¿Y tú quién eres?

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- Ya es la hora. – pronunció la doncella. – Se ve hermosa.

- Gracias. – salí de allí y caminé hacia donde Hoseok me estaba esperando.

- Cuanto se puede demorar una mujer en arreglarse.

- No me eches la culpa a mí. Prefería vestir como tú. – pronuncié tras mirarlo.

Se giró hacia a mí y se quedó en silencio. Mis ojos analizaron su ropa elegante, era ropa de militar, negra con una franja roja en los lados y una chaqueta militar de la misma forma. Una media capa, corta y unos zapatos negros.

- Estás...

- Irreconocible. – pronuncié tras sonreír y caminar hacia él.

- Más alta. – eso era todo lo que tenía que decir, en ese momento reí ante su comentario.

- Dale las gracias a esta cosa.

- Pensé que, si te ponías algo como eso, te caerías. – respondió tras quedarse asombrado por mi facilidad. Algo bueno tenía la otra vida, esos tacones altos que llevaba y que tanto amaba llevar.

- Pues ya ves que no. ¿A qué soy fabulosa? – pregunté tras mirarle. - ¿Vamos? – extendí mi mano y después caminamos hasta el comienzo de la escalera. Al ver todas esas personas desconocidas, me puse nerviosa.

- No te preocupes, estás preciosa. – me susurró aquello por lo que me sonrojé ligeramente.

- Dejarme presentarles a mi prometida, Tn. – en ese momento todos los ojos fueron hacia a mí.

Bajamos las escaleras y después un montón de personas se comenzaron a amontonar cerca de nosotros. Comencé a saludarlos, sin embargo, solo quería escapar de allí.

En un momento, todos comenzaron a saludar a Hoseok por lo que me fui de allí. Salí al jardín y me quedé allí respirando un poco de aire.

- Parece que llego tarde a la presentación de la duquesa. – pronunció un hombre joven detrás de mí. No le había visto nunca, le miré detenidamente. Su pelo era oscuro, posiblemente negro, tenía un buen aspecto y traje.

- Tampoco te perdiste demasiado. –

- ¿No? ¿Cómo fue? - Me sonrió y después se apoyó en la barandilla junto a mí.

- Pues un montón de gente desconocida amontonada a su alrededor, mientras que otras personas comentaban sobre su aspecto, sobre su vestimenta y sobre si quedaba bien o no con el duque.

- Escuché un montón de cosas sobre ella, pero aún no la he visto en persona. Dicen que es un poco fea, caderas anchas, pero tiene buenos pechos. – en ese momento miré mis pechos.

- Al menos en algo acertaron. – pensé al saber que no estaban mal. - ¿Qué más dicen?

- Que tiene un carácter horrible y que el duque se casa, porque es hija de un viejo amigo suyo.

- Vaya, pobre duque. – pronuncié con una sonrisa.

- Sí, pobre duque. Por cierto, que haces aquí. En vez de estar allí dentro.

- Pues la verdad es que preferiría estar a miles de kilómetros de aquí. Odio estás fiestas, gente pretenciosa criticando y hablando con personas que posiblemente no les caen bien.

- Veo que sabes bien de que van estas fiestas.

- No importa que nombres les pongas, nunca cambian. – suspiré y miré el cielo.

- Sabes, yo también las odio. Siempre sus ojos puestos en mí.

- Entiendo porque lo hacen, eres atractivo. – pronuncié tras mirarlo de reojo.

- ¿Te parezco atractivo? – preguntó tras acercarse.

- Creo que a cualquier persona se lo parecerías. – lo miré más detenidamente y después me alejé.

- Ya que a ninguno de los dos nos gusta esta fiesta, porque no nos vamos a otro lugar. ¿Dónde te gustaría?

- Tal vez en una pradera donde pudiera ver las estrellas, pero si lo hiciera estoy segura de que sería asesinada. Además, mi instinto dice que seré castigada por escaparme. – pronuncié.

- Tu instinto dice bien. – Hoseok, se acercó hasta nosotros. – Pensé que tendría que llamar a los guardias porque habías huido.

A partir de aquí se incorporara un nuevo personaje... ¿Quién pensáis que será? 😜😜😜

Las alas de la libertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora