31. Cansancio.

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- No interrumpas Ezra. - Lo miró mal Jerome.

- Sólo quería saludarlos. - Su mirada fue directo a la Alpha, y no pudo esconder su rostro de asombro al ver la barriga en ese vestido apretado. Era una preciosa Alpha preñada. - No pensé que los rumores fueran ciertos. Después de todo pensé que tu tío había muerto hace muy poco. -

- Él sólo fue su mentor. - Respondió Jerome de repente sujetando la cintura de la Alpha.

- Ya veo... -

- Nos ha tomado poco tiempo convertirnos en padres. - Jerome soltó una sonrisa genuina por primera vez observando al molesto Alpha frente a él. - ¿Qué hay de tu esposa? ¿Siguen estando en tratamiento de fertilidad? -

- Pues la verdad sí, no voy a engañar. Aún lo seguimos intentando. Pero al menos yo estoy muy seguro de lo que quiero y por lo visto tú no si tu pareja no lleva una marca. - Jerome soltó ligeramente la cintura de la Alpha para contestarle apropiadamente, pero ella lo detuvo con una pequeña mano sobre su pecho.

- No te interesan mis razones para no marcar a nadie. -

- Oh claro que sí, sobre todo para aquella vez que casi marcas por equivocación a mi hermana menor. - Él fijo su vista en la preciosa Alpha. - ¿No te ha dicho que repudía a las que son como tú? Porque eso fue lo que decía mientras salía con mi hermosa hermana Omega. Aún no entiendo como conseguiste esos cachorros señorita Lyyov. - La vió despectivamente y antes que Jerome hablará los ojos de la Alpha se volvieron negros, le hubiera saltado encima de no ser porque estaba embarazada.

- Él dijo algo como eso mientras usaba su nudo para dejarme llevar a sus cachorros. Algo sobre su especie siendo tan débil que no podrían soportar llevar a estos preciosos bebés. - Le sonrió tiernamente de manera casi letal dejándolo sin habla.

- Oh Jerome. - La dichosa Omega hermana menor de Ezra apareció con un delicado vestido que la hacía lucir increíblemente inocente. Mientras que el vestido de Annelien la hacía ver como un perfecto demonio elegante, jodidamente hermosa. - Estás aquí. - Casi se lanza a los brazos del de ojos plateados, pero paró al ver como lo acompañaba la Alpha.

- Creí que no te gustaban las Alphas. - Aquello sólo seguía cavando en la inseguridad de Annelien, casi había escuchado mil veces de todo el mundo que a Jerome no le gustaban las Alphas, y por primera vez en todo el tiempo se arrepintió, se arrepintió de haber concebido a sus cachorros.

- Necesito un descanso. - Pidió la Alpha con la mirada más serena y la sonrisa más encantadora que pudo disfrazar, besando ligeramente los labios de Jerome. - Iré por ahí a comer algo. - Se escapó de esa incómoda situación que la haría marear.

Porque sí, por primera vez estaba aceptando que le gustaba Jerome de una manera retorcida, le gustaban sus deliciosos besos, o la manera en como la anudaba, se repetía constantemente que él sólo hacía eso por un compromiso casi inexistente, casi lo hacía para que el embarazo no fuera más desastrozo de lo que ya era para ella, sólo la anudaba y se acurrucaba contra ella porque no quería verla sufrir al menos no del todo ¿Verdad?

La Alpha estaba cansada de eso, y le pondría fin esa noche, ya no quería sexo por lástima, prefería sufrir con su embarazo sola, a tener a un jodido Alpha asqueado con su cuerpo que sólo intentaba que ella no lo pasará realmente mal.

La fiesta siguió siendo lo que para ella era, un jodido fiasco, siempre odió esas fiestas hipócritas que ponían a los demás a criticarse mutuamente.

- ¿No te gusta la fiesta? -

- Odio la fiesta. - Fue sincera Annelien a Hein. - Todos diciendo lo mucho que Jerome odia a las Alphas y que nosotras somos calculadoras y no sé que... Yo no soy así, lo hice porque no tenía opción... - Luego volteo a ver la mirada admirada del Alpha. - Lo siento, creo que necesitaba decir lo que pienso. -

- Te gusta Jerome. - Annelien lo miro asqueada, intentando ocultar lo que en verdad sentía.

- No creo que... - Hein tenía una mirada divertida y entonces no pudo evitar reir. - Sólo es atracción sexual. -

- Sí, muy seguramente. - Se río Hein. - ¿Quieres ayuda con eso? - La Alpha no entendía de que hablaba. La hizo levantar de la mesa en la que estaba sentada. - Agradeceme más tarde. - Tomó su mano guiándola a escondidas del resto, pero sabiendo que Jerome los seguía con la mirada.

