23. No en sueños.

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- ¿Entonces todo listo? -

- Si Alpha. Las jaurías salieron ayer en la tarde como pidió, los materiales y el resto también. Se les informará a los lugareños sobre la situación actual de su Luna y su relación con el Alpha de nuestra manada cuando los nuestros lleguen a ocupar sus lugares. -

- Que no se olviden de lo que pidió y tenía planeado la Alpha. También sigan las instrucciones de sus protegidos. - Ellos asintieron, sabiendo que podían irse tranquilos.

El Alpha ahora era también casi oficialmente el Alpha de los Lyyov, no es que les tuvieran algún tipo de respeto, pero efectivamente ellos estaban descuidados de Alpha y él se encargaría de ponerlos en su lugar.

Terminando su trabajo sobre la manada y organizando sus nuevas estrategias a seguir. Se sintió curioso por el estado de la Alpha, por sí había despertado y ahora se encontraba mejor.

Subió con pesadez las escaleras, casi tropezandose en el último escalón al olfatear fugazmente motas a cerezas y fresas batidas, su aroma dulce casi siempre lo descolocaba, porque fuera de que le había robado a su descendencia, ella tenía buenos modales, era callada, parecía la Alpha perfecta, a excepción de cuando sólo quería verlo enojar.

Abrió la puerta con lentitud, chocando con la hermosa imagen de una Alpha con cabellos desordenados sosteniendo su propia camisa entre sus manos y casi apretándola a su pecho como si fuera su seguro de vida, y casi efectivamente lo era, parecía adorable y aumentaba su ego aún más cuando sabía que prácticamente ahora ella era dependiente de él aunque lo intentará negar.

Caminó con lentitud hacía la cama y deseó encontrar aquella paz más veces de las que tenía que hacer guerras. Las mujeres con las que salía apenas soportaban fingir interés alguno en su aburrida, molesta y gruñona forma de ser, por eso cuando otro Alpha intentaba salir con ellas fácilmente caían en sus trampas. Y no quién para retener a nadie, no iba a obligar a quedarse junto a él a alguien, ni siquiera porque rogaran por su marca, él iba a dársela a quién la mereciera si quería.

- Me estás volviendo loco. - Admitió finalmente, ella no era nada de lo que quería, los cachorros eran una bonificación también, sin embargo ahí estaba y le molestaba que vinieran a descontrolar todo el control que había logrado obtener.

Decidió unirse con ella a la cama, ayudarla tal vez un poco aunque no lo admitiría. Parecía rogar por sus feromonas así que él se las daría directamente.

La cobijó entre sus brazos, y de inmediato casi la Alpha se relajo, dejó de tensar su cuerpo y sólo amoldarse al enorme del cuerpo junto a ella, sonrió inconscientemente disfrutando del momento, sabiendo que ella se miraba aún más hermosa cuando no abría la boca sólo para hacerlo enojar.

• • •

Una completa delicia, cuero, canela y menta picaba su nariz, se removió en la cama con una sonrisa genuina, en estas últimas semanas jamás creyó haber dormido tan bien, respiró hondo otra vez disfrutando del exquisito aroma.

Abrió los ojos con lentitud, y se encontró con un rostro molesto muy cerca, demasiado cerca para ella que de inmediato quiso golpearlo, él detuvo su mano con un rostro igual de molesto.

- ¿Qué diablos haces en mi cama? - Jerome suspiró.

- Lo que deberías decir es gracias. - La vió mal. Levantándose de la cama con lentitud, y quitando las manos que antes habían estado abrigando el cuerpo de la Alpha.

- ¿Cómo porqué? -

- El Doctor vino, o bueno tu doctor. - Exclamó Jerome con asco, haciendo fruncir el ceño a Anne.

- ¿Qué? -

- Dice que la razón por la que tu cuerpo débil no puede cuidar bien de si mismo ni de mis cachorros, es porque no tienes una marca. -

- Ni en sueños. - Negó de inmediato la Alpha.

- Lo mismo dije. - Si los ojos plateados no estuvieran concentrados en el hermoso rostro de la Alpha seguramente hubiera sonreído.

- Podré soportarlo. -

- Aja sólo ten cuidado con tus feromonas, dijo algo sobre que estarán fuera de control. -

- Ah sobre eso... - Ella se encontró a sí misma odiando ese hecho, y el mismo hecho por el cual la había descubierto horas antes cuando se masturbaba pensando en su cuerpo y en su nudo. - ¿Hay alguna manera de arreglarlo? -

- Marcándote con mi aroma. - Ambos cayeron en un abismo de incomodidad, a ninguno le agradaba la idea sólo por guardar las apariencias.

- Eso no va a pasar. -

- De hecho. - La sonrisa en el rostro del Alpha fue un precio que pagar, y ella lo pagaría caro.

- ¿Qué es eso? - Vio asustada al ver como sostenía un par de cadenas muy familiares, y lo supo de inmediato, eran las mismas cadenas con que lo habían atado.

- Hice lo que tenía que hacer por la mañana, paseé un poco también y traje un recuerdo para ti. - Ella se fijó en lo oxidados que estaban los grilletes, estaba asustada internamente y decidió no mostrarlo.

- ¿P-para qué o que?

- Cobró mis venganzas con la muerte, pero en vista que llevas a mis primeros cachorros ahí ojo por ojo, y diente por diente, con algo extra será justo. - Ella vió en sus ojos la decisión, e intentó reír nerviosamente, fallando en el intentó.

- ¿Q-Qué vas a...? -

- Ojo por ojo. - Se acercó a cerrar uno de los grilletes en la muñeca de la Alpha, y ajustandolos a su tamaño por él era mucho, mucho más grande.

Last Pure Alpha ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora