Cleopatra no puede dejar de ver la figura de sus gemelos expuesta en el museo de Londres. Quiso tocar los rostros desgastados por el tiempo, pero un gran cristal los divide. Aún puede recordarlos corriendo por el palacio, tan pequeños, con sus rostros romanos tan parecidos a Marco Antonio. No pudo parar las lagrimas, no le importa que la gente la mire como una extraña. Son sus hijos y eso nunca cambiará.
— Majestad —
Nadie la había llamado así desde que decidió terminar con su vida, ni la llaman así en Londres. Se limpió las lagrimas con el vestido floreado que Grace compró para ella en un mercado de pulgas. Miro a todos lados buscando a la persona que la llamo de esa manera, pero no hay nadie más que personas idiotizadas con las reliquias, hasta... que lo vio ahí junto a ella, también admirando las figuras de sus hijos.
Rhodon, su fiel amigo y el tutor de sus hijos.
— ¡Por los dios, Rhodon! — se echó sobre sus brazos, lo echaba de menos. Antes, apenas lo miraba a los ojos. Pero lo extraña, si él esta aquí, tiene una esperanza de volver — Te extrañe tanto
— Siempre estaré para usted, alteza —
Rhodon la alejo un poco, le tomó la mano y la llevo a un lugar más alejado, tomaron asiento en una banca. Ese hombre sabio, de piel blanca y cabello cenizo, tiene cientos de años igual que ella — Tenemos muchas cosas de que hablar —— ¿Que haces aquí? ¿Como están mis hijos? — pregunto eufórica — ¿Que paso con mi reino y conmigo? Se supone que termine con mi vida en el momento en que sentí el veneno llenar mis venas, ¡yo morí! —
— Yo falleci cuando un general romano cortó mi garganta, todos estamos muertos, alteza —
Cleopatra está temblando, quizá es por el frío invernal de Londres o por el miedo que siente. El aire mueve su cabello negro y sus piernas tiemblan de nervios.
— No creo que esto sea la duat o el infierno, es demasiado... agradable — dijo bajando los hombros y mirando más bonita la ciudad.
— Ciertamente, no creo que sea el infierno, pero nosotros no pertenecemos aquí. Usted es la faraóna de Egipto y yo su tutor, debemos regresar —
— ¿Crees que no lo he intentado? Casi saltó se un edificio, me arrollaron y creí que despertaría en mi hogar, pero nada, todas las noches pienso en esos detestables romanos haciendo sufrir a mi reino —
Rhodon apenas y mostró una sonrisa. Toco su colgante, ese dispositivo que Cesar le dio.
— Tiene que regresar con su colgante. Julio Cesar jamás supo lo que arrebató a ese par de hermanas en Alejandría — el colgante es dorado, como los vestidos que ella usaba, pesado por la cantidad de oro — Este colgante contiene la misteriosa arena de Egipto. Úsalo al saltar de Tower Bridge. Esta vez será diferente —
— ¿Y si no funciona y no puedo regresar? —
— Entonces, Alteza, su sufrimiento habrá acabado ahí —
Cleopatra asintió con la cabeza y se puso en pie decidida a acabar con esto de una vez. Si funciona estará de nuevo en reino y sino, su vida habra acabado, es eso o quedarse en un lugar que no es el suyo.
Esquiva a las personas con agilidad mientras camina hasta su objetivo, ni siquiera la lluvia la puede detener. Su delgado vestido se pega a sus piernas y su cabello gotea agua. Camina segura de si misma por el puente Tower Bridge, de un lado todos los autos y del otro el precipicio.
— Vamos Cleopatra es ahora o nunca — se dijo a si misma
Brinco el barandal y se sostuvo del pequeño espacio de concreto donde sostiene sus pies, pero la lluvia lo hace resbaloso y por el aire apenas puede sostenerse. El tío Támesis ruge con fiereza y su agua pasa con rapidez, algo dentro de sí le dice que se ahogara, pero tiene que hacerlo por sus hijos. Antes los abandonó por cobarde, ahora no lo hará. Cerró sus ojos con fuerza a punto de soltarse pero el ruido de un auto al detenerse la interrumpió.
