1. Rojo chillón.

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- No me gusta, es demasiado ostentoso. - Negó Annelien a su Alpha mano derecha, Koen quién tenía un traje formal como siempre y evaluaba el atuendo que ella vestiría en un evento importante.

- Va a ser necesario que destaques. -

- Pónme mejor un cartel al cuello que diga "Montame" - Decía la Alpha con el rostro serio mientras se observaba al espejo con ese ridículo vestido rojo chillón.

- ¡Señorita! - Negó la beta amiga que se lo estaba provando, Ria hermana de Koen.

- Te queda el rojo. - Asintió otra vez Koen.

- No quiero destacar. -

- Recuerda que lo haces por tu manada. - Ria suspiró, porque de alguna manera entendía a la perfección a la Alpha, debido a la pérdida de sus padres de manera repentina tenía que asumir el cargo.

- Sabes que es por el equilibrio. - Decía Ria, con un poco de pena por su protegida amiga.

- Equilibrio... - Suspiró cuando volteo a ver por la ventana del enorme balcón de su habitación  todo lo que ahora le pertenecía por derecho y por ley de la naturaleza, ella ahora debía velar por los suyos incluyendo si eso tenía que ver con una pareja rápida y todo arreglado de manera anticuada. - Sólo será por los míos entonces. - Asintió, porque estaba dispuesta a sacrificar el perder quizá la oportunidad de escoger a la persona correcta con tal de proteger a los suyos.

- Bien, entonces ya está decidido. - Asintió Koen. Volteándose y sabiendo que tendría que hacer muchas cartas escritas a mano y hacer muchas llamadas por teléfono, porque sí, él mismo correría la voz de que la linda Alpha de su pequeña manada estaba buscando pareja que guíe a la manada Lyyov a su lado.

- ¿Ya me puedo quitar está cosa, verdad? - Preguntó Annelien un poco disgustada por el horrible vestido llamativo que llevaría puesto en la gran gala y fiesta que se daba cada 4 meses al año con el resto de manadas donde la suya precisamente apenas tenía voto y podría llegar a reconocerse.

- Claro. - Asintió Ria, ayudándole a volver al vestidor.

Quitarse ese vestido llamativo fue aún peor que llevarlo puesto, Ria podía ver en los ojos de la hermosa Alpha su verdadero disgusto.

- Tranquila Anne. Quizá la persona con la que te cases te ame al final también. - Le animaba su amiga y servidora.

- No amor lo que me preocupa. - Admitió. - Es el amor que decida tener hacía mi manada lo que no me deja dormir. ¿Y si es una mala decisión? -

- Entonces la Luna no va a permitirlo. Relájate. - Eso pensaba hacer mientras se llegaba el gran día.

En su despacho fue testigo de las cartas y respuestas que venían de cada manada, Koen le intentaba animar sonriéndole de lado. Más Annelien sabía muchas de las respuestas de las cartas sin tan si quiera leerlas.

- "Nadie está interesado" - Afirmó Annelien antes que su servidor hablará.

- Quizá muchas tienen su propia pareja ahora. - Eso era una burla y Anne lo sabía pues simplemente nadie estaba interesado en compartir su vida con una Alpha, no cuando las Omega y Betas eran más bonitas y fáciles de dominar, y aunque su comportamiento no fuera el de una Alpha agresiva normalmente, ella era tan simple que no era atractiva estaba al tanto de ello.

- Simplemente no quieren emparejarse con una Alpha, menos con una que tiene una pequeña manada. -

- No te hagas menos Annelien, sabes que eres perfecta en muchos sentidos. - Ella le sonrió a Koen.

- Si eso fuera así, no estaríamos en este problema buscando pareja sólo por el requisito. -

Porque sí, el requisito para estar a cargo de una manada era establecer el equilibrio en pareja, los únicos que podían liderar a su manada sin pareja alguna eran aquellos que los habían perdido, o que nunca pudieron llegar a marcar a su pareja por desgracia del destino.

- Ya verás como todo se soluciona. - Afirmaba Koen a su protegida, él verdaderamente tenía expectativas, porque la madre de Annelien se lo había dicho antes de morir, su pareja destinada era un Alpha sangre pura. Así que él mismo se había encargado rechazar las ofertas de los que no lo eran.

Last Pure Alpha ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora