2. Alpha.

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Los personajes más importantes de cada manada destacaban, pero nada más que ese vestido de noche rojo chillón con lentejuelas un poco escotado de la espalda, Annelien a pesar de ser una Alpha tenía una figura envidiable, sus caderas no eran anchas o seductoras, pero en cambio sus lindas piernas y delicada cintura le daban su propio encanto, los tacones altos y su altura era para destacar.

Algunas mujeres de otras manadas cuchicheaban acerca de la linda Alpha, de como verdaderamente no tenía oportunidad con ningún Alpha por ser demasiado simple, por ser demasiado sosa y no tener mayor encanto que una hermosa sonrisa que no mostraba mucho, porque su personalidad era aburrida, poco más que un poco decidida y aquello era todo, o al menos lo que dejaba ver a los demás.

- Relájate Annelien, no te estreses demasiado. - Se lo decía Koen, quién la acompañaba como su guarda.

- No es eso. - Admitió, Anne intentando disimular su verdadero nerviosismo mientras se paseaba entre la comida expuesta para el resto en el gran y enorme salón de la manada anfitriona, la que este año tenía que organizar la dichosa fiesta. Annelien las odiaba. Las odió desde que era una cachorra. - Les encanta hablar de mi. - Volvió a mencionar sabiendo que muchos las escucharían porque todos estaban atentos a los nuevos fracasos de la manada más pequeña, quién su nueva Alpha era un chiste para el resto de manadas.

- Sabes que no pueden evitar criticar lo hermosa que eres. - Anne río por primera vez en la noche, mostrando a algunos invitados de la velada lo hermosa que naturalmente era cuando sonreía.

- Me encanta que seas mi mano derecha. - Admitió queriendo reír. - Eres mortalmente honesto así que consideraré eso como verdad. -

- Sabes que lo soy. - Asintió Koen, luego observó como de la nada otra vez su hermana Ria estaba siendo acosada por Alphas, porque su apariencia era la de una Omega. - Regreso pronto. - Anne volteó a ver hacía donde caminaba Koen, y sí, lo que se temía, otra vez Ria atrayendo la atención con su lindo parecer.

Annelien ignoró lo demás, ignoró los comentarios fuera de lugar que hacían sobre ella y su manada, y fue directamente a las mesas donde se servía la comida. Los bocadillos sin duda alguna se veían exquisitos, así que decidió probarlos y degustarlos.

Su comida, los bullicios y habladurías pararon cuando al baile se hizo presente una sola persona, su esencia era fuerte, como la testosterona que no dejaba que ella siguiera con su comida tranquilamente sino que volteará en su dirección, era un aroma demasiado seductor para ella y a su parecer eso casi nunca ocurría.

Sus ojos oscuros casi parecían negros por tener una mirada tan fuerte, pero aquellas pequeñas motas azules casi grises decían otra cosa, era imponente, tan alto que incluso podría torcerse el cuello si lo miraba demasiado tiempo, y a pesar de llegar tarde al lugar su mirada decía que ni siquiera se lo mencionarás.

A su lado una hermosa, muy linda Omega que se le colgaba del brazo como si de ello dependiera su vida, pero sin embargo no tenía una marca, y no tenía una marca porque aunque fuera su pareja en turno, la verdadera pareja de aquel Alpha había muerto muchos años antes, antes de que él mismo pudiera marcarla, por eso hasta la fecha él era el único Alpha que solo sin ninguna pareja lideraba su manada.

Annelien le importó poco que ese hombre que ni siquiera sabía como se llamaba, pero que era de su manada vecina, tuviera que hacer el protocolo y demás frente a todos por ser muy tarde, se enfocó por sobre todo en los hombres tan altos e imponentes también que le seguían, se preguntó si alguno de ellos tendrían el potencial para ser su pareja, pues aunque aún no le agradaba la idea tenía que pensar en el matrimonio, y viendo lo guapos que ellos eran tal vez no le importaría no tener que ser todo tan perfecto.

Ella decidió ignorar por completo aquel aroma seductor que la estaba alterando y tal vez molestando mucho por estar mezclado con el de la Omega no marcada, pero concentró sus pensamientos en buscar un verdadero Alpha en la fiesta que tal vez podría ser un buen marido.

