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Narrado en primera persona por María Larson.

Estoy en la cocina frente a la pasta que ya está casi lista. Preparo la mesa mientras mi marido sigue en su despacho trabajando. Pagar el hospital se convirtió en nuestra prioridad. Malena debe recibir la mejor atención y eso nos conlleva trabajar todo el día. Cada centavo que ganamos, se va para el hospital.

No importa lo que cueste, debemos pagar para que ella esté lo mejor posible.

Perejil, el cachorro que adoptamos para Malena, roba mi atención parándose en sus dos patas traseras mientras me pide que lo tome en brazos.

— Te estás volviendo un malcriado. — Le suelto mientras él solo me mueve el rabo. 

Me arrodillo mientras a escondidas de mi esposo, le doy un pedazo pequeño de carne medio cocida, que saqué de la salsa. El cachorro, que cada día es más grande, lo come gustoso y luego me agradece con besos mojados.

Ojalá que cuando Male vuelva a casa, Perejil siga siendo un cachorro. Sirvo la salsa, miro la hora y frunzo el ceño ¿Dónde está Laura?

— ¡Cariño, a cenar!

Joaquín aparece y se sienta en la mesa mientras afloja su corbata. Luce cansado y sé que está muy estresado pero aún así intenta sonreír.

— Huele bien amor... — Mira para todos lados. — ¿Y Laura?

— Aún no llegó del hospital. Debe estar con Malena...

Levanta las cejas extrañado. Si a mí también me parece raro. No es ninguna notícia que Laura piensa primero en ella antes que en su hermana. Además el horario de las visitas se terminó hace más de una hora.

— Voy a llamarla. — Suelta mi marido mientras saca su celular, marca el número y espera respuesta.

Trata de ocultar la preocupación en su rostro.

— No contesta. No creo que esté con Malena y ambos sabemos bien por qué ¿Y si le pasó algo de camino a casa?

La pasta se está enfriando pero ahora ya no me importa. Lo único que nos falta, que además de tener una hija con una enfermedad mortal, tengamos a nuestra otra hija desaparecida o lastimada. Tantos años de que Malena terminará en el hospital por un simple mareo nos hizo muy paranoicos.

— Voy a llamar a Jessica... Tal vez se vieron para ir a un bar y se olvidó de avisarnos...

Cuando tomo mi celular de la encimera, este se ilumina de golpe. El nombre de mi gemela en la pantalla me hace tragar saliva. Ella nunca me llama de la nada...

— ¿Isa? — Contesto con voz suave mientras siento la presencia de mi esposo detrás de mí.

— María... Perdón por molestarte tan tarde...

— No te preocupes. Estábamos por cenar... ¿Que pasa?

— Es que... Jess no volvió a casa y quería saber si estaba ahí o si sabes si se quedó con Malena o con Laura.

Me quedo callada uno momento.

— Estaba a punto de intentar localizar a Jessica porque Laura no volvió a casa...

Ella es la que guarda silencio ahora.

— ¿Crees que estén juntas? — Pregunta mi hermana.

— Tal vez... Creo que voy a llamar al hospital para preguntar si están con Malena. Seguramente se quedaron con ella y perdieron la noción del tiempo.

El teléfono de la sala de estar suena de golpe y a mí me salta el corazón.

— ¿María? — Pregunta Isabella porque me quedo muda.

Mi maravillosa creaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora