Parte 23

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La oscuridad aún invade a Cleopatra, lo sabe porque cada vez que viaja de nuevo al pasado, es tan horrible como si entrara a la boca de un dios para ser tragada, siempre cierra los ojos con fuerza, aprieta las manos hasta que sus uñas se entierran en su carne y su cabeza está totalmente revuelta. Los viajes al pasado deberían de ser cómodos, así como los viajes en avión, aunque Cleopatra sabe que aunque estaba horrorizada de esa máquina voladora, era mucho mejor que regresar al pasado, porque es como si después de tragarla, el dios la expulsará a un abismo de horror, a un tiempo que no es el suyo y a una muerte inminente.

Porque Cleopatra sabe que esta muriendo desde que despertó junto al río Támesis, ella era una reina resplandeciente, con sus extravagantes maquillajes hipnotizada hombres y su cabello era tan suave como la más fina seda. Después de cada viaje al pasado sabe que una parte de ella se pierde en los hilos del tiempo.

Quizá para Cameron viajar al pasado sea la cosa más divertida de toda su vida, el viaje que siempre quiso desde que era niño y leía historias sobre los grandes faraones de Egipto, para Cleopatra no es lo mismo. Su cuerpo se debilita, su piel pierde ese bronceado y se hace tan blanca que sus venas se notan y su cabello es tan negro, que ya no se parece en nada a esa Cleopatra faraona.

Así que si alguien quiere comprarla como prostituta deben de estar muy locos.

— Puede llevarse a esta prostituta por 10 monedas de oro, es mi última oferta —Cleopatra trato de ponerse en pie, pero sus piernas se sienten de gelatina y su cabeza solo da vueltas — ¿La quiere? Vamos, pagueme o la vendere como esclava a un romano —

Cuando Cleopatra se pudo sostener en pie, levantó su vista para ver a ese condenado hombre árabe y la sonrisa divertida de Cameron, su guapo Inglés es tan diferente que luce como un reluciente muñeco en medio de todo el gentío del mercado, él muy descarado no se ha cambiado de ropa, así que todo el mundo voltea a verlo y todas la mujeres pasan la sus manos por sus brazos porque quieren tener a ese rubio burlesco en su cama.

— ¡¿Como me llamó?! — Cleopatra miró al vendedor con los ojos llenos de furia, así que por un segundo olvido que ya esta en el pasado y que aquí la mujer vale menos que un camello — ¡Jamás vuelva a confundirme con una prostituta! —

Y en menos de un segundo su mano se estrelló en la mejilla mugrosa de aquel comerciante. Su amiga inglesa Grace le enseñó que las mujeres deben defenderse, pero en el pasado no es así y cuando Cleopatra se dio cuenta de su error, al notar que esta rodeada de chicas que también están a punto de venderlas, supo que ese hombre tiene todo el derecho a golpearla y cerró los ojos esperando el golpe como una digna faraona.

— Yo la compraré, quiero a esa prostituta para mi y quiero una habitación para pasar la noche — Cameron tomó la mano de aquel comerciante antes de que se estrellara en la cara de Cleopatra, lo miró quitarse su anillo de compromiso para dárselo a aquel detestable hombre — Tomé, esto vale mucho, creo que es más que suficiente para comprar a esa mujer —

— ¡Llévate a esta horrible mujer antes de que la mate y tienes hasta que salga el sol para dejar la habitación! — El comerciante los fulminó con la mirada — Y tu chico extraño, no olvides dejar a la chica de nuevo en la mañana —

Cameron le quitó las cadenas de las manos y la tomó del brazo para llevársela de ahí, lejos del mercado de prostitutas en el centro de la ciudad. Cameron camina entre el gentío, entre los olores a esencias, entre los gritos, los idiomas, el olor a camello y entre el miedo de que algún romano les haga algo, parece encantando de estar en aquella ciudad que antes solo visitaba en su imaginación.

Cleopatra abrió los ojos llenos de emoción mientras mira el resplandor de la vieja ciudad de Alejandria, es tan grande que puede sentirse de nuevo en casa, en su época, en su reino y a ella como la reina, claro, sino fuera porque un Inglés la toma de la mano y la hace caminar por en medio de los mercadillos, sino fuera por el, podría decir que todo volvió a la normalidad.
Porque aquí no hay autos, ni máquinas voladoras y muchos menos esos horribles aparatos que le toman video en sus locuras y la hacen famosa en youtube. Aquí es la reina y esta es su ciudad.

Erase Una Vez Cleopatra. (Saga Faraones de Egipto Libro 1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora