- Hola, encantada de conoceros. – me incliné ligeramente y después me senté.
- ¿Ya te encuentras mejor? – pronunció una de ellas.
- Sí, gracias por preguntar.
- ¿Visteis al rey? Ayer desapareció rápidamente de la fiesta. Sin embargo, su presencia fue como un rayo de sol. – eran chicas jóvenes, posiblemente ninguna estaba casada y mucho menos habían tocado a un hombre.
- Creo que es muy amable y agradable. – pronuncié.
- ¿Debería de tomarme esas palabras como un halago? – alcé mi mirada hacia esa persona, cuando me di cuenta de que se trataba de Jin.
- Su majestad. – pronuncié tras levantarme e inclinarme.
- ¿Puedo unirme a vosotros? – pronunció tras mirarme.
- Claro. – respondí tras cederle mi asiento.
- No, que clase de hombre sería si hiciera eso. – respondió tras cederme el asiento. Al instante una de las doncellas le trajeron una silla y una bebida.
- ¿Qué le trae por aquí? – pregunté.
- Bueno, tenía asuntos con su futuro esposo. Aunque tras ver a chicas tan guapas no pude evitar acercarme.
- Iré a avisar a mi marido entonces. - fui a levantarme cuando una de las chicas me interrumpió.
- Por qué no esperamos un rato. – expresó una de ellas.
- Sí, solo un poco. Mientras podemos hablar. – pronunció el rey.
- Claro. – respondí tras mirarlo por un segundo.
- Su majestad, que clase de chica le gusta. – en ese momento no pude evitar atragantarme. No era por nada, sino por la pregunta directa de aquella chica.
Aunque mis ojos se posaron en una chica tímida de ojos marrones que estaba en la esquina, era como si fuera una niña, que necesitaba protección.
- Pues, me gusta alguien que sea inteligente, que sea femenina, pero a la vez no sea convencional. Alguien que no tenga miedo a mostrar o decir lo que piensa o siente.
- Duquesa, le ocurre algo con Flora. – expresó una de las doncellas.
- No, lo siento estaba pensando en algo y me quedé mirando hacia tu dirección.
- ¿Puede haber una chica como tú dices? – preguntó una de las chicas, por lo que miré al rey.
- Estoy seguro de que la hay, solo que llegué tarde para conocerla. – en ese momento mis ojos se posaron en él y sus ojos se movieron hacia los míos.
- Quién le rechazaría a usted.
- Ella no lo hizo, pero sé que no tengo ninguna oportunidad, porque ella está a punto de casarse.
- Pero puede convencerla de que no lo haga.
- Suga. – pronuncié al verlo pasar por allí.
- Siento interrumpir esta charla, pero creo que es momento de que vea a J-hope. Os lo compensaré con ese conde tan hermoso. – señalé hacia Suga quién caminó hacia mí.
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Las alas de la libertad
FanfictionTn, una chica que al abrir sus ojos se da cuenta de que ha renacido como una niña de una época de hace mucho tiempo. ¿La edad media? ¿Tal vez antes? ¿Tal vez después? Eso no parecía importar, no hasta que se da cuenta de que en ese mundo, la mujer...