Erase Una Vez Cleopatra. (Saga Faraones de Egipto Libro 1)

Parte 50

¿Un bebé?

No, eso es imposible, ella está muerta, su vientre murió desde hace siglos y eso no puede estar pasando, Cleopatra se tocó el vientre de inmediato y sintió la fría piel bajó las palmas de sus manos, está segura que dentro de ella ya no hay ni órganos, sino más qué arena podrida, es un carcajo vacío sin vida, eso quiere decir que no puede y no quiere procrear.

— ¿Estas bien Cleopatra? — Le preguntó Cameron al acercarle una taza de té, huele tan rico, que le gustaría tomarlo de un sólo trago, pero también es muy posible que lo vomite — Te noto un poco...extraña —

Cleopatra negó con la cabeza y fingió una gran sonrisa, de todo modos es experta en fingir, sin duda hubiera sido una gran actriz porqué tuvo que fingir ante todo su pueblo cuando ella y Marco Antonio perdieron la batalla, fingió para que todos siguieran pensando que eran unos buenos reyes, cuándo la verdad es que ella estaba hecha una bola de nervios y ese romano se pasaba los días ahogado en alcohol, mientras los dos contaban las horas esperando a que esos romanos llegaran a matarlos, de esa manera está fingiendo ahorita, sentada en medio de la cocina, mintiendo que está adolorida por el golpe en el vientre mientras el olor a pan recién horneado la reconforta, pero los nervios no, aun así nadie debe darse cuenta de lo que le está pasando.

— Estoy bien — mintió de nuevo — De verdad no me pasa nada Cameron, quizá sólo... ya sabes, nunca había visto morir a una niña de esa manera —

Pero eso no es verdad, en la antigüedad era muy común ver a niños muertos en las calles, él hambre y las guerras eran devastadoras, al ser la reina se acostumbró a eso, pero no está así, callada y perdida en sus pensamientos por ver morir a una niña/momia, sino por lo que está le dijo.

No puede dejar de pensar en la mirada de odio y advertencia de esa niña, no sólo eso, sino en la marca y él golpe que le dio en el vientre, todo es una clara señal de los dioses, los cuales le tratan de decir que un bebé con una mamá mitad muerta no puede nacer, quizá sea un monstruo no digno de ser heredero al trono de Egipto. Cleopatra dentro de sus nervios, no pudo resistirse al dulce olor de la taza de té y le dio un gran sorbo, para que ese hombre Inglés que esta sentado al lado de ella no se preocupe más.

— Si, supongo que está muerte fue muy dolorosa pensé que al ya estar muertas a las momias no les dolía morir, hasta que vi a esta niña — Cameron se pasó las manos por el cabello, dejando caer unos mechones de cabello rubio por su frente — Jamás creí que regresar a su estado natural fuera tan doloroso, ya sabes a lo que me refiero, volver a ser momia es algo sumamente doloroso y no quiero que eso te pase a ti, dios, me moriría si te pasará algo así —

Cleopatra se recargo en su asiento con la taza entre sus manos, el aroma caliente es ideal para el horrible clima de Escocia, pero después de las palabras de esa niña lo único que quiere es irse, correr por Egipto y sentir la arena bajo sus pies, siente que está gran casa la está asfixiando y aún así, miró a los ojos a Cameron.

— Eso no me pasará a mi — corrigió — Porque yo me iré de otra forma, mi carne no se caerá a pedazos, porqué yo tendré con un viaje al pasado a Egipto, pero esta vez sola, sin ti, ni Grace —

Cameron soltó un suspiro y frunció el ceño molesto, ha estado así de callado desde que su abuelo y ella han estado haciendo planes para irse de Egipto. Lo escuchó soltar una risa amarga que cortó el frío silencio.

— Creó que fue un error haberte traído aquí, mi mayor error fue haberte presentado a mi abuelo, los dos están locos por Egipto y esa fascinación los acabará matando — Él acercó su mano hasta tocar la suya, sus ojos azules son fríos, determinados en hacerla entender que esta cometiendo una locura — Tú Cleo, no regresarás a ningún lado, ni a Egipto y menos al pasado, no hasta que me digas de que bebé hablaba esa niña —