Al llegar bajé del carruaje, cuando me encontré con la mirada de Tae.
- Comenta algo y corto tu lengua. – pronuncié a Tae al ver que estaba esbozando una sonrisa.
- Como usted diga señorita. – caminé con todo el orgullo que podía tener en ese momento y llegué a la casa del duque. Sabía que Tae dejaría lo que le había pedido en una parte del castillo, por lo que por ahí saldría.
- Mi señor. – pronuncié tras verlo entrar. Tal y como pensaba era un hombre mayor, más o menos de la edad de mi padre. - ¿Acaso tienen la cabeza en su sitio? – grité para mis adentros. Tenía hasta calvicie o al menos estaba empezando con ella, su cuerpo estaba gordo y para que hablar de los escupitajos que echaba por su boca al hablar.
- El placer es mío querida. – me tomó la mano, por lo que opuse resistencia, mientras que me apartaba para que sus babas no me tocarán. Me besó la mano y la impregnó con sus babas, por lo que mis arcadas aparecían.
- Vamos a comer. – expresó con una sonrisa en su rostro, en ese momento vi que su boca era horrible.
- Por dios, donde están los dentistas de esta época. – pronuncié mientras que intentaba no mirarle demasiado. – Más tarde se reunirá un invitado para darnos la bendición al compromiso.
- Miedo me da quién sea ese. – pensé mientras que lo miraba.
- He escuchado que te gusta estudiar, cabalgar y la espada. No tendrás que hacer nada de eso cuando te cases conmigo. – me estaba cabreando y estaba a punto de derramar esa comida en él.
- ¿Por qué no podría hacer algo que me gusta?
- Bueno, eres una dama eso son cosas para hombres.
- Cuando te clave una, ya verás como no piensas así.
- Además, no tendrás tiempo cuando tengamos nuestros hijos. – pronunció con una sonrisa.
- ¿Hijos? ¿Tuyos? Antes me meto a monja. – pensé mientras que comía esa sopa.
- Te imaginas lo bellos que serán.
- Más vale que salgan a mí, porque se parecen a ti y se pegan un tiro. – pensé de mala gana.
- Señor. – un hombre entró al instante, por lo que él lo miró. – parece que tengo un asuntó que atender.
- Atiéndalo tranquilo. Iré a dar un paseo. – pronuncié. Me levanté y me fui a la terraza, dónde Tae había puesto aquella ropa. Sin embargo, me acabé perdiendo cuando escuché a aquel conde.
- El duque estará aquí esta noche, por lo que mientras que está aquí robarle toda esa información y házmelo saber. No voy a parar hasta que el Duque sea matado por traición, son el siguiente en la lista de sucesión.
- Es él el que planea la traición al Duque.
- ¿Qué pasa si nos descubren?
- Bueno, echaré la culpa a la familia de mi esposa, después de eso no podré protegerla y la mataré.
ESTÁS LEYENDO
Las alas de la libertad
FanfictionTn, una chica que al abrir sus ojos se da cuenta de que ha renacido como una niña de una época de hace mucho tiempo. ¿La edad media? ¿Tal vez antes? ¿Tal vez después? Eso no parecía importar, no hasta que se da cuenta de que en ese mundo, la mujer...