- Tú, maldita. Si te di la capa era para que me dejarás hablar a mí. – me golpeó ligeramente por lo que me resentí.
- No tenía planes de dejarte enfrentar aquella espada. – sonreí.
Me subí a mi caballo y después volví mis ojos hacia la ventana de aquel despacho. Nuestros ojos se encontraron nuevamente, por lo que lo miré por un segundo, cuando Tae comenzó a galopar hacia casa. Coloqué mi capucha y después salí de las tierras del duque. Si mis planes salían según lo planeado él evitaría que me casara.
- Tn. – Chelo había venido a mi encuentro corriendo, por lo que bajé del caballo y le tendía la capa a Tae. - ¿dónde ha estado? – preguntó un tanto nerviosa.
- Solo fui a dar un paseo, necesitaba respirar un poco. Estoy nerviosa por lo de esta noche. – expresé como excusa, aunque desde luego estaba lejos de esa realidad.
- No tiene por qué estarlo, estoy segura de que él quedará deslumbrado con su belleza.
- No es para menos querida, solo tiene que mirarse. – pensé para mis adentros. Pasé para el interior del castillo y fui a mi cuarto a cambiarme de ropa y después bajar a comer con mis padres.
- Mi querida hija. – pronunció mi padre tras verme bajar.
- Padre. – me incliné ligeramente y después me acerqué a mi madre. – Madre. – después me senté en la mesa y comenzamos a comer.
- Mi querida hija ya se hace mayor.
- Si, padre. – pronuncié escuetamente. En ese momento estaba enfocada en comer y desde luego estaba poco enfocada en sus charlas o en sus palabras. Después de la comida, mi padre se marchó para seguir trabajando.
- ¿Quieres acompañarme? – preguntó mi madre tras mirarme.
- Me encantaría. – no podía negarme, ya que ese día no tenía excusa ninguna.
- Por fin te convertirás en una esposa.
- Madre, esto es solo un compromiso. – expresé de mala gana.
- Eventualmente será un matrimonio.
- Sí, si no lo mato antes. Ni de coña me voy a casar con un viejo. – pensé mientras que tomaba té con ella.
- Es posible que no te agradé o no estés enamorada, pero con el tiempo aprenderás a quererlo y respetarlo.
- ¿Y quién hará eso conmigo? – pensé mientras que me contenía.
- Iré a prepararme. – me levanté de allí y fui a mi cuarto.
Me introduje dentro de aquel baño lleno de sales minerales y olor a rosas que tanto me gustaba. Tan pronto salí del cuarto de baño me empezaron a preparar, corsés, zapatos de tacón, vestidos pesados y un montón de cosas innecesarias. Me miré al espejo y después me apoyé en aquel tocador.
- Esta no eres tú. – pronuncié mientras que me contenía.
Me habían puesto la piel más pálida de la que ya la tenía. Mi cuerpo estaba embutido, haciendo que mis pechos sobresalieran más de lo que me gustaría. Mis piernas estaban escondidas debajo de esa vestimenta.
- Estás preciosa. – expresó Chelo tras mirarme.
- Ridícula es lo que estoy, menos mal que tengo un plan b. – pensé para mis adentros.
Salí del castillo y después me monté en el carruaje, aún quedaba camino para llegar por lo que esperé ansiosa por comenzar mi plan.
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Las alas de la libertad
FanfictionTn, una chica que al abrir sus ojos se da cuenta de que ha renacido como una niña de una época de hace mucho tiempo. ¿La edad media? ¿Tal vez antes? ¿Tal vez después? Eso no parecía importar, no hasta que se da cuenta de que en ese mundo, la mujer...