Me aferro de la baranda y comienzo a bajar los escalones despacio. La luz de la noche entra por los ventanales y es lo único que ilumina este lugar. Está muy oscuro y tengo que tener cuidado. La caída me mataría sin dudarlo. Él sigue bajando como si nada y yo solo intento seguirle el paso.
Como la escalera es de caracol cuadrada, no puedo divisar a dónde vamos. Se me contrae la cara por el llanto ¿Por que me ignora? Sollozo mientras sigo bajando. Su silueta se ve más oscura y eso me da miedo. Dios ¿Que estoy haciendo? ¿Por que me castigo asi a mi misma? Me detengo y se me cruza por la cabeza volver a mí habitación pero mis sentimientos hacia este ser, son más fuertes.
Respiro profundo y decido seguir, sigo bajando sin perderlo de vista. Veo que la escalera está a punto de terminar en un largo pasillo gris. Él llega al final de la escalera y sigue por el pasillo. Me apresuro para seguirlo y veo el pasillo lleno de puertas negras y estantes con papeles.
¿Donde carajos estoy?
Lo veo caminar como si conociera a la perfección este lugar. Tal vez... él trabaja aquí... ¡¿Pero que estoy diciendo?! ¡Si él no existe! Entra por una puerta aleatoria blanca y la cierra detrás de él. Acelero más el paso y me paro en frente de la puerta... Él está ahí... Siento presión en el pecho. Me limpio las lágrimas del rostro con nerviosismo.
Estoy a punto de abrir la puerta. Se me cruza por la cabeza tocar antes pero luego me parece ridículo. Levanto mi mano despacio y estoy a punto de tomar el picaporte pero esta se abre de golpe antes de que pueda tocarla. Abro los ojos como platos y ahogo un grito.
Benjamín aparece de golpe frente a mi, me agarra del brazo y me jala hacia adentro de la habitación. Al principio todo es oscuro y estoy a punto de gritar pero la luz se enciende de golpe. Me ciega por un momento pero luego puedo acostumbrarme. Me encuentro frente a una mirada amable de ojos verdes.
—Male... — Me dice con voz suave.
Me le quedo mirando y luego sonrío. Le lanzo ambos brazos al cuello y lo abrazo con fuerza.
— Mi maravillosa Male...
Cierro los ojos y me permito imaginar que realmente él está aquí, en mis brazos.
—Te extrañe...— Le digo.
— Y yo a ti... muchísimo. — Balbucea contra mi cuello.
Nos quedamos abrazados un momento y luego me alejo para mirarlo. Me regala una media sonrisa y luce triste. Está tal cual lo recuerdo.
— Lamento mucho haberte asustado anoche...
Le acaricio el rostro mientras sigue hablando. Su piel es tan suave y su ojos verdes me dan la tranquilidad que no tuve en todos este tiempo.
— Es que estaba muy preocupado por ti y también estaba enojado conmigo por no haber estado contigo todos los estos días.
Me río con tristeza. Miro la habitación a la que me trajo. Tiene una silla, un escritorio y dos estantes llenos de archivos. Levanto las cejas. Trabajar aquí debe ser deprimente y es obvio que alguien lo hace. Solo hay un ventiluz y no es suficiente para darle vida a este lugar.
—¿No vas a decirme nada? — Pregunta sacándome de mis pensamientos.
Lo miro de golpe y suspiro.
— Podría preguntarte muchas cosas... Como por ejemplo por qué estás en el hospital a estas horas de la noche y me traes a este lugar escondido para hablar conmigo.
Traga saliva y baja la mirada.
— También podría preguntar por qué no viniste a verme o fuiste a mi casa a preguntar por mi... —Me río y meneo la cabeza. —Hay tantas cosas para preguntar, pero no quiero hacerlo. No me importa nada Benjamín, lo único que quiero es estar contigo.
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Mi maravillosa creación
Romance¿Que harías si tú vida, que está destinada a una enfermedad miserable, se ve interrumpida, avivada y corrompida por un extraño muchacho de ojos verdes? Malena ni siquiera quería averiguar quién era realmente él. Su principal objetivo, era convencer...