37. Luna.

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- Oh Luna. - Las personas casi hacían una pequeña reverencia como respeto a Annelien que había regresado a la tienda en un lujoso centro comercial de la ciudad. - ¿Cómo se encuentra? - Preguntó con curiosidad la beta que la había atendido la vez anterior en esa misma tienda.

- Muy bien, muchas gracias. - Murmuró Annelien, ella suspiró un segundo. - Tengo que atender un par de cenas con personas importantes en casa, y no tengo mucho que ponerme. - Admitió, la beta observó como la curvatura del vientre era perfectamente marcada ahora, y no podía esconderse.

- Creo que tengo lo que necesita. ¿Estará bien en rojo otra vez? - Preguntó dirigiéndo a la Luna de la manada que era seguida de un par de betas enormes que la acompañaban a donde sea que fuera. Porque ahora que se sabía que era la Luna de los Ashka corría peligro, uno que Jerome quería neutralizar a toda costa, con una escolta personal que no se le iba a despegar ni un solo segundo mientras estuviera fuera de la mansión.

- Jerome dice que no quiere algo demasiado sexy. - Decía Anne recordando la voz de su Alpha. La ilusión de la beta a punto de mostrarle un par de vestidos que la harían ver muy hermosa y sexy aún con una linda barriguita desapareció al instante en que escuchó aquello. - Pero me agrada cuando está molesto así que no hay ningún problema. - Le sonrió Annelien a la beta, nadie le llevaba la contraria a Jerome, nadie excepto su Luna.

Annelien si que tenía su par de secretos guardados, como aquel donde le gustaba ver al gran Jerome Ashka con el rostro furioso, sus venas sobresalientes, y su toque posesivo en la cama, le encantaba que la anudará mientras estaba molesto, ella sabía lidear con esa rabia y convertirla en la forma más deliciosa para llegar al clímax, aunque su Alpha no lo supiera, y ella se escondiera tras la carita de Alpha molesta.

- ¿Aún no estás lista? -

- Jerome, te dije que no los invitaras todavía. - Se quejó molesta mientras aplicaba máscara de pestañas a sus ojos para que fueran más expresivos, luego de terminar su deslumbrante maquillaje de ojos.

- Annelien no necesitas esa mierda. - Se quejó Jerome al ver como aplicaba su labial rojo haciéndola ver aún más hermosa de lo que ya era, aún llevaba puesta su bata sobre su vestido para no ensuciarlo con el maquillaje o alguna otra cosa, y también para ocultarselo al Alpha. - Ese labial va a terminar en la base de mi pene, será un completo desperdicio en unos minutos. - Ella suspiró viéndolo mal de inmediato.

- Si, pero no será está noche si sigues hablando. - Lo miró realmente molesta. - Dejalos esperar un poco. Apuesto a que valdrá la pena la espera. - En el instante en que Annelien se quitó aquella bata mostrando su vestido gris largo que combinaba a la perfección con los ojos plateados de su Alpha, ajustado a su cuerpo y que mostraba casi con orgullo la linda barriguita, además de su marca poco sútil.

- No vas a salir con eso puesto. - Negó Jerome al ver como todo el cuerpo de la Alpha se moldeaba perfectamente con el vestido, sus enormes caderas iban a crear un baile obsceno a sus ojos y lo tendría goteando para ella con una dolorosa erección en cuestión de minutos.

- Oh claro que sí, rompiste mi otro vestido, así que tenía que comprar uno nuevo. Y no había ropa interior de lujo así que no pude encontrar algo más que ponerme. - Se río aún más, pero Jerome tuvo que halarla del brazo.

- ¿Llevas ropa interior? - Preguntó el Alpha revisando con su mirada ese cuerpo curvileneo que le pertenecía a su tentadora Luna Felina.

- Dejaré que lo averigües más tarde, claro si no haces un berrinche sobre mi vestido. - Lo beso fugazmente tentandolo, y haciendo que se molestará más.

- Ve a cambiarte, seré paciente contigo. - Pensó al darle una segunda oportunidad.