- ¿Le ha gustado ese postre? - Ella nerviosamente terminó de tragar aquel postre de chocolate que le sabía a cielo.

- Así es... - Admitió con una pequeña sonrisa, limitándose a limpiar las comisuras de sus labios por sí se había ensuciando sin querer. - Me pareció un desperdicio que el resto no le prestará atención. - Volteó a ver al hombre frente a ella que olía a Alpha, sabía que había venido con su manada vecina, tenía unos ojos verdes que la pondrían a soñar si se descuidaba.

- ¿Alguna sugerencia? - Preguntó extendiéndole una de las dos copas que llevaba en la mano, Annelien intentó que sus manos no temblarán mientras la tomaba, y observó curiosidad en los ojos del Alpha frente a ella.

- ¿Es alérgico a algo? - Él negó frunciendo el ceño mientras le mostraba una encantadora sonrisa.

- Hein. - Ella asintió con una sonrisa.

- Creo que este podría agradarle. - Annelien ignoró el hecho de que su escote fuera demasiado seductor tanto que el Alpha frente a ella casi suelta un gruñido, y decidió poner la copa con la bebida en la mesa para extenderle al caballero frente a ella. - Tiene un pequeño sabor a salado que está en su punto. - Mencionó entregandole el pequeño y delicado platito, esperando hacer cada movimiento de la manera adecuada para no dejarla en ridículo.

- ¿Podría ayudarme? Creo que no se la forma correcta de... - Anne muy amablemente le extendió un pequeño bocado, y Hein sonrió de inmediato, la Alpha era demasiado encantadora y su sonrisa era un amor. - Tiene razón. - Asintió Hein después de tomar el bocado y degustarlo.

- Me alegra. - Le sonrió finalmente Anne, tomando un sorbo de su bebida una que él mismo le había ofrecido, pero arrepintiendose de inmediato pues era demasiado fuerte para ella, lo hubiera vomitado, aunque decidió tragarlo.

- ¿Es posible que me permita bailar una pieza con usted? - Ella asintió de inmediato, ambos dejaron sus copas en la mesa, y la Alpha tomó la mano que el Alpha de manera caballerosa le extendía yendo con el al medio del salón para bailar de manera lenta.

- Es usted Alpha de nuestra manada vecina ¿Verdad? - Ella asintió un poco avergonzada.

- Así es... Aún no es oficial, pero falta poco tiempo para eso. -

- Recibimos su carta. - Ella hubiera corrido a esconderse por la vergüenza que sentía en ese momento.

- ¿Ah si? Ya me lo esperaba. -

- Jerome pensó en la oferta, pero decidió declinarla. - En realidad Jerome simplemente le pareció absurdo emparejarse con una Alpha.

- ¿Por ser Alpha? - Ella estaba al tanto de que muchos hombres temían emparejarse con ella por su naturaleza.

- No es por eso, usted si me permite decirlo es muy encantadora. - Admitió Hein, porque no mentía era una Alpha correcta y muy hermosa. - El Alpha de mi manada, Jerome tiene un temperamento algo delicado... -

- ¿Volátil? - Hein río mientras asentía, pues aquello era cierto, y los rumores sobre su comportamiento no eran necesariamente sólo rumores.

- Así es... -

- La verdad es que es sólo el protocolo. - Sútilmente se defendió Anne.

- ¿Aún no encuentra pareja? - La Alpha negó, demostrando así que no le daba vergüenza admitirlo, pero muy en el fondo si que se arrepentía.

- Aún no... -

- Yo podría ofrecerme para... - Koen llegó a interrumpir.

- Alpha, Ria quería mencionarle algo de suma importancia. - Annelien miró con calma a Koen aunque le molestaba que hubiera interrumpido su conversación con aquel Alpha.

- ¿Qué cosa? -

- Creo que sería mejor si viene conmigo. - Anne observó de reojo al Alpha Hein a su lado.

- No hay ningún problema puede ir por ahí y yo esperaré para terminar nuestro baile. -  Annelien asintió avergonzada, y siguió siendo llevaba por Koen hacía el exterior.

Last Pure Alpha ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora