Tal vez sus padres lo habían aceptado, pero había todavía un pequeño tema que necesitaba resolver:-Tengo un problema -dijo anunciándose de manera abrupta frente a los dos amigos que estaban charlando de la serie que ambos veían.
-Claro, "Mati". Cuéntanos... -dijo Pablo con cierta sorna.
-¿Cómo sabéis si estáis enamorados?
Ambos chicos se miraron y se despegaron de la pared en la que descansaban.
-Sí, ya sabéis -se explicó un poco mejor -. Ese momento en que te sudan las manos, te pones nervioso y sueltas sonrisas como idiota y... luego comienzas a decir cosas sin sentido...
-Sí ya sabes, ¿por qué nos preguntas? -puntualizó Pablo extrañado. De todo esa soltura que exudaba no había rastro alguno en ese momento. Matías se quedó callado.
-¿Estás por un chico? -preguntó Diego ayudándolo con las palabras.
-Yo... ¿Lo sabías?
-No -dijo minimizando el asunto -. Ha sido él quien lo notó primero, pero eso no importa, ¿qué pasa con ese chico?
-¿No te importa?
Diego miró a Pablo.
-¿Por qué iba a importarme que te gusten los chicos? Soy tu amigo y te apoyo en lo que sea.
-Pues el caso es que es un chico de mi clase...
-¿El chico que se cuelga de tu cuello y te quiere tirar cada vez que tiene oportunidad? -preguntó Diego con cierta repulsión ante tal acto salvaje.
-¿Le has visto?
-Sois un espectáculo andante -dijo sin más -. Vamos, que si fuera porque a mis ojos parecéis salvajes, nunca me hubiese imaginando que vosotros...
-Sí -lo detuvo Pablo -, sí. Te hemos visto. Un par de veces pero por causalidad.
-¿Entonces sabéis? -retomando la pregunta original. No le importaba que le dijeran salvaje, de cierto modo lo sabía y... después de todas las que le había dicho a Diego aceptó las palabras sin ningún recelo.
-Sí -respondieron los dos al mismo tiempo.
-Puedes confírmalo tú mismo, ahora. Con esa cara de tonto que tienes por haberte recordado ese acontecimiento, que parece no te importa pasar por un salvaje frente a todos por él -dijo Pablo en un tono tal vez demasiado soñé mente y serio. Pero era lo que necesitaba Matías para estar seguro.
Pero Diego no pudo contener una risa burlona. Sabía que Matías era alguien sumamente efusivo, inquieto y muy disperso. Pero jamás se imaginó verle así; temblando de amor, no mucho menos nervioso. A sus ojos parecía el chico más seguro y confiado en si mismo del mundo, que verlo sonreír como un crío por alguien más le parecía de lo más gracioso.
-¿Jamás te has enamorado así? -le preguntó Matías a Diego, que parecía demasiado escéptico.
-No -respondió rápido y sin gota de duda. Jamás lo había hecho y a pesar de que era el tipo de chico que tenía romances de metro y que tampoco duraban mucho en su cabeza, tan sólo de pensar en que no tendrían demasiadas cosas en común.
Y así sin más Diego le dejó claro a Matías que jamás sentiría lo mismo que él. Así que supo que debía dejarlo ir e intentarlo con ese chico, después de todo, Esteban lograba hacerlo sonreír tan sólo con pensarlo.
-Aunque supongo que estaré perdiendo de algo interesante -viendo que aquella respuesta le había sorprendido demasiado.
-Pero, ¿no me habías dicho que tuviste una novia?
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Detrás del caleidoscopio
Teen FictionDiego no era un chico normal. Y lo sabía porque cada mañana tenía que ocultar esas cosas que lo volvían particular, cosas que no eran vergonzosas pero sí que causarían muchas preguntas y qué hacían que refiriera vestir de negro a donde quiera que fu...