Tomaron el ascensor al piso más alto y la terraza que sabía estaría vacía porque la mayoría de personas estaban en la fiesta. La terraza amplia dejaba a la perfecta vista las hermosas estrellas del cielo, Annelien admirada y muy feliz de escapar de esa fiesta volteo a ver a Hein.

- ¿Qué querías... ? - Recibió un beso improvisado que apenas alcanzaron a rozar sus labios con los de Anne quién estaba apuntó de empujarlo, pero no tuvo que hacerlo porque un Jerome muy enfadado se lo había quitado de encima, lo que vio fue a Jerome golpeando a Hein, y ella tuvo que apurarse a intentar quitárselo de encima.

- Jerome basta, maldición sueltalo. - Pidió molesta, recibiendo un gruñido por respuesta. - Los cachorros... - Fingió haciendo que él volteará a verla preocupado. - Creo que necesitamos ir al hospital o... - Jerome ahí estaba alarmado tocando cuidadosamente aquel vientre para asegurarse que estuvieran bien. Dándole el tiempo suficiente a Hein para que escapará.

- Ellos están bien. -

- Lo sé. - Sonrió a medias yendo a sentarse suavemente en una silla que estaba en la terraza. - Sólo quería que dejarás de golpearlo. - Jerome volteo a ver a su alrededor, pero ya no habían rastros de Hein, quien ni lento ni perezoso había escapado sabiendo la paliza que le esperaba por haber tocado a la preciosa Alpha.

- ¿Para eso querías ponerte ese vestido? - Ella alcanzó a reir.

- Eres como un niño inmaduro. -

- ¿Te das cuenta de como te ven todos? - Eso fue suficiente para hartarla. No lo entendía ¿Cuál era su jodido problema?

- ¿Cómo me ven? ¿Cómo una asquerosa Alpha que no se ve tan bien como una Omega en un vestido? ¿Porqué? ¿Porqué no tengo las medidas correctas? ¿Porqué no soy lo suficientemente hermosa? ¿Por eso no puedo usar este vestido? - Lo miró mal de brazos cruzados sobre su barriga.

- Pues déjame decirte que tú y yo no somos nada Jerome, y aunque no sea como las otras mujeres que estoy segura que te encantan, voy a vestirme como se me dé la gana. - Gruñó, enfadada. - Me cansé de que todos sigan diciendo lo asquerosa que soy al ser una Alpha y estar contigo. ¿Sabes que? Si, lo siento, yo también desearía no haber hecho esa estupidez, así no estarías esperando por cachorros que nunca vas a querer o teniendo sexo con una Alpha por lástima. -

- ¿Así es como piensas que es esto? -

- ¿Cómo más sería? Sé que mi cuerpo no es el de una Omega hermosa, y que al contrario no te gusta estar conmigo. Pero no es necesario que me lo remarquen a cada maldito segundo ¿Está bien? Porque ya me cansé, paremos lo que sea que estemos jugando desde hace un par de meses ¿Si? -

- Creo que no tienes idea de nada de lo que está ocurriendo. - Él molesto aún se acercó a robar su aliento en un beso necesitado y desmedido, no quería ser del todo honesto, la posibilidad de que ella escapará de él era aún muy alta, y se iría corriendo pronto si le decía todo lo que había hecho en las últimas semanas. - Ponte el maldito abrigo. - Pidió otra vez poniéndoselo. - Nos iremos ya mismo, no creo que nos perdamos de mucho de todas maneras. -

La guió dentro del ascensor, pasando una pequeña mano por su espalda baja, acariciando indiscretamente su vientre.

Al pasar entre la fiesta y la multitud Jerome no quiso ni despedirse de nadie, su necesidad por mantenerla a salvo era mayor.

Al estar en la limusina otra vez Annelien se quitó el abrigo.

- ¿Qué era esa jodida insistencia porque usará el abrigo? -

- ¿Cómo qué porque? Tus jodidas feromonas están en el aire invitandome a tomarte, y rodeados de personas no sólo es tan invitandome a mí. -

- ¿C-Como? -

- Sólo quiero mantener tus jodidas feromonas sólo para mi ¿Ha quedado claro? - La Alpha asintió avergonzada, mientras mostraba su cuello otra vez, haciendo sonreír a su Alpha. - Sólo yo voy a encargarme de lo que piden tus feromonas ¿Está bien? - Aunque no estuviera bien al Alpha poco le importaba ahora.

Last Pure Alpha ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora