Mi amada familia

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- Tn, espera aquí. – pronunció Hoseok tras bajarse.

- No me pidas que me quede al margen cuando es mi familia. Tae ven conmigo. – en ese momento el duque me miró. Estaba yendo directa hacia esas llamas, necesitaba saber que estaban bien.

- Tu arma. – me la coloqué en la cintura y comencé a caminar por todo el castillo en busca de mi padre. – Madre, padre. – grité mientras que todo comenzaba a arder. Fue a su cuarto, cuando vi los cuerpos de mis padres en la cama. Habían sido asesinados mientras que dormían. Tal vez mi padre sabía algo y por eso había sido enviada fuera.

- Padre, madre. – me acerqué a ellos cuando vi sus heridas, su sangre y sus cuerpos sin vida. No pude evitar abrazar aquellos cuerpos fríos y sin vida y derramar lágrimas por ellos. – Lo siento, debí saberlo. – ya no me importaba el fuego. Ya no importaba si estaba viviendo la vida de otra persona, para mi ellos eran mi familia. Me habían cuidado y alimentado e incluso me habían protegido de aquella manera rastrera.

- Tn. Tenemos que irnos. – Tae había posado su mano en mi hombro y había tirado de mi cuerpo hacia fuera del castillo. Me quité aquella capa que me estorbaba y dejé que todos contemplarán mi rostro, mi cuerpo lleno de sangre de mis padres.

- El duque posó sus ojos en mi por un segundo mientras que blandía su espada contra los que habían atacado a mi familia. Uno de ellos, vino a atacarme cuando saqué mi espada y le corté el torso.

- Dime, ¿Quién te envía? – agarré su camiseta y lo traje hasta a mí. Estaba furiosa, tanto que no recordaba la última vez que me había puesto de aquella manera.

- El conde del este.

Ese maldito bastardo. – lo solté agresivamente ydespués guardé la espada. Rápidamente fui hacia el caballo de Tae y me monté enél. Iba a regresar a aquel castillo e iba a sentenciarlo. Todos los hombres delconde estaban en mi castillo, por lo que no había guardias, lo había notadoantes, pero supuse que era porque no tenían de que preocuparse, no iba a seruna amenaza. No obstante, ahora era la mayor de todas.

Las alas de la libertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora