38. Impaciente.

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Advertencia: Suaves menciones de relaciones sexuales, sino te gusta pásate al siguiente cap.

- No. - Gruñó la Alpha al sentir las enormes manos del Alpha en sus caderas que querían voltearla y subir su vestido para entrenerse.

- Dijiste que me dejarías saber. -

- Dije que lo haría si me dabas lo que quiero. - Los ojos felinos de Anne le decían a Jerome que una extraña posesividad de Alpha se derrochaba a través de sus ojos, era tan preciosa.

- Tienes que estar bromeando. - Ella lo beso suavemente otra vez casi tentandolo con míseros besos delicados, y bajando del todo la cremallera, sosteniendo en sus manos aquella deliciosa y enorme erección, aún no estaba en su tamaño completo, una pequeña sonrisa de la Alpha bastaría para tener a su Alpha como quería.

- Por favor. - Rogó con un pequeño puchero Anne, se le estaba haciendo agua la boca mientras lo tenía en sus manos sin poder darle la atención apropiada.

El suspiro de resignación del Alpha le hizo asentir, no podía negarle nada a los ojos bonitos de su Luna, quién cargaba a sus cachorros. Ella sonrió.

- Gracias. - Sin mucho esfuerzo las rodillas de Anne terminaron en el suelo, sonrió en su interior al sostener el miembro viril de Ashka en sus manos, porque por lo general su Alpha era muy impaciente y no le gustaba jugar cuando podía tenerlo todo, sí, él era un impaciente que terminaba montandola donde y como se le daba la gana.

- Apresuraté Anne. - Pidió el Alpha al hincharse más ante la exquisita imagen de su Alpha de rodillas, con sus pequeñas manos sosteniendo su miembro, y que una de ellas llevará esa enorme piedra en el dedo que él le había dado.

- ¿Porqué? - Ella preguntó lamiendo sus labios y volteando a verlo con una sonrisa, justo antes de darle una lamida al miembro que la tenía rogando, era enorme y grotesco, pero podías ver la sonrisa de la Alpha y la satisfacción en sus ojos al sentir la mirada de su Alpha sobre ella mientras comenzaba a introducirlo a su boca ansiosa, repartiendo lamidas y con sus sonidos de succión esparcir de su saliva en aquel miembro. Era tan seductor tenerlo en su boca, ella estaba de rodillas, pero él era el que se estaba sometiendo.

Le parecía sexy que para entonces su Alpha la mirara muy molesto, impaciente por hacerla levantar e introducirse en su dulce entrada que estaba goteando.

- Sabes que soy impaciente. - Tras disfrutar de su extensión, el padre de sus cachorros se molesto al ver su vientre hinchado, podría estar ejerciendo presión, aquel pensamiento le molestaba. 

- A mi me gusta así. - Río ella con suavidad paseando la punta de su pene por sus labios, haciéndolo rebotar en su boca y saboreando sus labios como aquella delicia que era saborearlo, tan pérdida en la deliciosa sensación de control que tenía sobre él.

Cosa que terminó durando poco cuando su Alpha tomó su cabello suavemente y comenzó a dirigir las embestidas a su garganta. Su mirada lo decía todo, iba a castigarla más tarde. El fuego en sus ojos y sus embestidas rápidas y duras que estiraban sus labios al extremo, la tenían derramando gruesas lágrimas de éxtasis a través de sus mejillas abultadas enrojesidas, porque como ella había querido estaba siendo duramente follada en su dulce boca provocadora.

Al sentir una descarga en su boca, se encargó de tragarlo todo, su piel quemaba en éxtasis, se sentía como una Reina aún de rodillas, sobre todo por la mirada molesta de su Alpha que sabía que lo quería todo de ella, y ella le daría todo y más de lo que pidiera.

- Ven aquí. - Guardando su miembro de nuevo otra vez en sus pantalones le levantó para ver que ella estuviera bien. Pero sólo tenía una mirada de éxtasis en sus labios. - ¿Estás bien? - Ella asintió saboreando sus labios con una sonrisa.

- Más que bien. - Anne se acurrucó en sus brazos satisfecha. Recibió una fuerte palmada en su trasero que sólo hizo descender un delicioso escalofrío a su entrada por el ardor en su muslo.

- No expongas a mís cachorros así otra vez. -

- Estaba deseandolo hace mucho, y no pasó nada. - El Alpha se agachó frente a ella besando su vientre con ternura, pero sin su permiso subió su vestido, lo que la hizo reír de inmediato.

- ¿Te gusta lo que ves? - Preguntó acariciando suavemente sus caderas mientras le mostraba a su Alpha la ropa interior que llevaba puesta.

- ¿Cómo no podría gustarme? Es mío. - Gruñó él con una sonrisa en sus labios mucho más relajado, hundiendo su nariz en aquel lugar casi sagrado, dulce manjar,  sosteniendo sus caderas con posesividad. Odiaba pensar que no llevaba ropa interior con tantas personas a su alrededor.

- Soy tuya. - Murmuró la Alpha, haciéndolo hinchar su pecho con orgullo, paseando su nariz sobre la ropa interior de corazones y caramelos de colores que la Alpha llevaba, no era para nada ropa interior de lujo, sino algo simplemente infantil, y lo tenía justo como una roca listo para hundirse en su deliciosa entrada codiciosa y palpitante esta vez.

- ¿Qué era lo que querías? - Preguntó su Alpha a punto de bajar esa ropa interior y devorar sus paraíso.

- Lo diré después. - Negó la Alpha, bensándolo en la frente mientras se sujetaba de sus hombros para no perder el equilibrio cuando sintió el aliento de su Alpha justo frente a su entrada, iba a comerla lentamente y ella iba a disfrutarlo. 

Tocaron la puerta y el Alpha molesto gruñó, era Hein que venía a interrumpir su sesión de sexo oral con su preciosa Alpha.

- Sabes que tenemos que regresar. - Murmuró la Alpha está vez resignada a esperar el resto de la noche por su turno.

- Terminemos con esto entonces.  - El Alpha quería echar a todos de su casa en ese instante para disfrutar de todo el tiempo posible con su hermosa Luna embarazada. Besó con fuerza a su hermosa Alpha dejando sus labios hinchados, les dejaría saber a sus invitados con más marcas que estaba dejando en su cuello, que su Luna estaba siendo perfectamente cuidada.

Salieron juntos de ahí con la urgencia de terminar negociaciones, y por estar al fin solos.

Last Pure Alpha ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora