26. Lo sabes...

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- ¿Dónde está el resto? -

- Los envíe a su territorio. - Decía obvio Jerome, observando que la Alpha comiera bien su desayuno.

- ¿Por qué? -

- ¿No es obvio? ¿En serio pensabas descuidar por tanto tiempo a tu manada? -

- Nuestro territorio no es del interés de nadie. - Habló obvia la Alpha.

- Lo es ahora que los rumores se han extendido. - Ella frunció el ceño.

- ¿Qué rumores? -

- Estuvo en primera plana de los periódicos, y también en las revistas, no me extrañaría que éste en un canal de noticias pronto. - Ella aún tenía la mirada perdida mientras comía sin entender, endureciendo el falo del Alpha con sólo verla alimentarse.

- ¿El que? -

- Tu embarazo. - Sintió náuseas en ese instante y corrió a vomitar al basurero más cercano, el Alpha se levantó de inmediato asustado de algo fuera realmente mal.

Le pasó un vaso con agua para enjuagarse, pero simplemente la Alpha terminó sin apetito.

- ¿Qué dicen? -

- Les sorprende mi elección de la madre de mis cachorros. - Ella suspiró aún más enojada. - Dicen que les parece asombroso que concibieras tan pronto. Pero un par de científicos salieron explicando la situación del cuerpo de un Alpha como funciona y... - Dejó de hablar al ver el rostro pálido de Annelien.

- ¿No podías hacer que pararán los rumores? -

- Me convenía que llegarán a tu manada para tomar el control. - Jamás en su vida la Alpha se había sentido tan molesta.

- Cuando todo esto termine Jerome, voy a encargarme de que mis hijos queden sin un padre. - Lo vió mal, y aquella mirada enojada no le desagradaba del todo, de hecho le daba un tirón a su entrepierna.

- Oh ¿En serio? No me interesa, ahora vuelve a comer. - La hizo regresar para sentarse en su plato y alimentarse. - Otra cosa, asegúrate de conseguir un vestido para la cena de la Reunión de las manadas. - Ella odiaba esa fastidiosa fiesta.

- No voy a ir, podemos poner de excusa el embarazo. - Jerome entrecerró los ojos sonriendo falsamente.

- Que mal, porque vas a ir. - Comenzó a alimentar a la Alpha, quién de mala gana recibía los bocados en la boca, ella no era un jodido niño, podía comer sola, pero él la alimentaba para asegurarse de que comiera.

- Hay otra manada que me está jodiendo. - Exclamaba Jerome con molestia. - Su Alpha es un maldito engreído que se mete con los míos y quiere invadir mis fronteras.

- Pensé que nadie te desafiaba. -

- Quizás me he vuelto blando y necesitan recordar porque la manada más antigua sigue intacta. -

- Si, como no. - Decía la Alpha rodando los ojos. - No veo donde entró yo en el plan. - Murmuraba masticando de la comida que él le ofrecía.

- Satisfacción personal, el maldito lleva años intentando embarazar a su Luna. Incluso lo intentaron con una Omega para que prestará su vientre. - Ella hizo una mueca con asco. - Y nada. -

- Antes de que los míos vayan contra los suyos quiero darle una advertencia, y de pasó pavonearte como un simple trofeo. - Ella rodó otra vez los ojos.

- Que bien me haces sentir. Como si yo fuera un simple objeto. - Lo miró mal, sabiendo que ella no era un objeto mucho menos un trofeo del cuál presumir.

Last Pure Alpha ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora