Uno de los doctores especialista en ginecología en el mejor hospital de la manada que tenía un largo curriculum y un par de titulos además de maestrías que lo hacían apto para llevar el control de Annelien, había sido llamado para atender a la Alpha de los Lyyov quién seguía durmiendo en la habitación que le habían confiado en los últimos días.
- ¿Qué le sucedió? -
- Usted debería saberlo mejor doctor... - Jerome se detuvo a ver los datos obtenidos del doctor. - Mars. - Gruñó ahora en una esquina de la habitación de brazos cruzados observando ferozmente a quién se le acercaba a la hermosa Alpha.
- Está embarazada. - Koen fue más accesible.
Haciendo que el doctor se pusiera nervioso de inmediato, podían haber mareos en el embarazo, incluso náuseas y otros síntomas, pero frunció el ceño al notar su aroma a Alpha. Los embarazos de las Alphas eran una cosa muy diferente, ellas eran tan fuertes que ni siquiera tenían los síntomas, algo más ocurría ahí, y todos notaron su preocupación cuando comenzó a revisar ligeramente los reflejos de Anne.
- ¿Algo más que deba saber? -
- Tiene desmayos cada tanto. - Murmuró Ria sólo para hacer molestar a Jerome ¿Ni siquiera podía cuidar de su cuerpo apropiadamente que cargaba a sus cachorros?
- Es un híbrido. - Informó Koen.
- Son híbridos. - Corrigió Jerome.
- ¿Son? - Hein abrió los ojos alarmado queriendo reír. - Hanns tenía puntería. - La broma hubiera sido reida si no fuera que todos en esa habitación sabían que no eran los cachorros de Hanns.
- Son tres híbridos. - Volvió a hablar Jerome. - Y son míos, así que usted deberá entender. -
El Doctor Mars volteó a ver al sangre pura de dos metros con ojos plateados. Hein y Delilah casi contuvieron el aliento.
- ¿C-Como dices? ¿Tuyos? - La cabeza de Hein estaba hecho un desastre si de verdad los cachorros eran de Jerome, no tendría oportunidad con la Alpha ni aunque volviera a nacer, porque sabía que Jerome podía ser permisivo con sus parejas, pero ninguna de ellas había obtenido del Alpha lo que muchas deseaban para poder manejar a la manada más poderosa del continente, su descendencia.
- Míos. - Volvió a asentir Jerome.
El Doctor entendió de inmediato lo que sucedía entonces, con sólo verlo podías saberlo, él era un sangre pura, además de eso, ella era una delicada felina.
- ¿Seguros que son tres? -
- Yo mismo lo comprobé en la mañana. - Asintió Jerome.
- Lo que sucede en primeras instancias es el cuerpo de la Alpha cambiando para poder cuidar bien de sus cachorros. Y Lo segundo, pero no menos importante, sino que me atrevería a decir que lo crítico... - El Doctor beta suspiró.
- ¿Qué cosa? - Jerome preguntó impaciente.
- No tiene una marca. -
- Es una Alpha. -
- Eso no quiere decir que en esta etapa no necesite de su pareja también. - Un bufido fue lo que salió de la boca de Jerome.
- Ni en millones de años. - Negaba el sangre pura. - ¿Hay alguna otra cosa que se pueda hacer? -
- Debería ser capaz de tener acceso al confort del aroma del padre de los cachorros. -
- ¿Y eso que quiere decir? -
- Podría ordenarle a los cachorros que no le hagan daño a la Luna si tiene un fuerte vínculo con ellos. - El rostro de Jerome se desencajó, la muy desgraciada Alpha aún no podría obtener su castigo con la excusa de cargara sus cachorros.
- ¿Puedo ordenarles que se la coman desde adentro? - El Doctor Mars río, al igual que los demás muy nerviosamente, ojalá bromeara.
