- ¿Qué haces a solas aquí Delilah? ¿Y con ella? - Jerome entró muy lentamente a la habitación. De alguna manera a Anne le desagrado la forma en la que la miraba, pero intentó mantener la compostura e intentar ocultar su sonrisa al recordarlo tan sumiso bajo su propio cuerpo.
- Si quieren yo puedo retirarme... - Annelien casi se levanta de no ser porque Delilah la hizo sentar de nuevo.
- Claro que no, quédate sólo un momento, las últimas semanas seguramente han sido duras para ti, y hoy no te has sentado. Tus pies deben estar hinchados. - La Alpha negó con una sonrisa.
- No tiene porque... -
- A Jerome no le molesta ser amable contigo, ¿Verdad que no hijo? - Hein quiso reír tras Jerome, pues a pesar de ser un temible Alpha él no podía llevarle la contraria a su tía porque tenía un ligero respeto por los mayores.
- Claro que no tía. Es más... ¿Gustas de uno? - Le extendió una copa de Vokca que él también fue a servirse por pasar un mal día, y aunque el alcohol no surtiría el mismo efecto en él como en otros, porque sólo lo adormecería un momento y luego le pasaría el efecto.
- Ah no. Gracias. - Decía evitando sus ojos, y de verdad ansiando que no notará o la reconociera porque de alguna manera casi se sentía temblar ante él, recordando la noche en que no le había quedado otra opción.
- Está embarazada... - Declaró Delilah. - No puede. - A Jerome sin querer aquello sólo le hacía molestar más instintivamente.
- ¿Siempre tiene mal humor? - Al escuchar el tono de voz de la Alpha creyó sentirse aturdido, tenía una voz muy parecida a la beta que lo había doblegado, pero por la inconsciencia a la que había sido obligado no podía estar del todo seguro, y aunque las cosas eran simples, la mujer era una beta y claramente Anne no lo era.
- Hoy no es mi día. - Dijo con simpleza, tragando todo el contenido del vaso de una vez.
- Nunca es su día. - Decía Hein riendo, yendo a sentarse frente al sillón donde estaba sentada la Alpha. - Y dime entonces ¿Es cierto que llevas ahí a un primito mío? - A Jerome aquello también le provocaba un inexplicable asco y molestia a la vez.
- Así es... - Sonrió la Alpha levemente, acariciando casi tiernamente su vientre.
Sólo entonces Jerome repasó un poco más su figura, justificándose en su mente que sólo se trataba de mera curiosidad. Pero el cuerpo de la Alpha había cambiado, de manera extraña y aunque no era la finalidad de ese vestido negro, pero al él le parecía increíblemente seductor, sus caderas antes inexistentes ahora parecían ensancharse con una pronunciada curva, su linda y pequeña cintura remarcaba más sus glúteos firmes, le pareció tentativo no iba a negarlo, pero sobre todo extraño, porque ella antes no tenía ese seductor cuerpo que quizá sólo estaba cambiando por el mismo embarazo.
El instinto de Jerome era el de querer estar cerca, tal vez descubrir que había debajo de ese vestido, y de pronto sintió asco ¿Porqué diablos pensaba así?
Nunca le habían atraído las Alphas, siempre le habían parecido calculadoras y con personalidades tan planas que no le llamaban nada la atención, pero con sólo ver a la Alpha su instinto lo llevaba a pensar cosas inimaginables como fuera de lugar.
- ¿Quién lo diría? No creí que mi tío de verdad quisiera tener hijos a tan avanzada edad. -
- Lo mismo pensé, pero aquí estoy... - Sonrió levemente de lado, haciendo, sin querer, reír a Delilah. Un bostezo delató el cansancio de la Alpha, quién llamó la atención de las personas frente a ella. - Creo que es hora de irme. Gracias por la hospitalidad, pero es hora de retirarme. -
- No creo que sea hora de que te vayas. - Delilah volteo a ver a Jerome. - Mucho menos tan tarde. -
- Oh no se preocupe aún no salimos del territorio tengo que esperar por unos papeles. Así que sólo regresaré al hotel. - Delilah volvió a negar.
- Peor aún, la familia se queda en casa. Mandaré a pedir tu equipaje. - La cara de Jerome negando lo decía todo, y a Anne simplemente no le convenía porque sabía que una pequeña cantidad de sus feromonas y probablemente él la descubriría.
- No va a ser necesario. - Negó nuevamente, pero según el rostro serio de Delilah algo le decía que no cambiaría de opinión.
- Quiero pasar aunque sea poco tiempo con la esposa de mi hermano, sino te molesta. Supongo que los procesos de la herencia y todo se tardará un par de días te agradecería que me permitas. - Por la voz que emitía Delilah, Hein sabía lo que su madre quería. - Que Anne se quede aquí querido sobrino. -
- No. - Negó Jerome. - Sin ofender, pero no simpatizo con tu manada de felinos con complejo de estirados. - La Alpha lo volteó a ver seriamente.
- Al menos no somos perros sarnosos con complejo de pedigree. - La mirada de Jerome lo decía todo, iba a golpearla en ese instante y Anne estaba dispuesta a darle pelea.
- Por si no lo recuerdas Jerome, hijo. Yo podría morir pronto. - Delilah tosió falsamente poniéndose frente a Annelien. - Así que quisiera poder compartir buen tiempo en familia, y en paz por favor. - Jerome observó de reojo a la Alpha que cruzada de brazos no iba a bajar la cabeza aunque no fuera su territorio.
- Que se quede lejos de mi recámara, y que los que han venido con ella regresen al hotel, no voy a concebir el sueño si tanta gente ajena a mi manada duerme bajo mi mismo techo. -
- Quién diría que la confianza del cachorro fuera poca ¿Me tienes miedo Alpha? - Jerome iba a disfrutar de verdad matarla el día que su tía Delilah abandonará la región porque al dirigirse hacía él de esa manera había firmado con seguridad su muerte.
- No me agradan eso es todo, y no sé de qué eres capaz de hacer, y muchos menos sé como tratarían a los míos. -
- Basta de excusas tontas, de igual manera no pensaba compartir el mismo techo con los tuyos. - Exclamó Anne finalmente estirándose un poco en el sillón y levantándose, cansada de verdad y no físicamente, sino mentalmente.
- ¿Saben que yo también podría fallecer mañana? ¿Verdad? - Exclamó la hermana de Hanns.
- Hagan lo que quieran sólo no destrocen mi mansión. - Exclamó ya molesto y cansado también. - Y fuera de mi despacho tengo asuntos que atender. - Decía con una mirada mordazmente helada y fría a través de aquellos ojos plateados.
Todos salieron de su despacho y con una sonrisa Delilah le indicó a su hijo que acompañarán a su invitada a la habitación en la que pasaría la noche por un par de días. En la realidad las intenciones de Delilah además asegurar lo que había leído en el corazón de la Alpha, simplemente quería preguntarle como consiguió la semilla de otro Alpha sangre pura, porque no conocía a muchos.
- No está mal. - Admitió la Alpha, suspiró un poco intentando ocultar su verdadero cansancio.
- ¿Estás bien? - Hein se preocupó al ver que casi tambaleaba. Más ella asintió.
- Sólo dile a mis protegidos que vengan por favor. - Delilah le indicó a su hijo que así hiciera mientras que ella se acercaba a cuidar que la Alpha se acomodará en cama.
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Last Pure Alpha ©
WerewolfEn la manada más pequeña del mundo, Lyyov, hay problemas, serios problemas. Como el hecho de que el Alpha y su Omega acaban de unirse a los dioses de la naturaleza para la eternidad. Su única hija y heredera, Annelien es la persona designada a cuid...