30. Dichoso vestido.

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Jerome gruñó molesto al ver como aquel vestido rojo apretaba el pequeño, pero regordete cuerpo de la Alpha, su complexión física había cambiado mucho por su embarazo.

Su vientre estaba muy abultado lo cuál realmente le agradaba, sus caderas increíblemente y casi deliciosamente anchas, sus senos habían crecido un poco, se habían vuelto tan tentadores que casi se derretían en su boca cuando tenía la oportunidad de anudarla, más por propia necesidad de Jerome que por la felina que cargaba sus cachorros.

- He subido de peso, ¿Verdad? - Annelien era consciente que había subido mucho de peso debido a la estricta alimentación que Jerome casi le obligaba a seguir, había comido más en el último mes, que casi en toda su vida. - ¿Voy por otro vestido rápido o me quedo con este? -

- ¿Y qué tardes otras dos horas para cambiar tu maquillaje y peinado? No gracias. - Negó Jerome, escogió uno de esos abrigos lujosos que él mismo había comprado para cubrirla. - Ni te atrevas a quitártelo. -

- Si señor. - Mofó la Alpha cansada, ya no podía hacer más para parecer perfecta para las cámaras a las que se enfrentaría como la "pareja" de la manada más poderosa.

Si bien los Ashka no eran la manada más grande si que tenían un gran poder que databa desde hace muchos siglos atrás.

Al subir a la limusina que los llevaría al hotel en el que se celebraría la reunión. Annelien no pudo evitar sentirse incómoda con la mirada del Alpha sobre sí.

- ¿Hay algo que te moleste? -

- No coquetees con nadie. O me aseguraré de despellejarlo en la plaza. - Ella río un poco.

- Si, si ya escuché eso más de veinte veces desde ayer. Así que tranquilo que no queremos que nadie empiece una guerra por una Alpha preñada ¿Verdad? - Río incómoda. Sólo esperaba que un par de sus protegidos fueran, o eso fue lo que le pidió a Koen antes de salir hacia la dichosa fiesta.

- Creí que no te importaría hacer cualquier cosa que se te dé la gana. -

- No pienso discutir hoy Jerome, y luego hacer ver en las cámaras que estamos estúpidamente enamorados, ¿Verdad cariño? - Soltó esa sonrisita burlona, porque había visto las declaraciones de Jerome al periódico donde decía que efectivamente estaba enamorado de la madre de sus cachorros, y que la relación se dio casi espontáneamente.

- Era la única manera de que pararán las preguntas. - Ella río está vez.

- Si claro, sólo disfraza tu asco por mi está noche por amor. - Murmuró molesta.

La limusina paró frente a la entrada de la gran hotel donde se celebraría la dichosa reunión. Ella fue blanco de cámaras y flashes al bajar tras Jerome. Quién con un rostro serio tomaba la mano de Annelien para ayudarla a bajar.

Su mirada plateada les advertía a todos que en definitiva no quería que entrevistarán a su pareja. Pero lo que le sacó una sonrisa genuina en los labios fue cuando pasó su brazo tras su espalda y la hizo casi mostrar la barriga que se marcaba muy bien bajo ese vestido apretado rojo, le robó un pequeño beso a la Alpha haciendo que los fotógrafos se volvieran locos. 

Posaron ligeramente y luego siguieron su camino al resto de la entrada.

- Eso fue mejor de lo que creí.  - Murmuró Anne, saboreando sus labios con sabor a menta por el aliento de Jerome.

- Mantén esa linda lengua en tu boca. - Habló Jerome, viendo aquellos tentadores labios que no le molestaría castigar con un enorme nudo en su interior.

- Cierto ¿No queremos arruinar mi maquillaje, verdad? - Se río con él como si de verdad coquetearan.

Tras saludar a un par de personas de otras manadas, aparte de dejarla rodeada de un par de personas de confianza que eran de Ashka, Jerome fue a hablar sobre asuntos importantes con una de sus manadas vecinas.

Annelien vio esa oportunidad como para escabullirce.

- Necesito ir al baño. - Confesó a los enormes Alphas y Betas que estaban a su cuidado. - Sostenme esto por favor. - Les sonrió amablemente, y se quitó el abrigo por completo. Dejándose en ese llamativo vestido rojo apretado. - Son los cachorros. - Decía con aquel rostro casi angelical, que no contrastaba con aquel cuerpo deliciosamente tentador.

- Como desee señorita. - Dijo el Alpha que recibía el abrigo intentando ignorar aquel cuerpo llamativo, con aquel delicioso aroma a cerezas y fresas.

La Alpha rápidamente busco el "baño", pero se desvió un momento a buscar a sus protegidos. Los encontró en el patio trasero mientras Koen la halaba del brazo para platicar en privado. Recibió un abrazo fuerte de Ria, y también de Koen.

- ¿Estás bien? - Ella asintió inmediatamente.

- Estas más grande. -

- Lo tomaré como un cumplido. - Exclamó molesta a Koen. - ¿Qué esperaban? Son tres. -

- Bueno eso creo. - Annelien frunció el ceño al ver como Koen sonreía.

- ¿Todo está bien en la manada? - Preguntó preocupada por su gente. - Estaba pensando en que ahora que están cerca podría hacerle beber algo a Jerome, y escaparme antes de regresar a la manada, aún tenemos los papeles de Hanns ¿Verdad? Podremos soportar con eso o... -

- Ojalá pudieras verlo, es precioso como está todo y los Ashka han mejorado mucho en la ciudad. -

- ¿Cómo? - Preguntó Anne a Ria.

- Han traído lo mejor de lo mejor, para arreglar la calidad de vida de todos en el pueblo, ahora parece una ciudad y todo. - Ella no entendió, no entendía de lo que hablaban.

- ¿No están siendo torturados o...? -

- ¿Tan mala persona parezco? - La voz de Jerome tras ella la asustó, aparte de que conocía ahora que ese tono lo usaba cuando estaba molesto.

- No, es que yo, pensé... -

- Te dije que no te quitarás el maldito abrigo. - La Alpha lo miró molesta de repente.

- Tenía mucho calor. ¿Está bien? -

- No me interesa, te están comiendo con la mirada. - Ella suspiró molesta aún más. Yendo a tomar la mano del Alpha.

- ¿No podrías arrancarle los ojos entonces, cariño? Me vestí así para ti. - Aquel beso que robó de Jerome antes de volver a entrar al hotel le sabía a gloria y agradecimiento, ahora estaba realmente agradecida al saber que los suyos estaban a salvo.

Siguió a las mesas donde sabía que la comida le quitaría aquel mal sabor de boca, por su mala actitud.

- Annelien ponte el abrigo. Por favor. - Murmuró Jerome de brazos cruzados, mientras ella lo ignoraba reuniendo pequeños platos de deliciosa comida.

- En otro momento. - Ingirió un par de bocados de un postre, haciendo que Jerome casi pierda su paciencia.

- Esta bien, le arrancaré los ojos a todos para que no te vean y empezaré por tu manada. ¿Crees que no lo olí? Tienes el aroma de los Lyyov sobre ti. - Cansada Annelien volteó a verlo.

- Me gusta este vestido, uno que pensé que compraste para mi. - Dejó el plato en la mesa, y decidió abrazar el ancho torso del Alpha. - Para que lo luciera para ti. No hagamos una escena aquí cariño ¿Si? - Le beso otra vez suavemente en los labios.

Jerome la agarró fuertemente uniendo sus labios y mordiéndolos ligeramente, aquellos labios tentadores, lo estaban llevando a su límite y para su propio mal, él era mi codicioso, la quería toda para él.

- Dejen un poco para el postre. - Pidió un Alpha a sus espaldas que casi podía ver el fuego de la pareja frente a él, no le asombrada que la Alpha estuviera embarazada tan pronto.

Last Pure Alpha ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora