Capítulo 14 - El Castillo

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Luka: ¡¿En serio?! Maih, ¿conoces a algún maestro de naturaleza?

Maih: Sí... (mirando a otro lado) pero es un arcipreste real, así que no creo que sea fácil encontrarlo.

Miku: Rayos, ¿entonces no conoces a otro?

Maih: No creo. Como ya deberían saber, la mayoría de los usuarios de poder de naturaleza no son muy comunes. Al no tener muchos ataques, suelen migrar a otras ciudades menos peligrosas para mantenerse a salvo.

Luka: ¿Eso es verdad, Jill?

Jill: Sí... Creí que ya se los había dicho.

Miku: Entonces necesitamos hablar con el arcipreste para que entrene a Jill. Creo que no hay otra opción.

Maih: Será un poco difícil, pero hay que intentarlo. Al fin y al cabo, le debo a Luka por ayudarme a intentar combatir a Itzuki.

Luka: Entonces es una buena idea. (pensando) Bien, esta es mi oportunidad para convertirme en paladín.

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Tras una caminata silenciosa y tensa, Maih guio a las chicas por el camino empedrado que conducía al castillo de la ciudad. Desde la distancia, la estructura ya se erguía como un gigante ancestral, sus torres puntiagudas desgarrando el cielo nublado y sus murallas de piedra oscura dominando el paisaje como si velaran sobre la ciudad desde tiempos inmemoriales. La brisa fría sopló con fuerza, moviendo las capas de las visitantes y haciendo que las antorchas en la entrada danzaran como si recibieran a los forasteros con advertencias silenciosas.

A medida que se acercaban, el portón principal, decorado con un relieve de dragones y criaturas místicas, parecía crecer ante ellas. Dos guardias, con armaduras de acero negro y yelmos decorados con plumas escarlata, se interpusieron, bloqueando el paso con sus lanzas cruzadas.

Guardia 1: (con voz grave) Alto. ¿Permiso para ingresar al Castillo Imperial?

Sin responder de inmediato, Maih buscó en su bolsillo y sacó un documento, mejor dicho, un pergamino. Este parecía tener algo diferente de los comunes, estaba sellado con cera verde y llevaba una marca en espiral que parecía moverse bajo la tenue luz de las antorchas.

Maih: (fría, con tono autoritario) Mercenaria de rango C, Maih. Traigo visitantes bajo mi custodia.

El guardia tomó el pergamino y lo leyó detenidamente, sus ojos recorriendo las palabras con lentitud casi exasperante. El otro guardia observaba fijamente a las chicas, como si pudiera detectar cualquier mentira con tan solo mirar sus expresiones.

Guardia 2: (después de una pausa) Muy bien, pueden pasar. Pero sin desviarse de su camino.

Guardia 1: Bienvenida al Castillo Imperial... otra vez.

Con un gesto de su lanza, el portón empezó a abrirse. Un sonido pesado y antiguo resonó cuando la madera y el metal se movieron al unísono, revelando el interior del castillo.

El cambio de ambiente fue inmediato: el aire se volvió más cálido, impregnado de un ligero aroma a incienso y cera derretida. El suelo de mármol pulido reflejaba la luz dorada de las lámparas de araña, enormes y decoradas con cristales que colgaban como si fueran joyas. Cada centímetro del castillo desprendía opulencia y antigüedad: tapices bordados cubrían las paredes, retratos de antiguos gobernantes observaban desde las alturas, y columnas talladas con motivos de naturaleza y batallas se alineaban como guardianes silenciosos.

Miku: (boquiabierta, mirando a su alrededor) Esto es... increíble.

Jill: (con los ojos brillando de emoción) Parece salido de un cuento... ¡Nunca había visto algo así!

Amor Elemental (Miku x Luka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora