Parte 90

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Cleopatra

— ¡¿Estás loco?! No cabe duda que el sol o la arena te ha afectado el cerebro ¡Antes eras más listo! Por los dioses del pasado, por un momento creí que matarias a nuestra hija ¡Deja de hacer eso o te maldigo! — Dijo tomándose el vientre con dolor, quizá sea por los nervios o todo el estrés acumulado, pero se siente tan agotada que se recargó en la pared  — Me siento terrible, en el pasado me sentía así cuando perdida una guerra o intentaban matarme ¿Como dicen ustedes las raras personas del futuro? Bueno, se me bajo la presión —

Cameron soneio de lado igual de cansado que ella, lo nota por las pequeñas ojeras por falta de sueño, por las arrugas junto a sus ojos y al morderse el labio para soportar el dolor de su herida, esa herida que apenas lleva cubierta por vendas, y aún así abraza a Olimpia von tanta fuerza como si intentara protegerla de algo, pero esa niña de cabello dorados, reposa su mejilla cómodamente dormida en el hombro sano de su papá.

— Solo estas asustada Cleo, pasaste por muchas cosas y ver como iban a matar a muestra hija no debe ser fácil, pero debiste confiar en mi, jamás podría tocarle ni un sólo mechón de cabello a Olimpia, ella es mi pequeña bebé — Dijo con cierta burla soltando un suspiro para soportar el dolor se su hombro — Pero no entiendo, ti antes pasabas por cosas mucho peores viste guerras, asesinatos y tu propia muerte ¿Porqué te asustaste por esto? —

Cleopatra se acercó con rapidez al cuerpo de esa maldita anciana y  terminó no enterrar la daga en el corazón para asegurarse de qué esta muerta y que no se levante como una momia, sus manos se llenaron de sangre, así que sr las limpió en la ropa de su víctima y levantó la mirada con aburrimiento.

— ¿De verdad me estás preguntando eso Cameron? ¡Pasé siglos muerta! — Dijo con molestia guardando la daga en su pantalon — Mi corazón ya no soporta tantas cosas como antes, ya no estoy preparada para los sustos, ya estoy un poquito grande para esas emociones —

— ¿Poquito grande? Prácticamente eres la anciana más grande del mundo — Cameron se quedó callado, miró a ambos lados con precaución y la tomó de la mano — Ven, salgamos de aquí antes de que alguien nos encuentre. Ayudame a cerrar la puerta con la piedra para que nadie jamás vuelva a salir de aquí —

Cameron hizo un gran esfuerzo haciendo do qur sus mejillas se pusieran roja entre cargar a Olimpia y ayudarla a empujar esa pesada piedra como si tratarán de sellar la tumba de un faraón antiguo, en realidad este sería el trabajo de un esclavo, pero esta tan enojada que no se molestó en ensuciarse las manos para aunque sea salvar la vida de su única hija del futuro.

Porqué en el psados todos sus hijos tuvieron un trágico destino y sin duda el cuerpo de Amunet se convertirá en arena, para siempre.

Cleopatra se sacudió el polvo de su ropa y corrió hasta la puerta, pero al escuchar un extraño sonido, mejor se asomó por la ventana.

— ¡¿Qué demonios le pasa a Egipto?! Está cubierto de arena— Preguntó tratando se mirar hacia el exterior. Camerom carraspeo como si hubiera hecho una travesura muy muy mala.

— Bueno, ya se que esta cubierto de arena, pero no tenía otra opción, quise ser el héroe y terminé siendo el villano de este cuento, era Olimpia o Egipto y yo prefiero a mi hija por sobre todas las cosas — Dijo con autoridad y sin dejar de mirarla con aquellos ojos azules intensos  — Quizá nos mate una tormenta de arena, pero por lo menos tenemos a Olimpia —

Cleopatra lo miró de reojo con los mechones rubios caídos sobre su frente, con algunos rasguños en su rostro, pero abrazando a la niña con fuerza.

— ¿Sabes Cameron que en el pasado entregué a mis hijos antes que a mi pueblo? — Dijo mientrad cierra la ventana antes de que entre la arena — Tú hubieras sido un pésimo rey en el pasado —

Cleopatra se pasó las manos por el cabello, se mojó los labios resecos por el miedo y puso sus manos en su cintura.