- Pero tus invitados no, Jerome camina. Por favor. - Pidió su Luna, y casi que como si fuera una necesidad complacerla Jerome comenzó a caminar hacía las escaleras, tomando de la mano a la necia y terca Luna que tenía.

- Si alguno de los invitados se pierden viendo tu precioso culo, tanto como yo, voy a cortarles el cuello ¿Entendiste? Y tú serás la culpable. - Eso sólo la hizo reir.

- Claro, claro. -

La cena fue bastante bien, así como la pequeña fiesta en los grandes jardines de la mansión,  demasiado bien para la suerte de sus invitados, era una fiesta incómoda para los que habían volteado a ver demasiado a la Luna hermosa de los Ashka, su piel pálida y sus ojos de felino hacían un contraste exótico, su barriga sólo hacía que se viera absolutamente glamurosa mientras platicaba amenamente con sus invitados, sus modales eran destacables, podría venir de una manada muy pequeña, pero el título de Luna le quedaba como el anillo en su dedo que cargaba a la perfección.

La enorme piedra en su dedo anular era sólo un símbolo, pero su antigüedad denotaba el valor que el anillo le daba a quién lo portaba. Annelien todavía lo tocaba pensando en que Jerome sólo estaba exagerando al darle una piedra como esa. En cambio el sangre pura sabía que con eso mantendría alejados a los que quisieran hablarle a la Alpha, sabrían casi de inmediato que tenía un Alpha, además de toparse con una enorme marca de posesión en su cuello.

- Relájate, esto ya va a terminar. - Le decía Hein a su primo, con sólo verlo en sus ojos sabías de su molestia y desesperación, la Alpha era la única que lo llevaba a aquel extremo de impaciencia.

Paseándose alrededor se la pequeña fiesta con ese vestido apretado que dejaba ver a la perfección su hermoso cuerpo. Cuando la vio con ese vestido le hubiera dado unas buenas nalgadas en el culo y mejor la habría regresado a que se cambiará, era eso y el hecho de que con sólo repasar su cuerpo por encima del vestido quería averiguar si llevaba ropa interior. Esas cosas invadían la mente de Jerome.

- Ni siquiera sé como es que no los estoy echando. - Murmuró Jerome.

- Porque Luna va a enojarse si lo haces, fue idea suya, pero una muy buena si con esto conseguiste la cooperación de las empresas de otras manadas. -

- Tenía mejores métodos para hacerlos cooperar. -

- Tus métodos incluyen tortura, y Anne no hubiera estado de acuerdo. -

- Anne es tu Luna ahora así que habla con respeto sobre ella. -

- Annelien es mi nombre y me parece bien que Hein, me llamé así. - Habló Annelien tomando por sorpresa a ambos Alphas. Se quedó enganchada con la mirada plateada y los ojos molestos de Jerome. Le encantaba de alguna manera verlo así.

- Iré a caminar por ahí... - Decía Hein escabulléndose aún no asimilaba el hecho de que la preciosa Alpha era su Luna.

- ¿Aburrido? - Preguntó con una sonrisa la Alpha abrazandolo suavemente.

- Molesto. ¿Llevas o no llevas ropa interior? - Preguntó molesto a su oído asegurándose de que nadie más les escuchará porque estaban lo suficientemente lejos.

- ¿Qué voy a tener si te lo digo? - Preguntó Anne con una sonrisa en sus labios.

- ¿Qué quieres? - La sonrisa en los labios de Annelien era una que no había visto antes.

- ¿Podremos hacer lo que yo quiera está noche? - Susurró ella, olfateándo para tranquilarse a su Alpha.

- Claro. - Jerome plantó sus ojos en su cuerpo determinado a saber si llevaba o no ropa interior.

- Ven voy a mostrarte. - La Alpha tomó su mano y lo guió al baño más alejado de las personas que platicaba en el jardín de la mansión, pero pensándolo bien fueron directamente a su despacho mejor.

Ahí estaban esos besos del sangre pura queriendo deborarla, su labial iba a correrse, y bajando la cremallera de su pantalón ella iba a recibir lo que quería.

Last Pure Alpha ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora