12. Viuda.

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La Alpha tenía lo que quería de regreso a su propia casa, el funeral de su esposo sería en la manada vecina dentro de poco tiempo, no le molestaba que quisieran esparcir sus restos dentro de su propio territorio, y aunque no le asombró que reclamarán su fortuna, a todos tomó por sorpresa cuando dijo que esperaba un hijo de Hanns. O bueno los que habían escuchado al menos.

Annelien suspiraba esperando por los abogados que discutían sobre la fortuna de su ahora difunto marido en el edificio más antiguo que muchas manadas, ahí yacía esperando la Alpha que no dudarán y que todo saliera bien.

- Annelien Lyyov. - Ella se levantó fuera del despacho y caminó junto con sus protegidos dentro del lugar con más betas y los abogados de cada manada y de su difunto marido.

- ¿Lo que dice aquí es cierto? - Preguntó uno de los betas abogados levantando un par de papeles en donde se alegaba que efectivamente la Alpha estaba esperando un supuesto hijo de Hanns, con apenas semanas de gestación.

- ¿Quiere comprobarlo? - Decía sin miedo alguno, más algunos betas fruncieron el ceño o casi hicieron rechinar sus dientes por la molestia, porque les parecía injusto que ella heredará todo su dinero.

- No lo dudamos. - Negó uno de ellos.

- ¿Podríamos hacer un examen de ADN? - Aunque en otros embarazos se podía, la Alpha cargaba con seguridad un cachorro sangre pura, y estos eran increíblemente difíciles de examinar aún dentro del vientre.

- No lo creo. - Se cruzó de brazos, dejando salir ese verdadero aroma de su piel, aquel que gritaba que definitivamente la esencia de un sangre pura había germinado en su interior.

- Esta bien entonces no se diga más. - Tuvieron que firmar todos los papeles donde se le autorizaba y aceptaban a Annelien como la única heredera de Hanns, junto al cachorro que obviamente esperaba de él. 

•••

- ¿Qué diablos estás diciendo? - Hein de verdad que se reía a todo pulmón al escuchar las amenazas que el molesto y colericó de su primo soltaba.

- Lo que escuchas. -

- No creo que haya una beta tan valiente. - Se reía de la suerte de su primo, lo que lo había tenido molesto desde hace muchos días parecía hasta absurdo.

- La voy a matar. - Por su tono de voz Hein podía deducir que su primo quizá no exageraba, mucho menos mentía.

- Quizás sólo quería pasar una noche contigo. - Jerome colocaba su corbata para el funeral con verdadera molestia, no era suficiente tener que enfrentar la muerte de su tío, sino que había que enfrentar el hecho de que alguien entró a su propio territorio a jugar y humillarlo a él.

- Alpha. - Tocaron la puerta de su enorme despacho. El abogado de los Ashka venía con la mirada gacha.

- Se determinó que la Alpha y Luna de los Lyyov se podía quedar con todos los bienes y potestades de Hanns Ashka. - Casi rompe su corbata en vez de arreglarla por la verdadera molestia.

- ¿No hay nada más que se pueda hacer? ¿Alegar asesinato o investigarla? -

- Annelien Lyyov viuda de Hanns está esperando un cachorro. - Hein y Jerome se voltearon a ver a si mismos, es que era casi imposible que la embarazará antes de morir.

- ¿Seguro que ese cachorro no es de otro...? -

- Es un sangre pura, ella lleva el cachorro de un sangre pura. - Soltó el abogado, sintiéndose casi inútil por no haber podido hacer nada contra eso. - Incluso nos lo dejó claro permitiendo que olieramos las feromonas que se desprendían de su piel. -

Lo que le faltaba a Jerome, que la Alpha buena para nada desperdiciará la fortuna de su tío en una manada que estaba destinada a la ruina.

- ¿Algo más? -

- Dice que vendrá al funeral por respeto. - Decía el abogado William.

- Que maravilla. - Soltaba sarcásticamente porque lo último que quería era ver el rostro molesto de esa Alpha.

Sólo dos semanas habían pasado de la muerte de su tío, y según sus forenses la muerte fue de causas naturales, tuvieron que cremarlo y esperar un tiempo para que se le diera una despedida digna.

Habían pasado también casi dos semanas desde que habían entrado a su territorio a robarle y a humillarlo. Todavía no había iniciado la búsqueda, porque esperaría a que los ladrones bajarán la guardia y luego haría que se arrepintieran hasta de haber nacido.

Esperaba que como mínimo su plan no hubiera dado frutos, y ya que nunca había tenido hijos bastardos, menos esperaba que su primogénito lo fuera, porque si que la mataría, mataría a esa beta con alas de Ángel, por obligar a su sangre a ser un bastardo.

- Vamos, se nos hará tarde. - Jerome bufó terminando de hacer el nudo a su corbata, sabía que lo único que Hein quería hacer era ver a esa molesta Alpha tramposa.

- Esta preñada de tu tío por sí no lo recuerdas. - Habló claro, de Alguna manera le molestaba que su primo intentará seducir a la Alpha, quizá era porque ella nunca fue digna de ser parte de los Ashka o alguna otra cosa que él desconocía aún.

- ¿Y qué? Sólo quiero hablar con ella. -

- Dudo que quieras hablar de su embarazo. - En realidad lo que Hein quería era meterse en su cama, pero fuera de eso no deseaba más con la Alpha de baja categoría.

- Eso tú no lo sabes, tal vez pueda ayudar con algunas de sus necesidades. - Jerome sintió asco con sólo pensar en la Alpha de esa manera.

Terminó de poner su blazer, y terminar de acomodar el traje negro, al ir a la gran sala principal de su enorme mansión donde una foto de su tío adornaba el salón junto a sus cenizas, un par de recuerdos más, muchas personas que lo conocían y venían a dar sus respetos y despedirse figurativamente de él.

Un par de ellos se miraban genuinamente tristes mientras que otros cuchicheaban acerca de su envidiable fortuna, hablaban sobre quien heredaría eso.

Jerome platicaba tranquilamente con un par de los Alphas líderes de las jaurías que patruyaban su territorio, en realidad les preguntaba acerca de la noche en que fue invadido su territorio por tres betas intrusos, e incluso había preguntado si habían recordado o averiguado cualquier cosa que le fuera útil.

- ¿Adivina quién acaba de llegar? - Jerome ni siquiera tuvo que escuchar un nombre porque sabía de quién se trataba con sólo escuchar la voz de su primo.

- Me estás interrumpiendo. - Jerome tuvo que ignorar sus ganas de voltear a ver a las personas que llegaban, y sin embargo logró notar las miradas de asombro y curiosidad que las personas en el funeral tardío le daban a la linda chica que acababa de entrar. Su viuda decían y cuchicheaban acerca de la verdadera razón de la muerte de Hanns.

Last Pure Alpha ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora