18. Un Animal.

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- Eres un violento. - Negó muy molesta Delilah mientras obligaba a que Jerome llevará a la Alpha a su dormitorio mientras recuperaba la conciencia porque poco después que prácticamente se sometiera ante él, y no a solas, la hermosa Alpha se había desmayado.

- Debes admitir que se ve mejor así, e incluso se vería mejor rogando. - Hein río imaginándoselo, pero es que aunque los Alphas lo negarán, ella era tan hermosa que ni siquiera parecía una Alpha, no tenía aquella personalidad del todo calculadora, además de su naturaleza amable a los suyos, eso era raro de ver en un Alpha, ya que para ellos siempre estaba primero el orgullo mucho antes que el sacrificio. Y ella había decidido sacrificarse por los suyos.

Jerome casi la arrojó a la cama en una muestra más de su rabia, recibiendo un gesto de desaprobación de Delilah, decidieron dejarla descansar y cuando sus protegidos regresarán les mencionarían lo ocurrido.

- Voy a ser sincero nunca había visto a una Alpha sometiéndose. - Habló Hein, y Jerome tampoco, le pareció además de molesto, extraño.

Las Alphas ni aunque actuarán de manera sumisa lo serían, porque su linaje estaba condenado o bendecido a estar sobre los demás, nunca se sometían fuera de una relación de pareja porque sí, ni siquiera en batalla bajaban la cabeza, y preferían morir a causa del orgullo a vivir el resto de su vida siendo pisoteados.

- Quizá ha sido la sangre de Jerome y el embarazo, recuerden que ahora ella hará lo que consideré mejor para su cría que enfrentar el peligro. - Lo que decía Delilah tomó razón para los otros dos Alphas que dejaron de prestar atención, aunque para la señora mayor le pareció incluso extraño que en vez de correr la Alpha se sometiera.

• • •

- ¿Qué... pasó? - La Alpha con la mirada perdida observaba a Ria a los pies de la cama y un Koen muy incómodo sentado en una silla.

- ¿Estás bien? - Ria preguntó con rápidez. - ¿Ese Alpha te hizo algo más? - La Alpha la miraba sin entender, pero los pocos recuerdos vinieron con rapidez a su mente.

- Eso creo... - Suspiró al recordar como se había delatado a sí misma. - ¿Y ese saco de pulgas? -

- ¿Te refieres al temible de Jerome?... Él se fue a atender un par de asuntos. Y luego regresó a su despacho. - Decía con tranquilidad Koen.

- ¿Cómo van las cosas? Quiero regresar a casa antes que me delate aún más. - Admitió Anne, mientras era ayudada por Ria a levantarse.

- Creo que sólo faltan un par de firmas, pero en teoría podremos irnos en dos lunas. - La Alpha suspiró con alivio, de pronto sintió sobre sí misma el aroma de un sangre pura y se sintió asqueada, asqueada porque sabía que era un aroma al que no podía, más bien no debía acostumbrarse.

- Iré a tomar un baño. - Koen asintió y decidió salir de la habitación mientras Ria se quedaba esperando por sí Anne necesitaba de su ayuda.

Tan pronto la toma se lleno de agua y espuma, la Alpha decidió sumergirse, la temperatura era perfecta, y el aroma de la deliciosa espuma a frutas era sólo un plus.

- Gracias. - Le agradeció a Ria, mientras ella asentía y salía del baño, esperaría quizá a que su Luna terminará de bañarse para llevarla después a cenar. Aún así Ria salió de la habitación sabiendo lo largos que podían ser los baños de la Alpha.

- Tu padre es un animal. - Murmuraba la Alpha mientras acariciaba tiernamente a su barriga.

Nadie sabía de esa faceta tierna que tenía escondida, nadie sabía que mientras otras Alphas disfrutaban de manejar a otros a su antojo, a ella la hacía sentir bien ayudar a las personas. Y que decir sobre otras criaturas, cazaba cuando tenía hambre y no tenía otra alternativa para ingerir alimentos, pero aún de vez en cuando intentaba alimentar a los animales silvestres que llegaban a visitarla al patio trasero de su casa.

Agregandole a eso, el hecho que nadie sabía del anhelo de la Alpha por una mascota, porque le parecían además de tiernos, necesaria al menos para ella la compañía de animales, como el gato o el perro que siempre quiso, pero no pudo tener.

- Apuesto a que te matará si llega a descubrirte. - Suspiró mientras lo decía, su vientre estaba abultado, pero apenas y se notaba la pequeña curva. - Pero si llega a ocurrir, no dejaré que te lastime. Lo prometo. - Murmuró mientras intentaba relajarse del todo porque su estrés si que estaba elevado, y necesitaba olvidarse de un par de cosas un sólo momento.

Annelien tragó fuerte cuando inconscientemente alcanzó a sentir el aroma del sangre pura en su cuello otra vez, y aunque ni si quiera paso por su mente un momento, ella tuvo que dirigir su mano al sus, y a sus dedos en su entrada necesitada, porque el aroma territorial en su cuello era demasiado para ella, y ahora no importaba.

No importaba tener que perder la poca dignidad que le quedaba mientras concentrándose en los restos de ese aroma a testosterona cuero, canela, y un toque de menta, jadeaba intentando encontrar ese punto en su estrecha entrada que la llevaría al éxtasis, la haría tocar el cielo lo suficiente para olvidarse de todo unos largos segundos.

No fue testigo de que sin querer soltó feromonas, de esas que seducirían a cualquiera, lo someterían. Feromonas suyas que olian a cerezas y fresas batidas que había soltado cuando casi cuatro semanas antes se había montado sobre el nudo del sangre pura más temido del continente, y que sin querer había encontrado un instinto muy bajo sobre él que antes no conocía, y que ahora disfrutaba de recordar, pensando en ese grueso nudo en su interior, liberando más feromonas mientras lo imaginaba de nuevo en su interior.

Last Pure Alpha ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora