¿Y tú? ¿Qué sientes?

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El rey estaba hablando con un montón de personas, Sus ojos y los míos se cruzaron por lo que me incliné ligeramente y él hizo lo mismo después, mientras que sonreía.

- ¿Me concedes este baile? – preguntó Hoseok tras llamar mi atención, por lo que dejé de mirar al rey.

- ¿Estás seguro? Se me da horrible. – pronuncié tras mirar.

- Eso, ¿Estás seguro? – preguntó Tae tras aparecer junto a Jimin y Suga. – Mi pie aún se está recuperando.

- ¿Qué dices? – pregunté tras mirarlo con furia. Era cierto que se me daba mal y no era lo mío pero tampoco era tan torpe como lo pintaba Tae.

- Me arriesgaré a sufrir dicho acto atroz. - Siempre era tan amable que pensaba que un día le haría daño. 

- No le sigas la corriente. Di clases. – pronuncié tras mirar a Tae nuevamente. 

Extendió su mano hacia a mí y se la agarré al instante. Estaba nerviosa, pero quería que Hoseok me sacará a bailar. Parecía que lo dominaba, por lo que simplemente dejé que me guiará. Me dio un giro cuando vi a un hombre sospechoso.

- Parece que esas clases no fueron en balde. - 

- Siento aguarte la fiesta, pero a las tres en punto hay un hombre sospechoso. – me acercó más a él y después llevó sus ojos hacia aquel hombre. 

- Su majestad. – pronunció tras mirar al ver que había más de uno.

- No armes escándalo. Terminemos aquí el baile. Avisa a los chicos, me llevaré a su majestad a tu despacho. Nos vemos allí. – me incliné y ambos nos separamos rápidamente, miré al rey y después me acerqué.

- No nos presentaron. Es un placer tenerlo en mi fiesta de compromiso. – me incliné por lo que sus ojos se posaron en mí.

- El placer, es realmente mío. – respondió tras dar un paso hacia a mí. – Me permitiría pedirle un baile.

- Por supuesto, para mí sería un honor. – agarró mi mano y después me llevó hasta la pista de baile.

- Gracias por salvarme justo ahora. – pronunció a mi oído.

- De nada, aunque tenía otro propósito. Voy a ser directa. ¿Hay alguien que quiera matarlo? – pregunté. 

En ese momento me hizo girar y después me llevó hasta él, me agarró con fuerza, por lo que nuestros cuerpos se quedaron pegados. Sus movimientos eran firmes y sin duda sabía cómo provocarme, era una forma distinta a la que lo hacía Hoseok, podía notar que él llevaba las riendas, con él no tenía oportunidad de buscarle, porque era él el que lo hacía. 

- Quién no querría matarme. – aquellas palabras me sorprendieron. Debía de ser duro vivir sabiendo que muchos deseaban matarte.

- Creo que hay más gente que lo ama a que lo odia. – pronuncié.

- ¿Y tú? – en ese momento me miró fijamente a los ojos. Iba a responder algo cuando la música se terminó.

- Sígueme. – pronuncié. Me separé de él y después me incliné nuevamente. No era el momento de mezclar sentimientos, era la hora de tener la mente fría y el corazón de piedra, debía de protegerlo, después de todo, aún recuerdo aquel sueño del pasado, "Seré una guerrera de su majestad"

Las alas de la libertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora