- Mañana voy a tener dolor de espalda. – pensé al no parar de inclinarme.
Antes de ir hacia una de las salidas, pasé por al lado de Hoseok, quién acarició mi mano. No me hicieron falta palabras para saber lo que quería decirme, "Todo estará bien".
Sonreí y después miré por encima de mi hombro, para notar que el rey me seguía. Cuando salimos de allí, estuvimos solos. Seguí caminando y lo guié hasta el despacho de Hoseok.
- Siento ser grosera, pero había alguien en la fiesta siguiéndolo. – pronuncié tras cerrar la puerta detrás de él.
- Y yo pensaba que ibas a responder a mi pregunta. - dio un pasó hacia a mí, por lo que lo miré por un segundo, sin duda era hermoso, alguien soñado, pero mi corazón había comenzado a llenarse de Hoseok.
- No lo odio, llegado el momento le serviré. Aunque mi posición es un poco diferente ahora. - no podía dar una respuesta concreta, no podía habar con la libertad de antes, era el rey y tenía el poder para cualquier cosa, incluso separarme de Hoseok.
- ¿A qué te refieres? – preguntó tras mirarme.
- Verás, desde hace un tiempo juré que serviría a rey, pero como ves me estoy por casar.
- ¿Por qué casarte? – fue a venir hacia a mí, cuando agarré una espada que tenía Hoseok en su despacho. - ¿Por qué no llegar hasta a mí? - tal vez si hubiera sido diferente, si no hubiera ocurrido aquello, hubiera luchado hasta llegar a él.
- Porque nunca podría haber cumplido ese sueño. – pronuncié.
- ¿Lo dices por Hoseok? – respondió tras mirarme.
- No, lo digo porque mi familia me comprometió a la fuerza con uno de los hombres de Hoseok. Él se negó a ese matrimonio.
- Si hubiera sido yo, también lo hubiera hecho.
- ¿A qué se refiere? – pregunté al no entenderlo en ese momento.
- Soy el rey, pero no necesito que me protejas. – fue a quitarme la espada para protegerme, cuando un hombre entró al cuarto.
- Le confiaré este secreto. No solo soy su prometida, también soy uno de sus soldados. –
Ahora mi momento, cuando vi a aquel hombre entrando con la espada en sus manos, lo supe. No estaba hecha para esos bailes, ni siquiera me importaban, pero si que estaba hecha para ser un soldado, para tener una espada en mi mano. Era ahí cuando me sentía viva, cuando sentía que era yo misma, que estaba haciendo lo que amaba, luchar.
Vino hacia a mí, cuando choqué mi espada contra la suya, sin embargo aquel vestido me dificultaba moverme y por lo tanto defenderme.
- Parece que esto será fácil. – aquella sonrisa, sin duda me enfadó lo suficiente, como para querer demostrarle lo que era capaz de hacer. Moví la espada y le corté ligeramente el rostro.
- ¿Fácil? - aproveché aquel resentimiento, para quitarme aquellos zapatos incómodos. Tenía más movilidad, pero no era suficiente, necesitaba quitarme aquel vestido.
- Maldita perra. - expresó con rabia, me atacó cuando me aparté. No obstante su espada cortó aquel vestido.
- Vaya, Hoseok se enfadará por eso, pero gracias. Te echaré la culpa de todo. – rasgué aquel vestido totalmente y me lo quité, ahora con aquella ropa interior, podía tener la movilidad que necesitaba.
- Ahora sí. - sonreí ligeramente y fui hacia él.
Nuestras espadas chocaban, pero desde luego ese hombre no era alguien experto. Así que choqué mi espada con la suya y después la balanceé hacia un lado, aproveché aquello, para golpearlo en su pierna, cayó al suelo, por lo que aproveché para tomar ventaja.
Ese sería su final, agarré mi espada con fuerza y corté su cuello. Aquella ropa blanca se machó de su sangre. Su cuerpo sin vida cayó ante nosotros, por lo que esperé que alguien más viniera. Mis ojos se posaron en el rey, quién estaba callado, pero no me hacía falta más que ver sus ojos fijos en aquel cadáver para leer sus pensamientos. "¿Qué eres"
Supongo que la respuesta era, que era una guerrera, que siempre tuve claro que si hubiera vivido en este lugar, tendría que hacerme fuerte, después de todo, los libros no mentían y decían que en este mundo, en está época, podías morir incluso por un simple descuido. Así que no estaba dispuesta a morir, y mucho menos a ser una dama en apuros. Me haría fuerte y me salvaría a mi misma.
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Las alas de la libertad
FanfictionTn, una chica que al abrir sus ojos se da cuenta de que ha renacido como una niña de una época de hace mucho tiempo. ¿La edad media? ¿Tal vez antes? ¿Tal vez después? Eso no parecía importar, no hasta que se da cuenta de que en ese mundo, la mujer...