- Solo era una locura. Quería ir ante el rey y jurarle lealtad, así poder convertirme en la siguiente de mi linaje. - expresé mientras que recordaba aquel sueño de cuando llegué allí, tal vez ese sueño se debía a que no quería perder lo que toda mujer perdía en aquella época, la libertad.
- Querías ser un soldado del rey. Puedo hacer que la boda se cancele. - por un segundo sentí como aquel fuera su deseo y no realmente el mío.
- No, porque aunque no lo creas, mi sitio está al lado de Hoseok. Nos une una promesa. - contesté tras mirarlo.
- Vaya, sin duda debe ser una promesa bastante importante. Supongo que no puedo hacerte cambiar de idea, pero me encantaría que estuvieras a mi lado.
- Y lo estoy, pero de una manera diferente.
- Ojalá hubiera sido yo él que te hubiera protegido aquel día. Tal vez, ahora esta charla sería otra. Si alguna vez necesitas escapar o necesitas algo, solo tienes que venir a buscarme. Iré pronto a visitaros. Por ahora, deberías de regresar. - se levantó por lo que le seguí al instante.
- Sí, supongo que tendré que enfrentarlo. Gracias. - expresé tras tocar a mi caballo.
- A partir de ahora llámame por mi nombre, Jin. – sonrió y después se fue hacia su carruaje.
- Volvamos a casa. – toqué suavemente el lomo del caballo y después cabalgué hasta casa. Lo dejé en el establo y después fui a mi cuarto. Entré en el cuarto y me quité la capa.
- ¿Dónde estabas? – preguntó Hoseok mientras que me miraba desde una silla que había en mi cuarto.
- Fui a tomar el aire. – colgué la capa y después me acerqué a él.
- No salgas sin avisar. – respondió tras levantarse y mirarme.
- Lo siento, no lo pensé demasiado. Siento haberte asustado. – expresé tras unos minutos.
- ¿Por qué dices eso? – preguntó tras tocar mi rostro.
- Tus ojos, me miraron como si me tuvieran miedo.
- No te temo. Pero no puedo negar que estaba sorprendido. Te vi luchar aquella noche, pero lo que hiciste hoy. Ni siquiera sé que decir. Tn. Hoy tuve miedo de perderte.
- Y yo de perderte a ti. ¿Cómo está tu herida? – pregunté tras mirar su brazo.
- Bien, Suga me ayudó a curármelo. – pronunció tras abrazarme con fuerza.
- Me alegro de que solo haya sido una pequeña herida. Aunque no vuelvas a cubrirme de esa manera.
- ¿Así es como das las gracias? - contestó con una pequeña mueca de molestia en su semblante.
- Me enojé cuando te vi herido, solo quería matarlo. No me perdonaría si te matan por mi culpa.
- Según lo que vi ahí fuera, es poco probable. ¿Dónde aprendiste a pelear así? – preguntó al instante.
- Por ahí. Mi padre me dio el visto bueno y comencé a aprender.
- ¿Por ahí? Pareciera como si te fusionaras con la espada. Sabes, que puedes confiar en mí. Ni siquiera Tae sabía que supieras manejar así una espada.
- ¿Acaso debe de saber todo? - pregunté tras acercarme a él y posar mi mano en su rostro.
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Las alas de la libertad
FanfictionTn, una chica que al abrir sus ojos se da cuenta de que ha renacido como una niña de una época de hace mucho tiempo. ¿La edad media? ¿Tal vez antes? ¿Tal vez después? Eso no parecía importar, no hasta que se da cuenta de que en ese mundo, la mujer...