9. El efecto.

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- Se le llama disfraz. - Annelien veía con total asco a Koen porque ahora los tres olían a simples betas y aunque era la verdadera naturaleza de Ria, hasta ella se sentía incómoda y hasta desprotegida sin el verdadero aroma de sus amigos rodeándola.

- ¿Van a transformarse ahora? - Le preguntó Anne a los demás, y en realidad Koen sólo esperaba que la última patruya antes de la tarde pasará, pronto en un abrir y cerrar de ojos estarían en el otro territorio, ya diferencia del resto de especies la suya era la más rápida de felinos y estando transformados tomarían ventaja de eso para cruzar la frontera sin que nadie lo notará.

- Ahora. - El pelaje con manchas se hizo presente, las garras retráctiles, la enorme cola que se movía de acuerdo a su estado de ánimo, y los bigotes que ayudaban con su equilibrio, eran un poco pequeños a comparación de los lobos o otras especies, pero su rapidez y audacia lo compensaba.

Esperaron a que la jauría de lobos que custodiaba la manada de Ashka pasará y luego ellos tomaron ventaja de sus atribuciones para cruzar la frontera e incluso adentrarse en el bosque.

Koen iba adelante, haciendo que las otras dos cheetah le siguieran porque ellas no conocían del todo el territorio. Y Koen lo conocía por ser un híbrido de esa manada al igual que Ria, al final terminó viviendo con los félinos y Ria verdaderamente no recordaba nada al haber sido muy pequeña en ese entonces.

Al llegar a las orillas del lago decidieron disminuir la velocidad y de paso tantear terreno, observaron que en definitiva el castillo antiguo estaba abandonado, las bestias entraron al lugar y regresaron también a su forma humana.

- Lo localice en el camino, y él también sintió algo extraño así que seguramente venga hacía acá. - Decía Koen lanzándole una jeringa a la Alpha. -  Vas a tener que ponerte esto. -  Annelien logró  atrapar la jeringa, y suspiró un momento antes de inyectarse a sí misma, pero se inyectó rápidamente en el brazo.

- ¿Porque el apuro? -

- Jerome nos olfateó así que seguramente vendrá el mismo a ver que sucede con nuestros aromas. O porque cruzamos así. Ten esto. - Le pasó un antifaz a la Alpha.

- Pensé que no necesitaría esto. - Decía Annelien confundida, porque no entendía para que querría cubrir su rostro.

- Sólo por sí acaso, él está a menos de 100 metros. - Annelien entonces tomó el antifaz y decidió ponérselo. Su piel comenzó a arder, el afrodisíaco en su sistema pronto haría efecto.

- ¿Dónde vamos a...? - Annelien preguntó sintiéndose un poco mareada. Escuchó ligeramente los pasos de Koen, dirigiéndose a lo que sería quizá una alcoba vieja.

- Esto va a servir... - Koen le pasó una pequeña pistola a presión a Ria. - Cuando entre le disparas. - Ria asintió al ver el contenido de la pequeña pistola de aire, sería para darle un calmante. - Ponte esto. - Le pasó una capucha a Ria, y él también se puso uno para no ser reconocido.

Todo pasó tan rápido que ellos no habían notado que Jerome definitivamente ya estaba en ese castillo viejo.

- ¡A los tres betas que entraron! Si salen no voy a matarlos. ¡Sólo quiero saber a qué vinieron a mi territorio! - La fuerte voz de Jerome casi hizo temblar a la Alpha, porque pronto comenzaría su pequeño celo.

- ¡Arrogante! - Susurró apenas Annelien, intentando terminar de sacudir el viejo y horrible intentó de colchón viejo en el haría lo necesario para quedar en cinta. - Alpha estúpido con complejo de perro. - Exclamaba, sabiendo que la escucharía y apuraría su paso a la alcoba.

- ¿Cómo me llamaste? - Al entrar a la alcoba tres descargas de diferentes fuertes sedantes le fueron aplicados al enorme Alpha sangre pura.

Se sintió un poco debilitado de inmediato, y perdió el equilibrio como si el piso se moviera.

- Fue más fácil de lo que pensé. - Exclamó Anne colocando una sábana suya limpia sobre el colchón viejo.

- Ahora sólo movámoslo. - Dijo Koen, invitandolas a que le ayudarán a mover el pesada cuerpo del Alpha.

- Es pesado. - Exclamó Ria.

- ¿Cuánto pesa? ¿Una tonelada? - Se quejaba Anne.

- Su linaje antiguo hace que tenga este tipo de cuerpo. - Y vaya que podías saber de su sangre muy superior a la del resto de criaturas, lo sabías por sus casi 2 metros de altura y sus muy sólidos músculos desarrollados para ser una bestia casi indomable.

- ¿Le quitamos el abrigo? -

- Hace frío, no lo queremos matar, y no creo que lo necesites sin abrigo. - Hablaba Ria.

- Esta bien. 1, 2, 3... - Con la mayor fuerza que pudieron obtener lograron subirlo al colchón de piel de oveja. - ¿Sólo esto? - Koen negó, poniéndole una especie de suero a Jerome. - ¿Qué es eso? -

- Más sedantes. Su cuerpo va a comenzar a rechazar el que ya tiene y a eliminarlo de su sistema. - Koen sabía de lo diferentes que los Alpha sangre pura podían ser. - Así que mientras no se quite el suero estarás bien. - Pero luego Anne observó extrañada como Koen ponía un par de cadenas en sus brazos, eso no serviría de mucho si estuviera en sus cinco sentidos.

- ¿Annelien? - Ria se preocupó al ver que su pulso había aumentado y su respiración estaba más agitada.

- Sólo está haciendo efecto. - Koen observó detalladamente a su Alpha, ella estaba bien. Sólo estaba haciéndole efecto la droga en su sistema. - Ahora sí. Vas necesitar esto. - Koen le pasó un bote del cual Annelien tenía un completo y total desconocimiento.

- ¿Qué es...? -

- Vas a necesitarlo con el nudo. - Ria incluso estaba sonrojada sintiendo el aroma tan seductor de la Alpha, y luego Koen también inyectó a Jerome un fuerte afrodisíaco para que la Alpha lo tuviera aún más fácil.

- Nos retiramos, estaremos en el piso de abajo esperándote, si para mañana no has terminado, te traeremos un poco de comida. -

Annelien sólo entonces cayó en la realidad de lo lejos que estaba dispuesta a llegar por su pequeña manada. Pero ya estaba ahí, y esa era la única solución que encontraba.

Last Pure Alpha ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora