palabras y ni siquiera entendía el por qué.
- Nada, solo que si no llego a cogerle esa bebida al duque ahora mismo me estaría ahogando. – pronuncié.
- Si te sientes mejor, no importa mi bebida. – me miró ligeramente por lo que llevé mis ojos hasta él, aunque no podía evitar llevarlo hasta sus labios, cosa que, tras notar, no dudo en mostrar una mueca.
- Oh, no quisiera que eso pasará. Aún quiero que pases mucho tiempo a mi lado.
- Dios, alguien me preguntó lo que yo quería. – sonreí y cerré mi puño mientras que escuchaba esas gilipolleces.
- Dime, que es lo que te llamó la atención de ella. – pronunció tras mirarlo nuevamente.
- Ella es única.
- En eso concuerdo, pero supongo que me dirás porque lo es.
- Ella es tan buena y comprensible. – en ese momento el duque se echó a reír. - ¿Estás seguro de que la estuviste mirando a ella? – me miró y después sonrió.
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Las alas de la libertad
FanficTn, una chica que al abrir sus ojos se da cuenta de que ha renacido como una niña de una época de hace mucho tiempo. ¿La edad media? ¿Tal vez antes? ¿Tal vez después? Eso no parecía importar, no hasta que se da cuenta de que en ese mundo, la mujer...