No puedo cometer errores

33 9 3
                                    

- ¿Lo hiciste a propósito? – parecía sorprendido de aquello.

- De todos eres el único que sabía que las rechazaría. Sabía que les darías miedo y no fallé. El rey ya está con J-hope así que no te preocupes. – me marché de allí y después agarré mi espada para practicar con ese maldito traje que había provocado que día antes no pudiera moverme.

- ¿Te molesta si lucho contigo? – preguntó Tae mientras que se apoyaba contra la cerca.

- No, de hecho, me viene bien. – dejé que entrara dentro y después comenzó a atacarme, sin embargo, con aquella vestimenta no lograba hacerlo, me limitaba, mis movimientos eran torpes.

- Parece que he encontrado la forma de ganarte. – pronunció con una sonrisa y tras darme con la espalda en el culo.

- Voy a matarte. – ataqué de nuevo, pero de nuevo volvió a ganarme. En ese momento dejé a un lado la espada y le golpeé con mi pierna. – Ahora quién ríe. – pronuncié mientras que estaba en el suelo mirándome.

- No uses trucos sucios. – pronunció tras levantarse, fue a atacarme cuando levanté mi espada y la choqué con la suya. En ese momento vi que Darío iba a atacarme también me aparté y sus espadas chocaron.

- No pensaba que atacarías por la espalda. – me moví detrás de él y después agarré una daga que llevaba con él.

- Quería ver si estás atenta. – pronunció tras mirarme.

- Pues ya ve que sí que lo estoy. – ambos se unieron contra mí y estaba claro que no podía hacer demasiado, por lo único que tenía en esos momentos era jugar sucio, luchar de la manera que sabía y que realmente me encantaba.

- Eres realmente buena Tn. – pronunció tras mirarme.

- No lo suficiente. – pronuncié al no dar el 100% de mí.

- A veces está bien, no ser la mejor del mundo.

- No cuando se trata de esto, un error y estás muerto. – le arrebaté la espada y le apunté con la mía, mientras que miraba la suya en el suelo. – Ni te atrevas. – pronuncié mientras que lo miraba.

- Te olvidas de que somos dos. – en ese momento esquivé a Tae le pateé el trasero por lo que cayó al suelo. 

Las alas de la libertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora