Cameron
— Londres es peor que la mierda de los soldados romanos y de los sacerdotes que robaban mi oro — Cleopatra se cruzó de brazos y cerró los ojos molesta, esta cansada y solo quiere irse de aquí — No se para que me trajiste aquí Cameron, no me gusta nada de esto. ¡¿Dime qué cosas son estas?! ¿Pantalestas, así las llaman? Prefiero estar desnuda a usar estas cosas que ocultan mi entrepierna hecha por los dioses —
Cameron se pasó las manos por el cabello y soltó un largo suspiró mientras mira como Cleopatra aleja furiosamente la delicada piezas de lencería. Jamás pensó que fuera tan difícil comprar lencería femenina, le dijo a sus guardias que no tardarían más de 10 minutos y ahora lleva más de una hora discutiendo con Cleopatra para que por fin puedo decidirse a usar ropa más normal, no es que quiera verla en conjuntos de lencería todos los días, pero si ella ya va a vivir en esté tiempo tiene que verse como una persona normal.
Cameron levantó su mirada y tomó a Cleopatra por los hombros, le sonrió ampliamente y se resignó a que esa egipcia jamás podrá ser normal.
— Esta bien Cleopatra, aunque no puedo entender tu odio por la ropa interior, sugiero que es bueno que escojas algunas — Cameron se alejó unos pasos para tomar un par de piezas de ropa interior rojas — Ya sabes que a mi me gustaría verte como aquellas noches en él viejo Egipto, sin nada que cubriera tú...¿Cómo le llamas? —
— Zona esculpida por los dioses — dijo Cleopatra con voz molesta.
— Si claro, tú entrepierna, me gustaría verte todo los días así, pero si quieres trabajar en él museo y pasar tu eternidad aquí tienes que acostumbrarte ¿No crees? —
Cleopatra refunfuño molesta y tomó un par de piezas de encaje sin fijarse en la forma, se verá completamente sexy con ellas, pero Cameron duda mucho que a esa mujer acostumbrada a usar vestidos llenos de erotismo le guste tener su bello cuerpo cubierto de ropa para cubrirse del frío, Cameron apenas y logró que esa egipcia se pusiera jeans, sostén y una blusa para evitar que se enferme, aún no sabe si algo puede hacerle daño porqué ella está técnicamente muerta, pero para evitar problemas futuros la vistió cómo cualquier chica inglesa que quiere evitar mojarse por la lluvia.
— Me llevaré estas ropas hechas para esclavas solo porque no quiero perder mi empleo en el museo, me gusta mucho trabajar con momias — Cleopatra lo fulminó con la mirada — No creas que lo hago por ti, ¡Traidor! —
Cameron se pasó las manos por la cara para soportar el estrés acumulado por pasar más de una hora en una tienda de ropa femenina, después de casi obligar a Cleopatra a salir del museo, la llevó a rastras hasta esa plaza comercial para comprarle todo lo que ella necesité, no lo hace porque no sea vea bella, sino porque él la trajo aquí y es quien tiene que ayudarla a que se acostumbré a Londres, así que pagó la ropa que eligieron y caminó detrás de ella en esa plaza llena de personas.
Por un momento Cameron se asustó de no verla por ningún lugar, la gente pasa a su alrededor y sus guardias procedieron a buscarla, porqué está lleno de miedo de que esa egipcia se escape, pero no fue difícil encontrarla, Cleopatra tiene el rostro pegado al vidrio de una tienda de bebés, sus enigmáticos ojos egipcios, esos que han vividos miles de años, que han visto guerras, momias y muertos, están fijos en las cunas y Cameron no pido evitar sentirse culpable por eso, porque si aún no puede olvidar los latigazos que dejaron marcas en su espalda, menos puede olvidar como Cleopatra se moría de amor por su hijo, él heredero al trono.
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Erase Una Vez Cleopatra. (Saga Faraones de Egipto Libro 1)
Romance¿Alguien sabe que hace Cleopatra en Londres? La ultima Faraona de Egipto, mujer de Julio Cesar y Marco Antonio. La única y verdadera reina de Egipto. Cleopatra no pensaba despertar en un nuevo mundo, creía que era un castigo de los dioses por no ga...