- Tiene que hablarles, además de hacer crecer el vínculo con la Luna. - Jerome enarcó una ceja, aquello le había dado una idea. - Si quiere que ese proceso sea rápido debería marcarla pronto. -
- ¿Habrá algún problema si no la marcó? -
- No, pero ya sabe los típicos, aunque ella tendrá que lidear con la atención de más personas por sus feromonas. -
- ¿Eso atraerá a otros Alphas? -
- Esas feromonas atraerán a cualquiera a que tenga la intención de tomarla, y sin el olor o marca de pertenencia no podrá rechazarlos fácilmente. -
- No es tan hermosa de todas maneras. - Mentía de manera descarada el Alpha Ashka. - ¿Sólo eso? -
- Debería marcarla con su aroma, ya sabe para que se sienta segura y su subconsciente sepa que todo está bien. - Jerome suspiró con cansancio, la única manera de marcarla con su aroma y asegurarse que todos supieran aue cargaba a sus cachorros era anudandola, y no le gustaban las Alphas o eso se decía a sí mismo mintiéndole a su instinto por completo.
- Tiene que ponerse en control, pero una pastilla de éstas al día, y estás también, estarán bien para aumentar sus fuerzas y disminuir sus desmayos, náuseas y algún otro síntoma. - El Alpha asintió otra vez, prestando atención. - Sólo será eso, si algo más ocurre llámeme de inmediato, estaré pendiente. - Sin más que decir el doctor salió de la habitación siendo guiado por los servidores fuera de la mansión.
Tenía noticias nuevas a quién preguntará, no sólo eran los primeros cachorros del Alpha sino que también los Lyyov la última manada de felinos tal vez tenía esperanza con el Alpha de los Ashka a cargo de su Luna.
- Salgan de aquí. - Todos en la habitación de Annelien se sobresaltaron en su lugar.
- Así que eran tuyos. - Murmuró Delilah asustada por la pobre Alpha.
- ¿Tu lo sabías? - Preguntó Jerome.
- Sabía que no eran de mi hermano. - Asintió ella con sinceridad.
- ¿E ibas a permitir que se largará a malgastar su fortuna? - Delilah negó con una sonrisa.
- No, Jerome. No te confundas, leí su corazón. - El de ojos plateados prestó atención porque eso sí que le interesaba.
- ¿Qué viste? -
- Ella sólo lo hacía por amor a su manada. - Koen y Ria en su lugar se quedaron esperando instrucciones.
- ¿Es su manada lo que más ama? - Delilah volvió a asentir. Jerome repasó con una mirada a los protegidos de la Alpha.
- Salgan todos de aquí. - Pidió nuevamente, Koen y Ria tenían sus dudas, pero era el territorio del Alpha. - Ahora, y no vuelvan a entrar sin mi permiso. - Todos asintieron a sus ordenes.
Jerome se quedó en la habitación evaluando la situación, y las decisiones que tomaría de ahora en delante, afectarían quisiera o no a su manada sobre todo porque sus cachorros serían, no sólo sangre pura también, sino que serían híbridos y cuando ellos quisieran liderar muchos podrían dudar por su sangre híbrida.
Pensó en como la Alpha no tenía nada de las mujeres que el alguna vez había considerado para que estuvieran a su lado, la mayoría eran Betas u Omegas, porque a él simplemente no le atraían las Alphas, no estaba en su ADN, y aún así tenía frente a él a la ladrona de su estirpe, a la que cargaba a sus tres cachorros una Alpha, además de eso una felina.
Debería sentir repudio y mucho asco, pero en cambio no odiaba del todo el aroma de la Alpha, cerezas y fresas, sabía que cuando se excitada solía ser aún más seductora. Su rostro era el de una muñeca de porcelana, una nariz pequeña que casi era el botón de un felino y lo que otros podrían llamar gordita, a él sólo le parecían curvas perfectas, con ahora las caderas perfectas para cargar a sus cachorros.
- ¿Qué demonios estoy pensando? - Se preguntó a sí mismo pasando una de sus manos sobre su cuello.
Observó otra vez a la Alpha, marcarla era como condenarse a una vida larga e infeliz, si la mataba sabía que sus cachorros preguntarían por ella, sin embargo recordaba la noche en que entró a su territorio y que lo humilló, podría vivir más cómodamente si obtenía su venganza.
El de ojos plateados se quitó la camisa y la arrojó a la cama en la que la Alpha dormía, tenía que ir a trabajar, además de preparar su dulce venganza.
ESTÁS LEYENDO
Last Pure Alpha ©
WerewolfEn la manada más pequeña del mundo, Lyyov, hay problemas, serios problemas. Como el hecho de que el Alpha y su Omega acaban de unirse a los dioses de la naturaleza para la eternidad. Su única hija y heredera, Annelien es la persona designada a cuid...