29. Es un placer.

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- Gracias. - Murmuraba avergonzada Annelien en cama de Jerome, mientras estaba totalmente satisfecha y anudada, la posición era incómoda por tener al molesto Alpha a sus espaldas, olfateándo su cuello, sintiendo su respiración, y su lengua suavemente paseándose entre su cuello y hombro como si se pensará marcarla, y dejar una fuerte mordida ahí.

- No es necesario que lo hagas. Sólo te harías infeliz por el resto de tu vida. - El Alpha a su espalda se tenso un poco haciéndola reir. - Se qué pareces un gigante sin corazón, pero tu tía mencionó algo sobre tus valores antes de irte, y como te criaron para ser responsable etc, etc. Agradezco el cuidado, pero si lo sientes como una obligación no lo hagas encontraré a alguien que... - El Alpha empujó fuertemente en esa estrecha entrada apretada, haciéndola soltar un gemido con su nombre.

- Jerome... -

- Hablas mucho... - A Jerome poco le agradaba la idea de que otra persona tomará su lugar, más bien dicho mataría a la persona que intentará ponerle una mano encima con esas intenciones sobre todo por sus cachorros, o eso era lo que él se decía. - Nadie más va a ayudarte mientras lleves a mis cachorros ahí. - Regañó molesto. Ella rodó los ojos.

- Encontraré la manera para no necesitarte. - Decía muy molesta, porque sí, su cuerpo se sentía débil últimamente, la respuesta eran esos fuerte cachorros que robaban su energía, una felina como ella tendría dificultades hasta en el parto.

- Lo que quieras, mientras tanto te conviene comportarte más adecuadamente. -

- ¿Cuando no me he comportado bien? ¿Ah? - Preguntó ella molesta, haciendo que el enorme tanque tras ella presionará con fuerza sus caderas, y luego azotando su mismo con fuerza. Haciéndola soltar un pequeño jadeo por el ardor y el hormigueo codicioso que se estaba extendiendo por su cuerpo.

- Me estás sacando de quicio. -

- Jerome, tú problema es que yo nunca voy a ser como el resto de mujeres con las que has estado, está en mi ADN responder. Y yo nunca voy a quedarme callada para ser simplemente un trofeo sumiso. Puedo aceptar el resto, pero no me pidas que me comporte como esas Omegas debiluchas con las que has estado o sino... - Recibió un beso demandante de su parte, estaba casi comiendo su boca literalmente, saboreando su lengua y enterrando su lengua en lo profundo de su garganta.

La Alpha sólo podía callar muy suavemente, encontraba una sensación placentera al sentir su saliva a punto de escurrir por su labios, y tener ese nudo enterrado en sus entrañas era otra cosa aún más exquisita.

El nudo se deshincho lo suficiente como para sacarlo del interior de la Alpha, su semilla estaba escurriendo y era una vista que al Alpha le gustaba, ¿Era egoísta si quería marcarla de esa manera mejor? Porque lo estaba disfrutando como nunca antes.

- Te ves mejor con la boca cerrada. - Ella emitió otro leve jadeo, muy molesta consigo misma por disfrutar de aquello.

- No hagas eso. -

- ¿Qué cosa? - Preguntó Jerome concentrado en los jodidamente deliciosos labios de algodón de Annelien.

- Entiendo lo del nudo, pero besarse es demasiado. Simplemente no entiendo lo que está ocurriendo. - Se dijo a sí misma que sí seguían así iba a acostumbrarse a esos besos, y ella no estaba lista para eso. No estaba lista para disfrutar tanto de esos besos como lo hacía, o para que le gustará ese nudo demasiado.

- No es necesario que lo entiendas de todas maneras. - Se quejó Jerome, levantándose de la cama, y yendo a por su ropa. No le agradaba eso, no le agradaba tener que dejar su cama, peor aún ¿Porque no sólo la follaba en su cama?

Pero Jerome sabía que sí la dejaba entrar a un lugar en que ninguna de sus otras parejas habían entrado sería su fin, sería como aceptar que ella no iba a volver a salir de su casa, no la quería ni fuera de su cama seguro, y aquello no le agradaba. No le agradaba depender de la Alpha hasta el punto de que sí ella no estaba bien y cómoda él tampoco lo estaría, tenía un miedo como la mierda de tener dependencia emocional, porque ella iba a manipularlo. Lo veía en sus anchas caderas y su hermoso trasero, en su sonrisa encantadora o en esos ojos derrochadores de dulzura.

- De todas maneras gracias. - Murmuró la Alpha arropándose bien en cama. - Aunque te moleste tanto hacerlo. - Anne por su parte en realidad sabía o al menos creía que al Alpha le asqueaba su cuerpo.

- No es molesto. - En realidad Jerome hubiera querido decir que era un placer, literalmente. Pero la verdad era que su orgullo incluso podía más.

Last Pure Alpha ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora