Encerrada en mi cuarto, con Lana del Rey sonando de fondo, comencé a dibujar. Abrí la ventana de mi cuarto de par en par y la luz de la noche junto a la brisa de primavera entraba libremente. Mi cuarto queda en la planta alta y mi ventana no tiene rejas, solo persiana. Y luego sentada en mi escritorio, con mis hojas blancas, sentía que podía ser yo misma y que podía imaginarlo a él, como yo quisiera. Como lo tenía grabado en mi cabeza.
Si... Estaba a punto de dibujar mi chico misterioso. Quería seguir viéndolo, aunque sea en un dibujo. Desde que había pasado por segunda vez en frente de mi casa, que fue ayer, no pude sacármelo de la cabeza. Lo único que logró, apareciendo de nuevo fue acrecentar mis ganas de volver a verlo. Mientras sus ojos verdes comenzaban a tomar forma a lo largo de la hoja, me preguntaba quién era él, a que se dedicaba, cuanto años tenía... Dios, estoy muriendo por saberlo. Ni siquiera puedo pensar en la posibilidad de que solo fue coincidencia que pasara de nuevo por mi ventanal.
Tengo que volver a verlo.
Mamá toco mi puerta dos veces antes de entrar a mi habitación.
—¿Hija? Jess está aquí.
Dejo de dibujar y me volteo con una sonrisa. Una chica alta, morena y esbelta entra a mi habitación.
—¡¿Qué cuentas primor?!
Me levanto y voy a abrazarla. Hace casi dos semanas que no la veo.
— Cuento lo de siempre. Casa, terapia, medicamentos...—Me despego de ella sin soltar sus manos.— ¿Y tu?
—Igual, solo que la universidad me tiene realmente agotada.
Mamá nos deja a solas y suelto un suspiro de alivio. Jess lanza una risa al notarlo. Inmediatamente, mi prima se pone cómoda, sacándose su calzado y tirándose panza abajo en mi cama. Me siento a la par de ella y pongo una almohada en la pared para estar más cómoda.
—Hace mucho que no vienes.— Le digo intentando sonar indiferente y no como un reproche.
Ella se da cuenta de todas formas.
— Lo sé y lo siento. Comencé a trabajar como camarera en un bar por los fines de semana y luego en el día estoy tomando clases, pero no pensaba dejarte sola hoy, aunque tuviera que caerte de sorpresa ya que hace una semana no contestas mis mensajes.
Puse los ojos en blanco. Ni entro a redes sociales y solo me conecto vía WhatsApp por emergencias o si necesito contactarme con alguien. Había visto los mensajes de Jess, creí que vendría a visitarme y cuando quise darme cuenta pasó una semana. Y sé bien porque decidió venir hoy. Mi hermana Laura, de 26 años, vendrá de visita desde la capital y no quiere que tenga que pasar por esa situación yo sola.
No me llevo bien con mi hermana. Es 8 años mayor que yo y nunca demostró quererme. Siempre decía que nuestros padres estaban demasiados ocupados poniéndome atención para poder ocuparse de ella y cuando estuve en terapia intensiva en su graduación de la universidad se enojó porque mis padres no fueron a su entrega de diplomas, cuando todos aquí sabemos que se pagó sus estudios con mi pensión por enfermedad.
— ¿Hace cuánto que no hablas con Laura?
Me encojo de hombros.
— Desde que se mudó.
—¿Y nunca te ha llamado?
Niego con la cabeza y miro hacia el cielo estrellado que se asoma en mi ventana.
— Cuando habla con mamá, a veces me manda sus saludos y nada más.
—¿Sigue enojada por lo de su graduación? Ya pasarón dos años...
Me río sin ganas.
— Pues disculpame Laura, por tener Cancer y casi morir.
Jess se ríe. Decido cambiar de tema y junto valentía para contarle sobre mi chico misterioso.
—Sabes, tengo algo que contarte pero no quiero que te rías de mí.— Le suelto con voz vergonzosa.
Jess centra toda su atención en mí y su mirada de ojos negros luce divertida.
—Okey... sueltalo.— Me anima mientras reprime una sonrisa.
Me quedo callada un momento y siento como calor subir a mi rostro.
—Me gusta alguien.
Me mira con los ojos abiertos como platos y su sonrisa comienza a crecer y se queda en silencio un momento.
— ¡No me jodas! ¡¿Conociste a alguien?! ¡¿Por internet?!
Niego con la cabeza mientras sonrio como idiota y me quedo en silencio un momento.
— No realmente... Yo solo lo vi.
Jess me observa perpleja, sin comprender nada. Comienzo a contarle cómo fueron las dos veces que lo vi, lo que sentí, como incluso me arregle para él y como cruzamos una mirada que hasta ahora no puedo olvidar.
—... Así que, sólo estoy esperando que vuelva a pasar por mi vereda. — Finalizo.
Jess me sonríe con ternura.
—¿Y tienes idea si trabaja o estudia cerca de aquí?
Me encojo de hombros y niego con la cabeza.
—Lo único que sé es que no puedo dejar de pensar en él.
Jees asiente mientras mira hacia la ventana.
—¿Y como luce?
Siento el calor subir a mi rostro nuevamente.
—Es alto, blanco, castaño claro, no puedo notarlo mucho por su ropa pero creo que tiene un culo para morirse...
—¿Osea que no es demasiado flacucho?
Ambas rompemos a reír y yo niego con la cabeza.
— Bueno entonces debes comenzar a usar esas técnicas de maquillaje mucho más y a enseñar un poco esas curvas mujer.
—¿Tu crees?— Le pregunto sintiendo vergüenza.
No sé de estas cosas porque nunca me relacioné con ningún chico. Jess asiente frenéticamente mientras se levanta rápidamente de la cama y comienza a rebuscar entre mi ropa.
Pasamos como más de una hora eligiendo ropa y maquillaje. Haciendo estás cosas me siento normal, pero luego me siento un tanto ridícula cuando recuerdo que ni siquiera conozco a ese chico y que las probabilidades de que pase por tercera vez frente a mi casa son tan bajas y que sólo fue una simple coincidencia, tiene mucho más sentido.
—Ay Male, tienes mucha ropa que parece un pijama. Tenemos que salir de compras. —Me suelta.
Asiento.
— ¿Y que esperabas? Estoy todo el día en casa.
Mamá toca la puerta de mi habitación antes de entrar y luego nos avisa que la cena está lista. Pongo los ojos en blanco. Llegó el momento de aguantar a Laura. Antes de bajar me doy cuenta de que Jess está mirando mis dibujos recientes. Levanta uno y me observa perpleja.
—Dejame adivinar ¿Este es nuestro chico misterioso? —Pregunta.
Asiento mientras me ruborizo.
—Madre mía... Que ojos y yo pensé que estabas exagerando.— Me suelta antes de salir de la habitación.
Dibujo de Malena sobre el escritorio:
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Mi maravillosa creación
Romance¿Que harías si tú vida, que está destinada a una enfermedad miserable, se ve interrumpida, avivada y corrompida por un extraño muchacho de ojos verdes? Malena ni siquiera quería averiguar quién era realmente él. Su principal objetivo, era convencer...