- Nos iremos hoy mismo. - Le decía Jerome a su tío, pues extrañamente el aroma de la Alpha tan cerca al de su tío era putrefacto para su nariz.
- ¿Seguros? Pensé que se quedarían. - Decía Hanns arreglando ligeramente su traje y sosteniendo un poco su bastón al sentirse un poco mareado.
- Será mejor que disfrutes tú Luna de Miel viejo. - Decía Hein con burla, viendo de reojo a Annelien quien estaba por su lado absorta viendo en un balcón el bosque a lo lejos mientras bebía un poco de agua fresca, aniquilando sus verdaderos pensamientos de destrozar a las personas dentro de su propia casa, pues ellos de verdad eran un chiste para ella, sobre todo la Omega que había venido con los Ashka.
- Creo que me mataría si pudiera. - Decía Karya abrazándose aún más a Jerome, pues quería el calor de su Alpha, aunque no fuera seguro y/o sobreprotector del todo.
- La mataría antes que lo intentará. - Afirmó Jerome acariciando suavemente la cabellera de la linda Omega.
Más en su lugar Annelien río un poco luego de escucharlo hablar, era su casa, su territorio y ahí ella mandaba así le gustará o no al otro Alpha. Se acercó lentamente a la pequeña Omega, le gustaba ver como fingía miedo frente a otros y se comportaba de otra manera verdaderamente sin que nadie lo notará al ser una "dulce Omega".
- Si tan incómoda se siente con mi ser presente, está completamente invitada a irse. - Le indicó Annelien quién con gracia y una sonrisa encantadora que se dirigía a la pareja. - Ambos. - Observó valientemente los ojos azul-grises de Jerome, y este en serio la hubiera matado si podía ahí mismo.
- Creí que éramos invitados. - La Alpha suspiró y tomó aire otra vez, porque con sólo escuchar la voz imponente de Jerome era suficiente para hacerla molestar y mucho.
- En realidad Hanns, no me dijo que ustedes venían y aunque no me molesta, si me sorprende. Creí que los de su clase nunca venían a lugares como este. - Jerome sonrió ante la provocación de la Alpha.
- ¿De mi clase? -
- Así es... Los suyos no vienen a lugares de baja categoría. - Jerome estaba por soltar un par de palabrotas y poner en su lugar a esa astuta Alpha, porque sí, quería verla humillada, y tal vez verla rogando añadiría aún más belleza a su preciosa carita.
- Mira yo voy decirte que el hecho que... -
- ¿Qué pasa aquí? - Hanns llegó lentamente caminando despacio hasta estar con ellos.
- Cariño, van a irse ahora mismo. Al parecer no les gusta el lugar. - La sonrisa sincera en el rostro de la nueva esposa de Hanns afirmaba lo que Jerome sospechaba, una embustera que se aprovechaba de las personas.
- ¿Como? -
- Si tío sabes que no puedo ausentarme demasiado de la manada, ellos en cambio verdaderamente necesitan de mi. - Decía Jerome viendo a los ojos a Annelien.
- Aún pueden relajarse un poco más. - Decía Hanns obvio.
En cambió Annelien decidió mejor retirarse de ahí y evitar malos entendidos. Aburrida como siempre se sentía, era una Alpha sin chiste. Anne caminó con calma hacía el jardín trasero de su casa, tal vez no era tan grande como las de los Ashka o otras familias, pero tenía lo suyo como ese columpio que de niña amaba tanto.
Optó por ignorar el desastre de personas dentro de su casa, y sonreía meciéndose en el columpio, los tacones y la tierra juntas no le importaba, en realidad estaba más enfocada en como ayudar a los suyos, tenían pocos ingresos, su población era mucho menor a otras manadas, no tenían espacios a los que sacarles provecho y aunque su ahora esposo tal vez sería bueno aportando dinero y poder a la misma, ella también tendría que lidear con todos los problemas de su manada y los suyos.
- ¿En qué piensas? - Preguntó una voz conocida cerca de ella.
- Mi manada. - Hein levantó sus cejas asombrado.
- ¿Tanta prisa tenías de casarte como para hacer la boda de la noche a la mañana? -
- ¿Eso dicen todos? - Hein asintió con una sonrisa intentando no caer ante los lindos encantos de Alpha ahora su tía politica.
- Eso parece si haces las cosas así. -
- Tenía prisa por casarme y cumplir con mi destino, según mi madre sólo después de eso los míos estarán mejor. -
- ¿Cómo? -
- Una premonición... - Al Alpha le asombró aquello.
- ¿De qué Luna? -
- Mi madre, ella podría no haber sido la mejor Luna, y seguramente yo no lo seré más, pero ella aún así no se equivocaba. - Hein frunció el ceño aún más asombrado en su interior, porque tal vez eso quería decir que no era una mala persona como parecía.
- Hein. Vámonos. - La voz de Jerome fue quién los sacó de su plática, había escuchado todo, y aunque aún la Alpha no le agradaba tenía que admitir que parecía ser una Alpha devota a su manada.
- Aún no terminaba mi plática... -
- No me importa, vámonos. - Jerome en su lugar nunca había tenido un sentimiento de odio inmediato o el repudio a otras personas, pero sin embargo la Alpha se lo ganaba de lejos, ni siquiera él sabía la razón.
- Sólo una pregunta más... - Hein volteó a ver a Annelien. - ¿Te parecía un buen candidato? - Por primera vez en todo el día una verdadera sonrisa sincera cruzo el rostro de Anne.
- Me parecías el más adecuado. - Admitió sin vergüenza alguna la Alpha, haciendo reír a Hein.
- ¿Y Jerome? -
- Nunca estuvo en los candidatos si quiera. No es un Alpha que considería bueno en un matrimonio. - Para Jerome eso era una cachetada a su orgullo.
- ¿Como? -
- ¿Quieres que mienta como lo hace esa Omega falsa que te rodea todo el tiempo? - Preguntó Annelien con una sonrisa al Alpha.
- No sabes de lo que estás hablando. -
- Oh claro que lo sé, quizá sea porque pronto seré una Luna, pero algo me dice que tú también lo sabrás dentro de pocos días. - Ella lo observó fijamente sin dejarse intimidar por su enorme altura o su aura imponente. - Puede que seas un buen Alpha para tu manada también, pero eso no te deja ver que esa Omega es una falsa. -
- ¿Vas a seguir hablando así de mi pareja? - Preguntó Jerome enrollando las mangas de su camisa y sin embargo la otra Alpha río un poco levantándose de su lugar, y caminando lentamente hacía él.
- ¿Qué? ¿Vas a golpearme Alpha? - Preguntó Annelien al molesto Alpha, porque no iba a negar que ganas de patearle el trasero a un Alpha tan arrogante como Jerome no le faltaban.
- Voy a enseñarte a callar. - La sujetó fuertemente de la mandíbula, y aunque Jerome decidió ignorar la suave piel bajo su tacto o el delicioso aroma que ahora quedaría impregnado en cada uno de sus dedos, la Alpha ni siquiera se inmutó. No le tenía miedo, ni aunque ella tuviera que casi torcer su cuello para ver esos ojos que daban miedo, o aunque su mano enorme y pesada pudiera desgarrar su cuello en ese instante.
- ¿Cómo Alpha? - Preguntó Annelien con una mirada serena, pero que Jerome interpretó como retadora.
- Es mejor que nos vayamos. - Hein interrumpió la burbuja que sin querer los otros dos Alpha se habían metido. Sino fuera porque Hein conocía a su primo, y sabía que tenía una relación sería con la Omega Karya, diría que Jerome estaba evaluando sutilmente ala Alpha, para ver si ella era digna de él también, extraño que ambos Alphas se odiaran con tan sólo verse.
- Tienes razón. - Soltó la quijada de la Alpha frente a él con molestia. - No vuelvas a meterte en mi camino. -
- Tú ni siquiera tientes mi paciencia Alpha. - En cambio el verdadero control que la Alpha tenía sobre sí era admirable, eso ni siquiera Jerome podía negarlo.
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Last Pure Alpha ©
WerewolfEn la manada más pequeña del mundo, Lyyov, hay problemas, serios problemas. Como el hecho de que el Alpha y su Omega acaban de unirse a los dioses de la naturaleza para la eternidad. Su única hija y heredera, Annelien es la persona designada a cuid...