— ¡Por dios¡ Sal de ahí Cleo — Cameron le ordeno a su chófer que parará el auto en medio del tráfico nocturno de Londres. Tampoco le importó que su prometida lo tomara del brazo para detenerlo o que los otros conductores están molestos, no la dejará morir — ¿Que demonios haces? —
Trato de acercarse para tomarla del brazo y obligarla a estar de nuevo segura, pero lo miro furiosa.
— ¡Aléjese primer ministro! — apenas y puede hablar porque el frio congela los labios de Cleopatra — Voy a tirarme y usted no lo impedirá —
Cameron se pasó las manos por el cabello desesperado, su prometida le ruega que se vayan del lugar, hoy es la cena de su compromiso, pero no puede dejarla ahí, al borde de la muerte, no cuando por su culpa al arrollarla con su auto, el golpe que le dio afecto su mente.
— No me iré. Me quedare aquí hasta que cambies de opinión — Cameron miro a todos a su alrededor, los conductores toman vídeos o fotos del momento, esto es una locura — No dejaré que te suicides, Cleo —
— No soy Cleo. Mi nombre es Cleopatra y soy la Reina de Egipto. Le ordeno que se vaya —
Si definitivamente Cameron está seguro que por su culpa ella está demente. ¿Reina? Hace siglos que los faraones dejaron de existir. Ella no parecía ser una mujer que consumiera drogas, quizá es una perfecta mentirosa.
— Te creo, tu eres la reina — se acercó poco a poco al notar como ella relaja su rostro, con cada paso está más cerca de tomarla por el brazo — Te llevaré a tu casa, con Grace ¿la recuerdas? Ella es tu amiga, hablaremos ahí e iremos a un doctor —
Dio un golpe bajo a la valentía de Cleopatra.
— ¿Cree que estoy loca? — pregunto fuera de si. Fue ese momento de distracción su peor error. Cameron brinco el barandal y la tomo del brazo para impedir que salte al vacío — ¡Sueltame! Tu no entiendes nada, yo no pertenezco aquí —
"Cameron sal de ahí, por favor" le grita su prometida.
— Si estás enojada con la vida, debe ser conmigo, yo te arrolle con mi auto — Cameron le sonrió para tranquilizarla — Te ayudaré a tener una nueva vida, conseguirás una casa y traeras a tu familia, solo déjame ayudarte —
Cleopatra casi se resbala al soltar una carcajada seca y poco agradable.
— ¿Familia? De donde yo vengo eso no existe. Yo hice que le cortaran la cabeza a mi hermana y que ahogaran a mi hermano. No tengo familia —
— ¡No, hoy no acabarás con tu vida! —
Es ahora o nunca. Cameron forcejeó con Cleopatra para tomarla y llevarla a un lugar seguro, pero ella peleó con todas sus fuerzas. La miro tomar el colgante de su cuello y este hizo un ruido extraño, Cleopatra abrió mucho los ojos, no por el sonido, sino porque gracias a la lluvia sus pies resbalaron y cayó al vacío, con lo que no contaba, es que Cameron la tomara del brazo para impedir su caída y el también salto al vacío.
Fue en ese momento, en que los dos caen hacia el violento río Támesis, que el dispositivo de su colgante se activó. Para todos los presentes en el Tower Bridge, ellos cayeron a la helada agua.
Pero ambos están perdidos entre los hilos del tiempo.
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Erase Una Vez Cleopatra. (Saga Faraones de Egipto Libro 1)
Romance¿Alguien sabe que hace Cleopatra en Londres? La ultima Faraona de Egipto, mujer de Julio Cesar y Marco Antonio. La única y verdadera reina de Egipto. Cleopatra no pensaba despertar en un nuevo mundo, creía que era un castigo de los dioses por no ga...