Cerré la puerta de mi cuarto y después me quedé allí en silencio por unos minutos. En mi cabeza solo había una pregunta, ¿Tan malo fue lo que hice?
Sabía mi respuesta y era un no, lo hiciste bien, pero no sabía la respuesta de ellos. Me introduje en la bañera y comencé a restregar mi cuerpo, para poder quitarme toda aquella sangre que había en mi cuerpo. Después de aquello, me vestí con ropa ligera, agarré mi cabello en una coleta, agarré mi espada y fui hacia los establos. Me puse una capa y después cabalgué por la noche.
En mitad del camino me encontré con un carruaje, sin embargo, seguí adelante. Al llegar al lugar de la vez pasada, bajé del caballo y me senté sobre mi capa y después me tumbé mientras que miraba aquellas estrellas, aquella oscuridad, y mientras que dejaba que aquellas pequeñas lágrimas se deslizaban por mi rostro.
- ¿Por qué me miraron así? – pregunté entre sollozos y mientras me refugiaba en aquel lugar, en aquellas estrellas y en aquella noche. - Y pensar que todo esto no se puede observar en mi época. – pensé mientras que observaba aquella maravilla.
Estaba disfrutando de todo aquello, cuando escuché un ruido, sin duda no era un animal, no era un ruido proveniente de la naturaleza, sino de un humano. me levanté rápidamente y desplegué mi arma.
- ¿Quién eres? - pregunté tras intentar saber el rostro de la persona que estaba frente a mi espada.
- No tienes que temer, soy yo. - conocía su voz, así que aparté mi arma.
- Rey. – me incliné como respeto hacia él.
- No lo hagas, esta noche estoy vivo gracias a ti. – después de aquellas palabras se inclinó ante a mí y después se acercó, por lo que ambos nos sentamos en aquel lugar.
- No es así, yo solo ayudé un poco. - contesté tras mirar al horizonte.
- Dime, ¿Dónde aprendiste a pelear?
- Aprendí de allí y de allá. – no podía decir la verdad, no podía decir nada de aquello.
- Pues he de decir que me quedé impresionado. - en su rostro apareció una pequeña sonrisa, cosa que me molestó.
- No parecía eso hace un momento. Tuvisteis miedo, lo noté. - respondí tras mirarlo directamente.
- ¿No es algo inevitable? – me miró a los ojos y después posó su mano en mi rostro. - Creo que hasta Hoseok estaba sorprendido y para que hablar de esos dos nobles que estaban conmigo. El único que parecía no sorprenderse fue ese hombre de tu lado. - apartó su mano de mí y después miró al horizonte.
- Suga. Él siempre está en silencio, pero creo que lo que realmente es observarme.
- Creo que sabía bien de lo que eras capaz, por eso no se sorprendió, sino que lo tomó de manera natural. Dime, ¿Por qué escapaste?
- Necesitaba respirar. Necesitaba escapar por un segundo. – pronuncié tras tumbarme.
- Dime Tn, ¿Cuál era ese sueño del que hablabas? – preguntó tras mirarme ligeramente desde donde estaba.
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Las alas de la libertad
FanficTn, una chica que al abrir sus ojos se da cuenta de que ha renacido como una niña de una época de hace mucho tiempo. ¿La edad media? ¿Tal vez antes? ¿Tal vez después? Eso no parecía importar, no hasta que se da cuenta de que en ese mundo, la mujer...