— Pero hiciste lo correcto, hiciste lo que yo no pude hacer en el pasado — Dijo en voz baja acariciando la regordeta mejilla de su hija — Pero debemos irnos, este lugar no es seguro —

— Pero las calles tampoco son seguras — Replicó ese ingles.

— Pero una tormenta de arena no nos matará, solo es arena y si, un poco de furia de los dioses, ¡Ven, sígueme! —

Antes de salir Cleopatra se cubrió una parte del rostro con una tela oscura, y salió de la pequeña casa con sigilo, al igual que Cameron, sus rostros están cubiertos para poder caminar entre al arena, pero Olimpia reposa bajo la chaqueta aferrada a la camisa de su papá, quizá asustada por el horrible sonido del viento y los gritos de las personas.
vaya que el viento es feo, pero aún tienen un poco de tiempo para llegar a un lugar seguro.

Tomó de la mano a ese ingles y lo obligó a seguirla por las estrechas calles de la ciudad mientras escucha el enfurecido sonido de la arena, quizá la gente piense que es un extraño fenómeno de la naturaleza que quiere cubrir la ciudad de arena, pero no, sólo es la furia de los dioses porqué no obtuvieron el alma que ellos querían.

Entraron en una pequeña casa de puertas de madera, vieja, muy, muy vieja, oscura y casi bajo tierra, pero entraron tan rápido que al pasar aseguro la puerta y cerró las ventanas para que la arena no llene el lugar y dejó que Cameron recostara a su hija entre los cojines y la alfombra para que esta más cómoda.

— Aquí estaremos seguros, por lo menos hasta que la tormenta de arena se calme, porque si salimos la arena nos tragará — Dijo encendiendo un par de velas para iluminar el lugar  — Hay comida en la nevera y cosas para pasar la noche, nos irá bien Cameron —

Fue Cameron quien se levantó a preparar la cena, el siempre lo hace porque ella no se acostumbra a la extraña tecnología del futuro, además está más cómoda sentada junto a Olimpia, acariciando sus mejillas, si tan solo ella y sus hijos hubieran tenido ésta oportunidad en el pasado, la historia de la antigüedad habría sido muy diferente.

— Yo de verdad creí que ibas matarla — Dijo en voz baja cuando Camero dejó plato de comida delante de ella.

— ¿Matar a mi propia hija? Ni que tuviera arena en los ojos. Eso jamás —

— Yo pensé que le enterrarias la daga en el corazón porqué preferirías matarla, ya que ella no es...normal

Cameron sonrió de lado y movió los rizos de Olimpia sonriendo al verla como si esa niña fuera el tesoro más valorado y extraño de todo Egipto, es la mirada de un arqueólogo al encontrar la pieza de historia de su vida.

Una mirada pura y simple de amor.

— ¿A que te refieres al decir normal? — Contesto molestando tanto a la niña com sus cariños paternales que.la hizo despertar — Yo veo a Olimpia como la mejor niña de todo el mundo, ella es normal y suficiente para mi. Es lo mejor que he hecho en la vida y no veo nada de malo en ella —

— Ella ve muertos Camero, recuerda cosas del pasado y habla con momias — Comentó con la boca llena de comida. Hasta las momias se acostumbran a la comida rápida del futuro.

— ¿Y eso que Cleopatra? Claro que la ayudaré con eso, con las momias, con sus locuras o sus viajes al pasado, pero ella es mi hija y con todo y eso, es perfecta para mí —

Pero Olimpia se removió al momento, se quitó la chaqueta de encima y como asiento entre los cojines con los ojos hinchados por el sueño, tiene las mejillas rojas y los labios rosados entreabiertos, es toda una belleza y fue bendecida por la mismísima Afrodita.

— Soñé que algún día cuándo ya no sea una bebé, cuándo ya no come lechita caliente y mami ya no me acompañe al baño — Dijo Olimpia mostrando sus dientes de leche — Trataré de matar a un principe —

Erase Una Vez Cleopatra. (Saga Faraones de Egipto Libro 1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora