28. ¿Tienes miedo?

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De regreso a la mansión del Alpha se encontró con un Hein que ordenaba que aparcaran su auto, ella se bajo del taxi que había pedido que la trajera, y observó como con una sonrisa asustada Hein quería escapar de ella, pero su instinto de Alpha y sus buenos modales se lo impidieron yendo a ayudar a la Alpha que estaba muy cargada con cosas nuevas que había comprado.

- No creí que te gustarán las compras. - Hein fue el primero en hablar luego de ayudarle a sujetar enormes bolsas con sus dos manos.

- En realidad no me gusta. - Admitió con una sonrisa Annelien.

- Pero Jerome me dió su tarjeta, así que creí que le encantaría ver como la madre de sus hijos gasta su fortuna. - Se encogió de hombros, en realidad había comprado sobre todo ropa, ropa que ella no tenía y que en realidad necesitaría a medida su vientre aumentará de tamaño.

- Lo único que hará será hacerlo enojar. -

- Mejor supongo. Me gusta verlo molesto. - Admitió guiando a Hein a su habitación, Jerome que venía saliendo de la suya con el cabello mojado por su ducha recién.

Observó como su primo ayudaba a Annelien, sabía que su primo nunca se metería con su pareja, pero el problema radicaba en que no eran pareja, además ¿A Jerome no le gustaban las Alphas, verdad?

- ¿Qué diablos estás haciendo Hein? -

- Tranquilo, sólo estaba ayudándola, tiene tus cachorros deberías tener más cuidado. -

- ¿O qué vas a intentar algo con ella? ¿Cómo dijiste? ¿Algo rápido? - Hein se vió expuesto y la Alpha enarcó una ceja un poco asqueada.

- Cuida tu de ella, entonces. Y si tanto te molesta pensar que voy a intentar algo marcala. - Jerome negó molesto.

- No me molesta. - Hein llegó a su lado empujando y dándole todas las bolsas enormes que había comprado la Alpha.

- Eso no es lo que dice tu vena en la frente. - Annelien emitió una pequeña risa, es que le encantaba ver muy molesto al Alpha.

- Cállate Annelien. -

- ¿Qué? ¿Tampoco puedo reír? - Abrió la puerta de su habitación. - Entra las bolsas por favor. - Pidió mientras que Hein escapaba hacía el primer piso.

De mala gana entró a la habitación de la Alpha.

- ¿Dónde las pongo? -

- En cama por favor. - Pidió con una sonrisa amable.

- ¿Qué tanto compraste? -

- ¿Qué tanto compré o compraste? Porque en teoría pedí que lo cargarán a tu cuenta. - La vena molesta en la frente de Jerome se ensanchó aún más haciendo reír a la Alpha otra vez.

- ¿Porque tanto? -

- El vestido que querías que usará para lucir como un perfecto trofeo. - Levantó ambas cejas mostrándole el vestido rojo de gala que usaría para esa próxima reunión de manadas. - Y también compré un par de joyas a juego. -

Él tuvo que pasar una mano por su cuello donde resaltaban sus venas, y sus ojos plateados la miraban muy amenazadores, ella no podía evitar pensar en que era sumamente ardiente, el padre de sus hijos era lo suficientemente apuesto aunque tuviera una fea personalidad.

- ¿Te enojaste? - Decía ella delatándose con una pequeña sonrisa. - Porque también compré ropa de embarazada, creo que me voy a poner enorme y... - Sin querer mostrándole la ropa cara se resbaló un poco de lencería.

- ¿Qué es esto? ¿Para lucirselo...? -

- Esto es para usarse Jerome, y si... Embarazada y tendré necesidades que seguramente... -

- Sólo no avergüences a lo que sea que los medios piensen de nosotros o las consecuencias no las vas a pagar tú. -

- ¿Qué estás queriendo decirme? ¿Qué no puedo hacer lo que se me de la gana? -

- Por si no lo recuerdas tú robaste mis cachorros. Ahora tienes que cuidarlos. Si no hubieras sido tan tonta... -

- ¿Cuantas veces tengo que decirte que no tenía una maldita opción? ¿Sabes por lo menos de donde vengo? Es nuestro fin Jerome y sólo si lograba encontrar una manera para salvarlos así como para tal vez mejorar su calidad de vida... -

- No pongas más excusas Annelien, no me interesan. -

- Pues deberían interesarte porque por sí no lo sabías ahora cargo aquí a los cachorros. -

- Unos cachorros que yo no quería. -

- Entonces déjame volver y no vas a volver a saber de nosotros ni siquiera voy a ir a las reuniones de manada o tal vez nunca vuelvas a verme... -

- Aunque no los quería son míos. ¿Entiendes eso? Maldita sea mis cachorros y son tres fuertes cachorros. ¿Aún no entiendes lo que quiero decir? No me interesa el tiempo que te tomé pagar por robarte lo que es mío. Si es necesario que te quedes para toda la vida hasta tu muerte así será. - Habló lo suficientemente fuerte como para que Annelien mostrará su cuello un poco de manera sumisa.

- Imbécil. - Refunfuñó más molesta y tal vez alterada, incluso se sintió mareada.

- Te ves mejor así. -  Jerome no pudo evitar notar el atractivo en la molestia y sumisión de la hermosa Alpha, y el como había un pequeño olor a cerezas y fresas batidas en el aire. Lo estaba llamando muy silenciosamente a tomarla, y él no quería desperdiciar ninguna oportunidad.

Tocó su cuello suavemente con su enorme mano descendiendo a su clavícula, donde decidió dejar un par de caricias con su pulgar.

- No lo hagas, Jerome. - Demasiado tarde, Jerome tenía atrapados sus labios con sus dientes, y de verdad parecía querer morderlos, darle un par de mordidas que se merecía.

Esos preciosos labios de algodón eran todo un maldito manjar que apenas había tenido la oportunidad de probar. Annelien asustada de los toques o de su mismo cuerpo saliéndose de control, sujetó con fuerza el vestido sobre su vientre asustada de verdad por primera vez.

- ¿Ahora si me tienes miedo? - Ella negó siendo realmente honesta.

- ¿Por qué lo tendría? Le tengo miedo a tu manada y quién sabe que cosas estén haciendo con los míos. - Con una sonrisa genuina en los labios el de los ojos plateados depósito su mano en el vientre de la Alpha, le encantaba sentir a sus cachorros ya que no podía escucharlos.

- Portate bien y se tratarán bien, portate mal, y serán extintos. - Ella jadeo ligeramente al sentir el suave mareo.

Sujetando su pequeño cuerpo contra el suyo Jerome sabía lo que los pequeños cachorros en crecimiento querían, la protección de su padre y él les daría lo que pedían.

Last Pure Alpha ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora