Conocí a su majestad

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- Realmente me pregunto dónde has aprendido a hacer todas estas cosas. – respondió Tae tras levantarse.

- Quién sabe. – le tendí la daga a Jimin y después fui hacia la casa. – Aún me queda mucho por entrenar. – pensé mientras que me percataba de mis puntos débiles.

- Tn. – J-hope se acercó a mí, por lo que lo miré detenidamente. - ¿Vas a cenar? – preguntó tras alcanzarme.

- Sí, vamos. – pronuncié tras caminar hacia el mismo.

- ¿No vas a esperar a J-hope? – preguntó tras ver que no llegaba.

- Estará ocupado con un montón de trabajo. – sonreí y comencé a comer.

- ¿Siempre comes sola? – preguntó antes de probar bocado.

- La mayoría de las veces. – pronuncié sin darla mucha importancia.

- Lo siento. – pronunció.

- ¿Por qué? Lo que más me gusta es cuando él está comiendo. Me gusta ver su rostro descuidado, su forma en la que le brillas esos ojos cuando come mi comida, aunque él no sabe que es mía. Estoy segura de que no reconocería que esta buena si lo supiera. – en ese momento reí.

- Sin duda tiene suerte detenerte a su lado. – pronunció con una sonrisa. – Puedo preguntarte algo. Sé que no quieres hablar del pasado, pero podrías contarme sobre ese día.

- No recuerdo mucho, pero mi padre me dijo que un chico me había sacado del agua, pero no recuerdo quién.

- Me creerías, si te dijera que ese chico fui yo. – en ese momento mis ojos se levantaron y fueron hacia él.

- ¿Por qué te fuiste? – pregunté al instante.

- Ese día estaba en casa de J-hope y me escapé porque necesitaba tomar un poco de aire. Cuando llegué a aquel lugar una chica se estaba ahogando, por lo que me lancé a salvarla. No estaba consciente, por lo que te hice la boca, cuando te recuperaste, iba a quedarme, pero tu padre llegó junto a un montón de criados. Después de aquello no supe cómo te llamabas, quien eras.

- Gracias, por salvarme a vida en ese momento. – era todo cuanto podía decir en ese momento, gracia a él desperté en ese mundo.

- No deberías de agradecerme. Yo solo hice lo que debía, aunque debí de quedarme. – expresó un poco apenado.

- Su majestad, eso es cosa del pasado, no le demos más vuelta. Hablemos del presente y del futuro. J-hope ha puesto como su guardaespaldas a Suga Creo que es el adecuado, pero si tiene duda de algo, háblalo.

- No creo que sea el adecuado, ayer vi a alguien que sin duda era alguien digna de protegerme.

- No puedo meterme en esto. Es una decisión de J-hope, pero averiguaremos quién está detrás de todo esto.

- Majestad. – en ese momento un hombre entro en el comedor. Era un tanto mayor, su pelo era negro, pero podía ver como comenzaba a llenarse de canas, sus ojos marrones se dirigieron a mí y después volvieron a Jin. 

Las alas de la libertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora