Parte 48

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— Bien, si seguimos esté caminó estoy seguro de que llegaremos al pueblo más cercano — Cameron sujetó sus manos al volante y su mirada esta puesta en el camino delante de él — Me gusta mucho verte con mi ropa, pero supongo que eso no es digno de una reina —

Cleopatra se recargó en el asiento y soltó un fuerte suspiró que congeló el aire que salió por su boca, poco le importaba venir a este desértico lugar llenó de acantilados y pastizales, quería quedarse bajó el manto caliente de la casa, estudiando libros antiguos y descubriendo todo lo que él abuelo de Cameron descubrió como arqueólogo en Egipto, tiene cuartos llenos de objetos que aún no son investigados porqué no hay traducción alguna de sus textos y también quiere regresar a Londres lo antes posible, volver a la destartalada y vieja cafetería de Grace y Beatrice, sentarse en la mesa que está pegada a la ventana y ver la estación del tren, saborear ese delicioso café y hablar con las únicas amigas que ha tenido en toda la eternidad, por lo menos qué no intentaron matarla. Cleopatra recargó su cabeza en la ventanilla mientras mira la lluvia que siempre cubre el cielo de Escocia.

Extraña demasiado el fuerte y vigoroso sol de Egipto.

— ¿Adónde se supone que vamos? Porqué no veo absolutamente nada desde que salimos de la casa —

Cameron manejó el auto por la carretera como un experto en vías realmente estrechas, él nació aquí, creció y toda su vida viajó a esté pueblo, pero eso no quiere decir que sea bonito, bueno, es una belleza a la cual ella no estaba acostumbrada, por lo menos el clima polar no es algo que le encante, sobretodo porqué sus dedos se congelan y teme que algún día se le caigan por el frío, esta acostumbra a climas calientes, al sol abrasador de Egipto, a las tormentas de arena y a la humedad de los ríos, no a ver siempre lluvia.

Stirling, es un pueblo muy pintoresco, se que te gustará, claro que no es como Londres pero aquí nadie interferia en el trabajo de mi abuelo  — Cameron la miró de reojo — Es un lugar algo tenebroso con castillos y casas de piedra oscura de la época medieval, totalmente tú estilo —

Cleopatra rodó los ojos y se cubrió mucho más con ese pesado abrigo.

— Ni siquiera se que es medieval, esperó que sea un pueblo muy tenebroso ¿Nos tardaremos mucho? — continuó — No quiero alejarme mucho tiempo de la casa, necesitó estudiar y cuidar a esa pobre niña, se qué en algún momento debo dejarla ir, pero es tan pequeña que cualquier miembro del culto podría matarla... —

La fuerte voz de Cameron la interrumpió por completo.

— Basta Cleo, necesitas un descanso, además, creó que mi abuelo ya se está llevando mejor con la niña, no te preocupes la casa esta custodiada y tiene mucha seguridad — Quitó una de sus manos del volante y la puso sobre la de ella— Compremos tú ropa, víveres y olvidemos que alguien te quiere matar y que tú tienes qué matar a esa momi... niña —

Pero un sonido bastante extraño la asuto por completo y más por el movimiento en brusco de está máquina de fierros que su compañero de viaje llama auto, él auto se movió de una manera extraña y el horrible sonido de las llantas al frenarse en el pavimento la tienen histérica, en cuánto pudo abrió la puerta y se bajó de esa máquina horrible que aun no le gusta para nada, prefiere mil veces más sus lentos, pero seguros, viajes de su cama, esos dónde sus pobres sirvientes tenían que llevarla por largos caminos cargada en sus hombros, esos si eran viajes inolvidables, eran tan cómodos y no había miedo de morir, una vez Marco Antonio y ella hicieron el amor en uno de esos, pero en esta cosa de cuatro llantas lo último que se daría sería un beso. Bajó histérica y abrió los ojos horrorizada.

— ¡¿Qué..qué fue eso?! —

Cameron se bajó del auto y trató de calmarla.

— No te preocupes, no fue algo tan malo —

Erase Una Vez Cleopatra. (Saga Faraones de Egipto Libro 1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora