- Hijo de puta. – pronuncié antes de salir corriendo. Llegué a aquel lugar y vi aquella bolsa.
– Hace un momento hablando de que iba a embarazarme, que tendría que dejar todo para ser una esposa perfecta y ahora planea acusarme de traición. Pero serás cabrón, hijo de puta, gordo de mierda, por favor quién se casaría contigo. Es que ni una ciega. – me llevé las manos a la espalda para desabrochar aquel vestido cuando sentí unas manos en mi espalda.
- Tae, ayúdame. Tengo que irme de aquí. Sabes, que ese hijo de perra quiere echarme la culpa de sus planes. – el vestido cayó por lo que llevé mis manos hacia el corsé.
– No voy a dejar que blasfeme a mi familia. – me lo quité y después volví a respirar.
- Parece que Tae puede ver esta visión demasiado seguido. – pronunció un hombre detrás de mí.
- Duque. – pronuncié tras girarme hacia él. - ¿Por qué no dijiste que no eras él? – pregunté mientras que me acercaba a él.
- ¿Y perderme estás vistas? – su mirada parecía lasciva, como si le estuviera enseñando mi cuerpo desnudo.
- Cuidado, que estoy en pantalón y con una camiseta interior. Cuidado que me ves desnuda. – pronuncié ante sus palabras. – Sabes lo molesto que es esa ropa. Un día tendríais que ponérosla vosotros.
- Bueno, si tanto te molesta puedo ayudarte a quitarte el resto de la ropa. – pronunció tras acercarse a mí y pasar su mano detrás de mi espalda. Deslizó su mano por mi hombro y comenzó a quitar esa camisa interior. – sabes, escuché un montón de palabras malsonantes de tu boca, debería de enjuagarte la boca con jabón. – acarició su dedo por mis labios, por lo que no pude evitar mirarlo.
- El conde intenta traicionarte. – expresé tras dejar de acariciar mis labios.
- Algo escuché entre esas palabras. Aunque gracias a tu advertencia, no obtendrán más que información falsa. Así que tal si me sigues ayudando por esta noche y sigues con esta falsa.
- Ni de coña, ¿Pero tú lo has visto? – pronuncié.
- Prometo no daros mi bendición al final de la noche. – expresó tras agarrar mi barbilla y llevarla hasta su rostro.
- Si me besas ahora, no pondré resistencia. – pensé mientras que lo miraba detenidamente a sus ojos.
- Parece que esperas algo. – mostró una mueca y después me soltó.
- ¿Qué voy a esperar de ti? Solo que me sueltes. – pronuncié mientras que me separaba de él. Agarré el corsé y volví a ponérmelo. – Oye, por casualidad, ¿No sabrás como se ata esto? – pregunté tras darme vuelta y sostener las cuerdas de este.
- ¿Y te haces llamar dama? – preguntó con una mueca. – Ya sé, de esto se encarga tu querido Taehyung
- ¿Por qué lo metes en todo esto? Además, el jamás me ha visto vistiendo esto. Se ha reído en mi cara en cuanto me ha visto.
- ¿Por qué no lo has castigado por ello? – agarró los cordones de este y después se acercó a mí.
- Lo haré, mañana verá. – pronuncié con una mueca.
- Espero verlo herido.
- ¿Herido? Oye es mi amigo. No voy a lastimarlo. Solo voy a golpearlo ligeramente. – respondí.
- Eres tan rara. – tiró de las cuerdas por lo que sin pensarlo me arrastró. Sentí como me había cortado el aire. Apoyé mi mano en su torso. Noté sus abdominales, por lo que, al instante, sonreí.
- Madre mía, esto si es una tableta. – pensé mientras que seguía teniendo mi mano allí.
- Parece que lo apreté demasiado fuerte.
- No me digas, pensaba que iba a morir. – pronuncié mientras que alzaba mis ojos hacia él.
Lo terminó de atar y después me puse aquel vestido, volvió abrocharlo. Por lo que coloqué ligeramente mi cabello y después aparté la bolsa.
ESTÁS LEYENDO
Las alas de la libertad
FanfictionTn, una chica que al abrir sus ojos se da cuenta de que ha renacido como una niña de una época de hace mucho tiempo. ¿La edad media? ¿Tal vez antes? ¿Tal vez después? Eso no parecía importar, no hasta que se da cuenta de que en ese mundo, la mujer...