Parte 66

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Cleopatra

Lo primero que escuchó despues de la terrible caída fue el fuerte llanto de su hija, desesperado y asustado, esa bebé se desgarra la garganta mientras mueve sus manos llena de miedo. ¿Pero quién no tendría miedo? Si la caída fue espantosa, sino fuera una momia, sin duda la altura la habría matado.

Cleopatra apenas pudo abrir los ojos, cuándo se recompuso del dolor y después de toser todo el polvo que había en su boca, encendió la linterna y miró a su alrededor, Amunet está igual que ella, suelta quejidos de dolor y aleja las piedras de ella. Cleopatra inmediatamente limpió un poco de polvo del rostro de su bebé, la arrullo de un lado otro sintiendo ese horrible dolor en su pierna, la revisó en cada parte de su pequeño cuerpo y se dio cuenta que no le pasó nada, ni un sólo rasguño, sólo el polvo que se extendió por todo el lugar, en cambio ella tiene una gran herida en la frente que la hace sentir confusa, su ropa está rasgada y sus brazos están arañados porqué con ellos protegió a la bebé de la caída.

- Bueno, estamos vivas - Dijo Amunet quitando un par de piedras del camino y mirando a todos lados para buscar una salida - Pero está no era la entrada que tenía en mente -

Cleopatra se acercó poco a poco porqué su pierna está lastimada y no deja de sangrar, sin embargo, ella también quiere salir de aquí porque esté no es un lugar para tener a su heredera.

- Está no era la tarde qué quería tener con mi heredera, cuando el primer ministro se entere querrá matarme - Cleopatra se tocó la frente y se vio los dedos llenos de sangre - Pero ya estamos aquí y tenemos que salir de ésta trampa, este lugar no es nada seguro, vamos Olimpia deja de llorar -

Amunet se entretuvo mirando todo el lugar, mientras ella trata de calmar él llanto de su hija, pero esa bebé están tan asustada que no deja de llorar, mueve sus brazos y trata de calmarla con cantos egipcios, sin embargo, no había notado nada extraño, ni ella, ni mucho menos Amunet se habían dado cuenta de esa arena que poco a poco llenaba el piso del lugar, Cleopatra ahogó un grito y se llenó de horror al ver como ese hoyo negro que esta lleno de piedras, se llena de granos de arena.

- Amunet - Gritó asustando aun más a su bebé - ¡¿Ya encontraste una salida?! -

Amunet negó con la cabeza enérgicamente, esta igual de asustada a ella, herida y cansada de mover piedras que no muestran una salida.

- ¡No! -

- ¡Por todos los dioses! ¡¿Solo me hicieron volver a la vida para sufrir esto?! - Gritó al cielo miestras siente como la arena cubre sus piernas - ¡¿Quieren que vea como muere mi hija?! ¡Los maldigo a todos malditos dioses! -

Amunet casi corrió hasta ella tratándo de hacerla callar, pero esta igual de asustada. La arena sale por las aberturas de la pared, es tan rapida que en menos de unos minutos estaba muertas, pero esa arena parece interminable mientras las cubre poco a poco, él horror llena sus rostro y los llantos de Olimpia las ponen nerviosas.

¿Pero quién no lloraria al morir así?

- Creó que encontré una salida, ayúdame a mover estas piedras porqué sino estamos muertas -

Cleopatra se movió con dificultad por la arena, la mayor parte de sus piernas están cubiertas y sus brazos están lastimados, aún así, se mordió el labio hasta dañarse y usó todas sus fuerzas para mover una parte de esas pesada piedra.

Y cuándo escuchó ese crujido de piedras, casi saltó de alegría y suso sus manos para abrir ese espacio en la pared, la única salvación que tienen de morir ahogadas por la arena.

Erase Una Vez Cleopatra. (Saga Faraones de Egipto Libro 1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora