Parte 55

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— ¿Vas a vomitar? —

Cleopatra se burló fuertemente después de soltar esa pregunta a ese joven inglés de rostro sonrojado por el sol que parece querer morirse a causa del olor nauseabundo. Es imposible dejar de reír al verlo con la cara llena de asco al estar cerca de los camellos, Cameron camina de un lado a otro tratando de que sus pies no se hundan en la arena, hasta se quitó el sombrero y se pasa las manos por el cabello desesperado, esta segura qué a partir de esto odiara a Egipto.

Él odia los camellos, no tolera ese olor nauseabundo del pobre animal, quizá es porque ese hombre solo está acostumbrado a las facilidades de la vida moderna, a viajar en cómodos autos con asientos de piel y ricos aromas a perfume, pero ella está acostumbrada a viajar en todo lo qué esté disponible, no es fanática de los lomos de esos camellos porqué el dolor de espalda es fatal, pero los aprecia, ya que en la antigüedad la gente se transportaba en ellos, eran como los autos del pasado.

— ¡Odio a estos malditos animales! Aleja a eso de mi — Le dijo Cameron al pobre hombre de la caravana, ese primer ministro fulmina a con la mirada, pero ya no están en Él Cairo y a las afueras de la ciudad no todos saben hablar Inglés— ¡¿Dónde demonios está el auto?! Quiero irme de aquí ahora mismo —

Cleopatra trató de mirar más allá de lo que él fuerte sol le permite, claro que su sombrero le ayuda, pero los rayos solares son tan fuertes que solo puede ver cono la arena se mueve, quizá ya son espejismos, pero a las afueras de la ciudad no se va bada más que arena y ningún auto cerca, él sol es terrible y odia estar vestida así, como una mujer moderna, Cleopatra está en su reino, bueno, lo que queda de él, era el lugar perfecto para vestirse como una reina, pero debe usar esta ropa de exploradora o arriesgarse a que todo el mundo sepa quién es.

— No veo nada Cameron, no hay ningún auto que venga por nosotros — Cleopatra puso sus manos en su cintura y se burló con audacia — Oh querido, no puede ser tan malo viajar en camello, esos animales son divertidos, de hecho es la mejor opción para cruzar el desierto —

— Ni de broma me subo a esas cosas — Cameron negó rotundamente  no la cabeza y se acercó mientras baja la voz para hablar de su único secreto, sus  viajes al pasado — Ya lo hice en el pasado y será la última vez, los camellos y los ingleses no somos buenos amigos, por esa razón no hay camellos en Londres  —

Cleopatra rodó los ojos sin poder entender las absurdas quejas de los ingleses, son tan delicados que hasta su piel no soporta la intensidad del sol, lo bueno es que esta segura de que su heredero tendrá toda la sangre real egipcia.

— Bueno, tu abuelo no está por ningún lado, incluso puede que la orden del tiempo lo haya descubierto, de todos modos me enteré gracias a Internet qué tú abuelo es muy conocido aquí en Egipto — Cleopatra camino lentamente por la arena, para lo que otros sería terrible que sus pies se hundan en esa arena caliente, para ella es la mejor experiencia de la vida — ¿Seguro qué no fue él quien tocó la puerta de nuestra habitación por la mañana? Estoy segura de que escuché su voz y mira que a pesar de estar medio muerta, tengo muy buen oído —

Cameron subió su celular tratando de encontrar una buena recepción.

— Ahora estoy creyendo que sí fue él —Cameron prendió ese pequeño aparato que todas las personas usan como si fuera algo esencial en la vida y lo pegó a su oído cómo si fuera a hablar con alguien — Creó que quería decirnos algo importante, dios debimos de haber abierto la puerta, pero tú, estabas más ocupada enseñándome las cosas que hace la boca de una diosa —

— No se dice cosas, se dice hacer el amor y es un acto qué ni los dioses tienen —

Aún no puede entender que función hace ese pequeño aparato que llaman celular, aunque la primera vez que vio una foto salió tremendamente asustada porque creyó que un demonio se había apoderado de la imagen.

Erase Una Vez Cleopatra. (Saga Faraones de Egipto Libro 1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora